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{VIVIR / VIDA EN LA CIUDAD}

'La subida de la luz no afecta a quién viene a Cocina Económica, a ellos hace tiempo que se la cortaron'

Sor Josefa es la directora del centro en Logroño, que en 2013 repartirá más de 90.000 raciones

¿Qué cómo es un día en Cocina Económica? No hay un día, hay muchos días y muchas historias diferentes”. Sor Josefa es la directora de Cocina Económica en Logroño. Transmite ritmo y dinamismo; también optimismo aunque a priori el paisaje no invite a disfrutar de esa sensación. Al escucharla uno se convence de que los días, una vez traspasas la puerta del centro ubicado en la calle Rodríguez Paterna, se prolongan más allá de las 24 horas oficiales. Quizá porque lo oficial no tiene mucho sentido allí dentro.


A la percepción de la prolongación del tiempo también ayuda la imagen de la mesa del despacho de sor Josefa. Sobre el escritorio de madera se amontonan carpetas, recibos, facturas, presupuestos, nóminas y muchas notas, algunas en forma de post-it, otras en recortes de cuaderno cuadriculado. Mejor no imaginar el escritorio virtual, el de su ordenador. “Saben –sor Josefa se refiere a las personas que se acercan a su despacho- que si dejan aquí su nota con lo que necesitan la miramos”.


Al hablar de los diferentes días que tiene cada jornada, la directora de Cocina Económica se refiere a los diversos programas sociales que desarrollan desde el centro. “Ahora, con la crisis, el comedor social ha cobrado un especial protagonismo, pero también se trabaja en la atención a las personas sin hogar, en programas de acogida y alojamiento temporal, además de la guardería”.


La última noche ha sido de las más frías de las últimas semanas, lo que ya es decir en un otoño al que el invierno le ha devorado las fechas finales. Los educadores y trabajadores sociales han recorrido la ciudad tratando de convencer a las personas que duermen en la calle –bancos, puentes y cajeros esencialmente- para que pasen la noche en el local que ha habilitado Cáritas en el barrio de La Estrella con el fin de hacer frente a la ola de frío.


Algunas de estas personas dicen –cuentan sor Josefa- que La Estrella está demasiado lejos, pero los trabajadores sociales les invitan a llevarlos en la furgoneta. Esta noche han convenido a siete”. Los datos con los que trabaja Cocina Económica apuntan que en la ciudad hay entre seis y diez personas durmiendo en la calle, veinte en chabolas, diez en habitaciones y 13 en el local del proyecto ALASCA –con C y no con K, aunque las bajas temperaturas inciten a la confusión-, a través del cual se atiende a las personas sin hogar. “El local se encuentra en la calle Ruavieja y nos permite atender a personas que viven precariamente de las prestaciones que reciben y de la mendicidad”. A todos ellos, se suman unas setenta personas que acuden asiduamente al Centro de Día, en el que se transforma el local de Ruavieja una vez superada la noche.

 

Allí, la jornada comienza temprano. Las personas que han pernoctado allí salen a las 8,30 y entonces comienza la limpieza de las instalaciones. Dos horas después ya está abierto de nuevo; ahora como Centro de Día y a las 12,30 comienza el reparto de los vales para acudir al comedor social. "Todos –recuerda sor Josefa- tienen vale para comer, por eso decimos que pidan por la calle, que pueden acudir al comedor social”.
La directora de Cocina Económica añade a su dinamismo una postura reivindicativa. “El local de Ruavieja –municipal- es pequeño para las necesidades existentes, queremos mejorarlo y estamos buscando una ubicación nueva donde atender en mejores condiciones a estas personas”. El proyecto ALASCA cuenta con profesionales voluntarios –sor Josefa sólo tiene palabras de agradecimiento para los cerca de doscientos voluntarios que colaboran con Cocina Económica- que realizan labores impagables. “La calle –señala- crea problemas con el alcohol y las drogas, también enfermedades mentales. En Cocina Económica contamos con profesionales que pasan consulta a estas personas allí donde se encuentran, en los bancos de los parques o donde sea… allí les llevan el tratamiento o lo traen al comedor cuando tienen que tomarlo con las comidas”.


Pero el comedor social de Cocina Económica ya no presenta el paisaje de unos años o, al menos, no sólo. “En cuatro años –describe- el perfil de las personas ha cambiado; ahora es bastante distinto. Sigue acudiendo medio centenar de proceden del proyecto ALASCA, pero hoy en día, la mayoría llega al comedor social como consecuencia de los reveses de la crisis”. Así, el comedor refleja al grupo de personas sin hogar; quizá más jóvenes ahora, con más problemas de alcohol y drogas y que ha visto incrementado el número de mujeres hasta el 10 por ciento, cuando hace no tanto tiempo era casi inexistente. Han disminuido los inmigrantes africanos que acuden; hay algunas personas más procedentes del este y se ha producido un enorme aumento de ciudadanos españoles y de la Unión Europea, los más afectados por la crisis.


Ahora vienen familias, hombres y mujeres, que hasta hace nada vivían de su trabajo y se mantenían con normalidad, en un nivel medio/alto, y a quienes los graves problemas económicos se han comido todos sus ahorros”. Han bastado tan sólo unos minutos de espera para que sor Josefa concluyera su labor en el comedor para constatar lo que describe. “Son personas a las que la crisis ha zarandeado. Familias con menores, algunas hasta con cinco hijos”.


Los datos apuntan hasta cuarenta personas más al día en los últimos años. En 2013, Cocina Económica habrá repartido 90.000 raciones. Comida y cena todos los días del año. En 2012, se contabilizaron 117 personas diarias a la hora de la comida y 116 a la cena; en 2013, la media será superior. “Seguro, no hay duda”.

 

La llegada al comedor social de familias con niños llevó a Cocina Económica a solicitar la posibilidad de poner en marcha en 2011 la iniciativa de los ‘tupper’. “Constatamos –explica sor Josefa- que a la hora de la comida venían matrimonios, la mujer y el hombre, pero luego a la hora de la cena y los fines de semana la mujer no aparecía. Nos costaba que nos contaran sus problemas, qué les pasaba. Comprobamos que entre semana los niños comían en el colegio, pero por la noche y los fines de semana… les daban lo que podían en casa y para ahorrar el padre venía al comedor, mientras la madre se quedaba con los niños. Al alertar de estas situaciones conseguimos que se nos permitiera poner en marcha la iniciativa de los ‘tupper’”.
Los ‘tupper’ permiten que los niños coman, cenen, desayunen y puedan tomar un pequeño almuerzo en el colegio. Sor Josefa recuerda que además se producía un problema añadido. “Era la pescadilla que se muerde la cola, ya que si una familia debe dinero a la Administración no le conceden becas y también tienen problemas para el material escolar y los padres tienen que elegir a qué destinan el dinero que puedan tener. Tratamos de resolver también esos problemas que puedan tener… a fin de cuentas el objetivo es el mismo”.


Sor Josefa también apunta que muchas familias se encontrado en estas situaciones de extrema dificultad de repente. “Son personas que nunca han tenido que hacer uso de los Servicios Sociales y no saben siquiera a dónde acudir porque nunca lo han necesitado. El primer día que acuden al comedor social lo hacen con pudor y sin saber qué deben hacer, sin estar informados. Nosotros les indicamos a qué servicios sociales deben acudir. Eso sí, el día que llegan aquí lo primero es darles de comer”.


Y es que la directora de Cocina Económica asegura que cuando una persona llega al comedor social es porque tiene necesidad real de comer, “ya no puede continuar, han vendido todo lo que tenían. Nadie de ese 25 o 30 por ciento que ha incrementado la presencia en el comedor pediría en la calle, antes se comen las piedras o lo venden todo”.


Sor Josefa apunta el éxito del trabajo que se realiza en Cocina Económica en el momento en que logran ganarse la confianza de las personas que acuden al comedor. “Porque te cuentan sus problemas y entonces piden lo que necesitan en vez de sufrir esas necesidades y podemos tratar de ayudarles”. La directora del centro resalta la importancia de hablar con estas personas, “que no se sientan culpables, ni fracasados, que no sufran vergüenza, que tengan claro que lo que les sucede no es culpa de ellos”.


Por eso, la idea, el objetivo, es que las personas se sientan cómodas y tranquilas. “Lo más importante para nosotros es que coman, igual que cuando acudían a un restaurante o paraban de trabajar para tomar el menú del día. Ese es el objetivo más importante porque estamos hablando de un trago muy amargo. Todos los voluntarios les dicen comed y luego esta noche, volved”.

 

Trabajar en Cocina Económica conociendo de cerca historias de familias y personas que han quedado desposeídas de sus vidas tal y como las conocían hasta hace tan sólo unos meses provoca reflexiones ineludibles. “Hemos mirado a otro lado, teníamos que haber dicho ‘no se puede gastar así’, cuando se ha defraudado a Hacienda se ha sido culpables de todo lo que ha pasado a costa de otros; cuando se han pedido subvenciones que no se necesitaban... Estoy cansada de tirar piedras sobre la bonanza de otros tiempos. He visto ya demasiado sufrimiento para pensar que cuando nos recuperemos volveremos a hacer lo mismo”.
La casualidad quiso que poco antes de iniciar la conversación, las compañías eléctricas anunciaran la subida de un 11 por ciento en el coste del recibo de la luz. Sor Josefa sonríe irónica. “No hay problema, para las personas que acuden a Cocina Económica no es un problema hace tiempo que les cortaron el suministro eléctrico; ya no tienen luz. La subida de la luz nos afectará porque habrá más familias que tengan que elegir entre poner la calefacción para sus hijos o darles de comer; cualquier subida del recibo de la luz aumentará el número de las personas que precisen del servicio de comedor social. Ya hemos repartido mantas a familias para que las pongan unas encima de otras y sabemos de pequeños que duermen vestidos y uno al lado de otro para no pasar frío”.


Llegados a este punto cuestionamos a sor Josefa por los políticos y los gobiernos. “¿Qué si piensan realmente en las personas”. No, no piensan realmente mucho en las personas. No se dan cuentan que vamos a tener niños que no están bien alimentados. ¿Qué generación vamos a tener? ¿Qué salud van a tener estos niños? Hemos llegado a una situación que se cuestiona si los niños pueden ser vacunados o no…


Es complicado ver luz al final del túnel desde el interior de Cocina Económica. Su directora apunta que en 2011 Cocina Económica tuvo problemas económicos porque tuvo que afrontar más gastos porque había más necesidades. “Aquel año, al ver que no llegábamos a cubrir las necesidades existentes pusimos en marcha una campaña ‘Ahora más que nunca. Te necesitamos’. Hasta ese momento nunca habíamos pedido ayuda, al menos no recientemente”.


Sí veo luz al final del túnel –dice- porque desde 2011 hasta este año que termina hemos podido cubrir todas las necesidades que se nos han ido presentando; hemos ido intuyendo por dónde iban a ir las necesidades y hemos podido ir afrontándolas”. Reconoce la colaboración del Ayuntamiento, del gobierno regional e incluso de algún banco, pero tiene claro que  “la luz al final del túnel la ponen las personas con su solidaridad, los voluntarios con su trabajo, las personas ayudándose. Ahora más que nunca necesitamos su ayuda. La sociedad de a pie ha hecho posible que se pudieran afrontar las necesidades existentes”.

 

Ahora parece que los que liaron la crisis económica son los primeros en salir a flote, una situación que también se observa desde Cocicina Económica. "Sí. Claro, claro. Los que la liaron son los primeros que están saliendo. Sólo espero que esos tengan que seguir utilizando todos sus medios para seguir robándonos –se que suena mal-; es decir esos necesitan que todos tengamos el suficiente dinero para seguir explotándonos de cualquier forma. O tiran de todos hacia adelante, o no nos dejaremos tirar. Vemos la luz porque existen personas que incluso con pensiones muy pequeñitas son capaces de ayudar y colaborar con otros que lo están pasando muy mal"./Javi Muro

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