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{VIVIR / VIDA EN LA CIUDAD}
'Para un político, la rueda de prensa debiera ser un género de riesgo'
La Asociación de la Prensa de La Rioja cumple en 2013 cien años
Javier Alonso es periodista y el presidente de la Asociación de la Prensa de La Rioja, un institución que se convierte en centenaria en 2013. No tiene dudas de que 2012 representó el peor momento laboralmente para el periodismo regional y nacional. "Los datos -apunta- lo demuestran". A pesar de todo o precisamente por la crisis cree que es el momento de desenterrar vocaciones y "a quien le guste contar historias debe aprender a hacerlo". Recuerda que la demanda de información es creciente y que la esencia del periodismo se mantendrá como hasta ahora y subraya que es muy importante no olvidar que "los periodistas manejamos algo muy preciado que el Derecho a la Información". Ahora, la asociación que preside celebra su cien cumpleaños. Fuen en febrero de 1913, cuando un grupo de periodistas logroñeses constiuyó la asociación tras una reunión a las doce de la mañana en el Café Habana, que tuvo su prórroga posterior con un comida en el hotel Comercio. "La esencia de los objetivos sigue siendo la misma -explica Javier- velar por lo que preocupa a los periodistas, en lo laborar y los profesional"./Javi Muro
SPOONFUL.- ¿Cómo decides que quieres ser periodista? ¿Cuándo comenzó a gustarte?
Es un interés absolutamente vocacional. Es importante puntualizarlo porque no todos los que estamos en esta profesión somos vocacionales. Hubo una época en que estos estudios eran más fáciles que otros y mucha gente derivó por aquí. Recuerdo que cuando era pequeño jugaba en mi casa con los cromos de fútbol y no me interesaba tanto el fútbol o la colección de cromos como retransmitir el partido. Me veía como un Manolo Lama… Por el tipo de jugadores que aparecían en los cromos fue hace mucho tiempo. Así como de niño es típico haber querido ser bombero o policía o cosas así, yo siempre recuerdo haber querido ser periodista. Primero me llamaba el periodismo deportivo, pero pronto fue el periodismo en general.
S.- ¿Ninguna duda?
Ninguna. Las dudas han podido venir después durante el ejercicio de la profesión. Quien me mandaría meterme en este lío…, pero bueno, yo me siento periodista y no reniego del periodismo. A mi hija parece que le gusta y no voy a decirle que no, o recomendarle que haga otra cosa; lo único que sucede es que ella se inclina por la prensa escrita y quizá cuando le toque trabajar ya no haya prensa escrita, pero bueno…
S.- ¿Se hace buen periodismo hoy en día?
¡Buff!… creo que el periodismo no vive su mejor momento. Es fácil caer en la tentación de contestar que no. ¿Por qué? Por que escuchamos la radio, vemos la televisión, leemos El País, El Mundo, El ABC y vemos que todo está tan cerca del poder, tan en el sistema, que es sencillo responder que no. Pero creo que se hace buen periodismo en la medida en que hay buenos periodistas… y yo sinceramente creo que hay buenos periodistas y esos periodistas hacen el mejor periodismo que les permite el entorno profesional en el que trabajan. No creo que sea el mejor momento del periodismo ni deontológicamente, ni laboral, ni económicamente, pero hay buenas piezas, hay cosas por ahí interesantes.
S.- A veces da la sensación de que para leer buen periodismo hay que empezar los periódicos por la contraportada…
El otro día escuchaba a alguien decir que si se hiciesen los periódicos en función de lo que los lectores demandan, por ejemplo siguiendo las estadísticas de lo más visto en las ediciones digitales, entonces las ediciones en papel sería prácticamente la parte de atrás de los periódicos, temas sociales, culturales, deportivos. Quizá tampoco hay que hacer eso. Hay un libro, ‘Fabricar noticias’, que realiza una serie de entrevistas a periodistas con la idea de conocer que es lo piensan que les interesa a la gente. El resultado: temas sociales, culturales, educación, sanidad, mientras que la política y la economía, especialmente la macroeconomía están en el último lugar. La segunda parte era comprobar que se había emitido en los medios y el resultado eran informaciones de los temas que no le interesaban a la gente. Ese libro de los años 80 sigue vigente en 2012.
S.- ¿Es un periodismo independiente el actual?
¿Es indepenciente?... Creo que no es independiente en la medida en que los medios no son independientes. Cada uno tiene su línea editorial, sus grupos empresariales que los controlan. Los periodistas que trabajan en medios convencionales lo máximo que pueden hacer es tratar de ser, individualmente, lo más independientes posible e intentar contrarrestar las tentaciones de dependencia de sus propios medios. Tener claro sus principios y responsabilidad como periodista. Somos un país, no sé si por eso de las dos Españas, que tiende a encasillarlo todo y los medios los situamos como de derechas o izquierdas, pero creo que en los medios pesa más la parte empresarial que la parte ideológica. Ya sé que si escuchas la Cope y la Ser o lees La Razón y El País son absolutamente diferentes, pero hay dos hechos históricos que nos hacen dudar de esto. Uno es aquel pacto de Nochebuena de hace unos años cuando el grupo de Polanco con Canal Satélite Digital y el de César Alierta con Telefónica y Vía Digital parecían irreconciliables –plataformas digitales de izquierda y derecha. Pues bueno, igual fue el espíritu de la Navidad, pero aquel día se pusieron de acuerdo para crear una única plataforma. O ahora, La Sexta y Antena 3 o Telecinco y Cuatro. ¿No eran unas de izquierdas y otras de derechas? Entonces lo ves claro, aquí quien predomina es don dinero.S.- ¿Hemos caído los periodistas demasiado en la comodidad de la nota de prensa? Parece que ya –generalizando- no se dedica tiempo a desarrollar un tema…
Desde la Asociación de la Prensa hemos defendido mucho los gabinetes de prensa como una alternativa profesional, pero hoy en días es tan brutal la capacidad que tienen de copar a agenda… Si cogemos un día normal del año, el setenta por ciento de lo que reciben los medios se lo ha enviado el Ayuntamiento, el Gobierno regional, la universidad, el Consejo Regulador, la Cámara de Comercio… y lo que luego publican los medios responde casi fielmente a esa agenda. En este sentido, internet tampoco ha colaborado en que haya un mejor periodismo y los periodistas no hemos acomodado en espacios de confort. Somos humanos y queremos vivir al menos, un poco bien. Te ponen tan bajo el nivel de exigencia que resulta bastante fácil acomodarse. Además, no nos equivoquemos hubo un tiempo en que hacían falta temas propios para poder llenar los espacios. Había que ir a buscarlos porque no llenabas. Ahora llegan de fuera sin necesidad de hacer ese esfuerzo.
S.- Y en esta situación del periodismo, ¿qué es la Asociación de la Prensa? ¿Qué papel juega?
Los motivos por los que una persona se asocia a algo son de lo más variopinto, pero creo que una asociación tiene que ser una prestadora de servicios. Aún así yo me quedo más con los valores más filosóficos y más estatutarios de una asociación de periodistas. Para mí una asociación de la prensa vela por el buen periodismo, debe velar porque la situación laboral, económica y profesional de los periodistas –sin entrar en la parte sindical- sea digna. No estamos para negociar los convenios, pero a partir de ahí nos sentimos con derecho a reivindicar cuestiones laborales, por ejemplo. También de buscar salidas profesionales a nuestros asociados y mantenerles informados. Luego habrá gente que esté asociada por el convenio médico y otros por el programa de formación o porque le ayuda a estar conectado con el propio colectivo.
S.- ¿Son los mismos objetivos que cuando se puso en marcha la asociación hace cien años?
Creo, de verdad, que la esencia se mantiene. Había una frase de uno de los fundadores cuando se reunieron en el Café Habana para constituir la asociación –algo también muy propio de periodistas lo de juntarnos en un café- que dice: “La asociación ha de servir para que los periodistas, tan dados al elogio de los demás y tan dados, a su vez, a criticar a sus propios compañeros vean que sus propios compañeros también hacen las cosas bien”. Yo veía que ese sentido de la asociación como argamasa, como sentido de pertenencia a algo común, que propicia el compañerismo. Eso ocurría en 1913, cuando había tres periódicos, doce periodistas y todos hombres, pero si nos retrotraemos a la Transición o a este momento te das cuenta de que es exactamente lo mismo. En 1975, 76 o 77 ya se hablaba de las mismas cosas de las que se habla ahora; de problemas laborales en la profesión, de paro, de precariedad y de la independencia, el buen periodismo y de la defensa de los periodistas de las agresiones que sufren. Se repiten más o menos las mismas cosas esenciales. Seguro que hay gente que piensa que nos quedamos cortos en nuestra labor y otros que creen que nos excedemos y que no deberíamos traspasar determinadas líneas rojas. Debemos estar en lo que le preocupa a los periodistas, en lo laboral y en lo profesional.
S.- ¿Qué influencia o fuerza tiene la asociación para hacer realidad esos objetivos? Deontológicos, laborales, profesionales, del buen periodismo…
Somos un gremio que visto de forma colectiva somos bastante autocríticos. Es habitual que en tertulias de café nos estemos lacerando con lo mal que lo hacemos. Luego, de forma individual, igual pensamos que yo no, que son los demás los que lo hacen mal. Igual nos sobra de uno y nos falta de otro. ¿Cómo influye la asociación? Bueno, yo estoy muy contaminado, soy muy asociación. Tiendo a pensar que la asociación hace las cosas bien. Hemos fomentado mucha reflexión y mucho espíritu crítico y hemos llegado a tener disgustos con medios y compañeros por criticar determinadas cosas que se hacían. Tratamos de estar como mosca cojonera recordando lo que es el abc de esta profesión: contrastar, verificar, pensar qué es lo que interesa. Vamos, asignatura de Primero de Periodismo. ¿Es suficiente? No lo sé, pero tengo claro que es algo que debemos hacer, aun siendo consciente de que tenemos una capacidad de influencia limitada.
S.- Laboralmente, el periodismo en la crisis actual ha sufrido de una forma enorme…
Sí. El 2012 es el año más negro del periodismo en La Rioja; sin duda. En España también. Hay quien me dice que ha habido momentos muy malos, que la memoria es frágil. Ya, pero los datos son demoledores y, como decimos los periodistas, las opiniones son libres pero los hechos son sagrados. Esos datos demuestran que nunca ha habido un momento peor. Después de la construcción es el segundo sector en el que más se ha dejado sentir la crisis. Habían machado también las cosas para el periodismo en los últimos años en términos de empleo, a pesar de que siempre ha sido criticable la precariedad, con tan poco paro, que en estos momentos la leche que nos hemos pegado ha sido terrible. En La Rioja, en 2008 había 9 parados periodistas; en 2012, 125. Ha desaparecido tres medios y ha habido EREs o despidos colectivos en otros cuatro, en todos los grupos importantes.
S.- ¿Le aconsejarías a alguien que empiece a estudiar periodismo?
… umm… La situación económica es tan chunga que casi es el momento oportuno para desenterrar las vocaciones. En este momento tampoco alguien que estudie arquitectura, ingeniería o medicina tiene muchas más posibilidades de encontrar trabajo que si estudia periodismo. Siempre he creído mucho en las vocaciones, así que a cualquiera que la atraiga el periodismo, la comunicación, el contar historias, le diría prepárate para hacerlo. Hace unos años era relativamente sencillo decir dónde estaban las salidas profesionales, ahora…
S.- Y siguiendo con las nuevas generaciones, ¿crees que existe el riesgo de que acudan al periodismo confundidos con el entretenimiento más que por la información, a través de la televisión especialmente?
Ahí entramos en la pregunta de ¿Qué es periodismo? Nosotros pertenecemos a una generación en la que nos enseñaron que los medios están para informar, formar y entretener, como las tres grandes misiones. Claro si pensamos en prensa o radio lo hacemos también en información, en cambio, cuando hablamos de televisión…. Por poner un ejemplo, mi hijo asocia más la televisión con el cine, el circo o las barracas, con el ocio, que con la parte informativa. Y en la tele es así, el noventa y cinco por ciento es entretenimiento. Lo que ocurre es que los motivos por los que la gente decide hacerse periodista son variopintos. Cuando en la asociación hacemos reuniones para informar a los chavales que se plantean estudiar periodismo, me he dado cuenta de que en el grueso de los que son más vocacionales la mayoría piensa en periodismo y lo hacen en ser corresponsales de guerra, enviados especiales, periodismo de investigación… es decir, realmente es la vocación periodística más pura. Por mucho que pensemos que cualquier tiempo pasado fue mejor, las nuevas generaciones siguen pensando lo mismo. Sí es cierto que existe un pequeño porcentaje que sí tiene esa visión más frívola de la televisión.
S.- ¿Qué cualidades crees que debe de tener un periodista?
… En el momento actual, como persona, esperanza y optimismo. Como profesional, principios, responsabilidad, calidad, independencia, sí de verdad, independencia por lo menos en el terreno individual. Es que de verdad yo creo que los periodistas manejamos algo muy preciado que es el Derecho a la Información. Somos depositarios de ese bien y tenemos que utilizarlo con responsabilidad… si ponemos un nombre propio en una información, tiene consecuencias.
S.- ¿Crees que hemos perdido la capacidad de preguntar? La curiosidad.
En los últimos años se ha producido un intenso debate sobre las famosas ruedas de prensa sin preguntas. Había gente en la profesión que decía que hay que acudir a esas ruedas y preguntar a pesar de todo y también estaba quien te recordaba que se convocaban algunas ruedas de prensa en las que luego nadie preguntaba. El problema es que los periodistas estamos atosigados por la agenda y la precariedad, pero si hay radios en los que trabajan dos… ¡si uno acude a una rueda de prensa lo ha hecho el cincuenta por ciento de la plantilla! La precariedad de las plantillas y el objetivo de cubrir la agenda en la medida de lo posible hace que el periodista vaya de rueda en rueda sin resuello. De verdad, yo creo que la gente hace lo mejor que puede y sabe su trabajo. Hay periodistas que tienen cinco ruedas de prensa seguidas cada mañana, ¿qué van preguntar? Además, está tan profesionalizada la labor de las fuentes que a veces los temas están tan detallados que no es preciso preguntar, te lo cuentan todo.
S.- La situación que describes se repite día a día en las salas de prensa de las instituciones…
Siempre he pensado que para un político, la rueda de prensa debía de ser un género informativo de riesgo. Un político debía acudir a una rueda de prensa pensando ¡ostras! que yo voy a contar mi película pero me pueden preguntar por todas las películas que hay alrededor. Yo he visto ruedas del Consejo de Ministros en los que un periodista repreguntaba hasta tres veces a María Teresa Fernández de la Vega o a la actual vicepresidenta hasta que conseguía una respuesta. Sigue existiendo ese periodismo de meter el dedo en el ojo.S.- ¿Se han politizado demasiado los medios? ¿Llegó un punto en el que relación político-periodista era demasiado cercana?
Recuerdo una entrevista que me hicieron al asumir la presidencia de la Asociación de la Prensa en la que decía que los políticos y los periodistas deberíamos caminar por aceras distintas. No quiere decir que no puedas tener buena relación con un político, pero tú en tu sitio y yo en el mío. Mejor nos tomamos el menor número de cafés posibles, no quiere decir que no te puedas tomar uno, pero sabiendo que ¡ostras! a ti político no te conviene ser demasiado amigo mío y, a fin de cuentas, yo lo primero soy periodista. Sí, se ha aproximado excesivamente la relación entre políticos y periodistas, y entre directivos, staff y propietarios de los medios y los que manejan el cotarro económico-político; es decir por abajo y también por la parte de arriba de la pirámide. En mi opinión, en exceso.
S.- Regresando a la Asociación, la formación siempre ha aparecido como uno de sus fuertes, ¿no?
Intentamos que lo sea. Nosotros siempre hemos cobrado por la formación porque es una manera de darle valor. Todos sabemos que en los últimos años ha habido mucha formación gratuita por ahí. Siempre hemos pensado qué era lo que les podía interesar a nuestros socios y a partir de ahí hemos buscado quién podía impartir esos temas que considerábamos interesantes. Lo que sí hacíamos era subvencionar una parte a nuestros socios, discriminación positiva para nuestros asociados. Siempre hemos tratado de que fuera formación de calidad y coincidiera que las necesidades que detectábamos en la profesión. Y no nos engañemos la necesidades en los últimos años han estado relacionadas con las nuevas tecnologías como una oportunidad de salida profesional.
S.- Enlazando con esa última idea, ¿Cómo ves el futuro de la profesión con la aparición de nuevos soportes?
Creo que tenemos que tener un punto de realismo, optimismo y esperanza. Es decir, cuando presentamos el documento ‘El periodismo ante su encrucijada’ me agarré a la frase con la que empieza el libro: “El periodismo va a sobrevivir tal y como lo hemos concebido siempre”. La esencia va a sobrevivir siempre. La crisis de los medios de comunicación actual es económica -caída de la publicidad-, y de modelo. Pero ojo, de los modelos que estaban basados fundamentalmente en que eran medios de pago. Y también hay que tener en cuenta la aparición de internet. Son crisis de las empresas periodísticas, pero yo quiero pensar –y me lo creo- que periodistas vamos a hacer falta siempre. Nunca ha fluido tanto información y nunca ha habido tanta demanda de información como ahora. La gente quiere estar informada y el oficio lo tienen los periodistas.
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