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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

Una experiencia única, 'Pleasure' de Feist

Había curiosidad por escuchar el nuevo trabajo de Leslie Feist seis años después de ‘Metals’, y es que se trata de una artista tan ecléctica e inquieta que de ella no cabía esperar más que algo sorprendente. Y hemos acertado en parte porque con ‘Pleasure’ incide en su originalísima propuesta a la vez que avanza en la depuración de un sonido que ya conocíamos. Unas veces cerca de Chrissie Hinde y otras de PJ Harvey, pero siempre con las más grandes rockeras como referentes, la música de Feist es libre e intuitiva y está llena de contrastes. Con la austeridad por bandera (no necesita demasiados arreglos para vestir una voz tan seductora) se ha ido desprendiendo de la dulzura de sus inicios para, siempre con sutilidad, ir endureciendo su música.

 

Desde el primer tema y sencillo de lanzamiento Pleasure ya comienza a aislar las guitarras antes de ir descubriendo ritmos y melodías según avanza, y presenta a lo grande el sonido árido y desnudo que destaca en el disco entero. En la íntima I Wish I Disn’t Miss You se hace con el protagonismo su extraordinaria voz, enormemente expresiva, apenas acompañada por unos bonitos y sencillos acordes de guitarras, al igual que en Get Not High, Get Not Low, también primaria, algo más rítmica y dotada de una mayor calidez folk. También al servicio de su voz, Lost Dreams arranca en la misma línea para ir poco a poco ganando presencia guitarra y bajo en un rock contenido. Gana en contundencia con la destacada Any Party, original tema lleno de contrastes y con un estribillo suave, tras la que retoma la delicadeza en A Man Is Not His Song, bellamante interpretada y algo plana hasta su precioso final, y que incluye un sampleado final de sus amigos Mastodon. The Wind está sutilmente arreglada al contrario que Century, mucho más rotunda y especialmente intensa en el epílogo en boca de Jarvis Cocker, otra de las piezas a destacar. Es preciosa Baby Be Simple, más de seis cálidos minutos llenos de emociones sencillas, para cerrar con los aires blues de I’m Not Running Away y la reafirmación del propio estilo con la calmada Young Up y sus bonitos juegos vocales.

 

Vuelve a ser una experiencia única adentrarse en un disco de la canadiense, un carrusel de sensaciones expuestas con sencillez y economía, una experiencia exigente pero siempre recomendable. Poco a poco se ha ido desprendiendo de etiquetas hasta alcanzar un estilo único y excitante que huye de la tibieza, que te puede gustar o no pero nunca te dejará indiferente.



Autor: Javier Castro

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