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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

El frío y las banderas

La primavera ha llegado pero el invierno insiste en marcar la pauta. Han sido meses de intermitentes olas de frío, siempre intensas. Un invierno de los de antes aseguran los mayores del lugar. Nieve y temperaturas muy bajas y las banderas, una vez más, se han mostrado insuficientes para resguardarse del crudo y gélido invierno. No es que el material con el que las confeccionan sea de mala calidad –aunque algunas hayan sido producidas deprisa y corriendo-, tampoco el problema radica en que no cumplan con su cometido representativo, de símbolo de identidad y nación. Quizá la contrariedad radica –como siempre- en el vacío interior. Así lo comentaba Goyo acodado en la barra de la cafetería Innisfree mientras giraba la cucharilla y daba vueltas infinitas a una café con leche aún demasiado caliente para permitirle viajar a través de la propia garganta. Goyo no esconde que los nacionalismos le parecen ridículos, obsoletos y medievales, pero aun así respeta a quienes sienten los colores. El respeto es para él algo básico y así lo comenta con Julián, el camarero y propietario del café. Insiste en remarcar que por encima de todo respeta a la gente nacionalista de a pie, a los que acuden a las manifestaciones de forma pacífica, pero al mismo tiempo, Goyo no puede remediar ligar el concepto de nacionalismo con la idea de sentirse superior al otro. Y por ahí no pasa. Además, Goyo, que cada día conduce la furgoneta de reparto, está convencido de que las preocupaciones de la gente son otras. Observa como Julián se queja de que las facturas de la calefacción -la del gas- y la de la luz, que tiene contratada con una compañía diferente, cada vez le aprientan más y ponen en entredicho la viabilidad de servir cafés con leche y pinchos de tortilla.

 

Más de una mañana, Goyo ha sorprendido a Julián haciendo números con un carcomido Steadtler del 2 -el mismo con el que por la tarde rellena el crucigrama- sobre los blancos de las páginas de economía del periódico de ayer. Calcula los cafelitos que tiene que servir para complacer las exigencias de los dueños del gas y la electricidad. "Los dueños de algo que procede de la naturaleza -piensa a menudo- no debiéramos ser todos? Esos días, Julián apenas dice nada, sólo mueve la cabeza de un lado a otro con gesto preocupado. Esos días, Goyo observa a una hombre cansado y temeroso, a un hombre que no ha dejado de trabajar un solo día desde que abrió el Innisfree y que ahora atisba tormenta y zozobra. Ya lo presintieron un día de octubre, antes incluso de que comenzara el invierno, en que saltaron las alarmas porque las compañías ‘eléctricas’ habían subido sus tarifas todas al unísono. Después, como cada año, han vuelto a hacer su agosto en los meses del frío, con facturas que añaden extraños parámetros y conceptos. Conceptos que, a priori, parecen escapar de la acción natural de poner la calefacción. A Goyo y también a Julián les extraña que ningún partido político diga nada y haga menos. Les sorprende los calurosos debates -en el Parlamento no debe hacer frío- sobre ‘prisión permanente’ si o no u otros temas, cuando la actualidad se tiñe de tragedia, y la falta de acción política cuando un camping gas averiado acaba con la vida de esa persona mayor a la que la pensión ya no le alcanzaba para hacerse cargo de las facturas del gas. Un recurso, que parece básico, con el que calentaba e iluminaba el dormitorio, donde aún conseguía leer esas novelas que siempre le atrapaban y le permitían escapar de una realidad que ya no le gustaba. El camping gas -preparado para la combustión al aire libre, esencialmente- no quemó correctamente la mezcla comprimida de butano y propano. ¿Un simple accidente? Quizá o quizá no; quizá algo que se veía venir. Julián acaba sus cuentas y va pasando las páginas del periódico despacio. Constata que muchos días da lo mismo que sea el de ayer, el de hoy o el de mañana, todos siguen hablando de banderas y, en el fondo, no le parece mal. Los nacionalismos no temas para tomarse a broma. Lastima que las banderas de las que hablan no protejan del frío. Julián está convencido de que existen otras, con los mismos colores. /Javi Muro

 

 



Autor: Javier Muro

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