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{VIVIR / VIDA EN LA CIUDAD}

'La Educación debiera ser algo indiscutible, algo que no tuviera una discusión ideológica'

Sergio Andrés es sociólogo y dirige las jornadas 'Estado de Bienestar, Educación y Crisis' en la UR

Sergio Andrés es profesor de Sociología de la Universidad de La Rioja y vicepresidente de la Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social (AICTS) y dirige las jornadas ‘Estado de Bienestar, Educación y Crisis’, que acoge  la UR, con la colaboración de Federación de Enseñanza de UGT. El programa aborda cuestiones como la educación en las políticas públicas, el futuro de la Educación, género y Educación, el Estado de Bienestar y la evolución de la Educación, la movilidad social o los nuevos retos de la Educación en un mundo instalado en el cambio./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Por qué unas jornadas sobre Estado de Bienestar, Educación y Crisis?

Una de las cuestiones más importantes en todo el proceso que estamos viviendo con la crisis es cómo ha afectado a la Educación. La Educación es uno de los pilares del Estado de Bienestar, junto a la Sanidad, los Servicios Sociales y las Pensiones. El Estado de Bienestar no se entiende sin la Educación, sin un proceso mediante el cual se ha garantizado la igualdad de oportunidades y la equidad. ¿Qué ha pasado con la crisis? Hemos visto como todos los pilares del Estado de Bienestar se han visto afectados o socavados, la Educación no ha sido una excepción. Desde el año 2008 hemos visto como ha habido reducciones presupuestarias o partidas que se han dejado prácticamente a cero, reducción de las becas, elementos que contribuían a la igualdad de oportunidades. Por eso nos parecía un momento muy oportuno, y más en el contexto en que estamos, reflexionar sobre esas tres cuestiones, Estado de Bienestar, Educación y Crisis.


S.- Hablabas de los recortes, pero ¿cómo han afectado esos recortes a la Educación?

De muchas maneras. Primero, desde el punto de vista presupuestario. La reducción de partidas, aunque las cifras sostengan múltiples interpretaciones, ha sido un hecho. Hay informes de la Unión Europea que señalan que es uno de los grandes recortes que se han producido en España. Se ha reducido la reposición del profesorado a través de una Ley que impedía sacar plazas a concurso. Son ejemplos, pero la inversión que se ha realizado en Educación en general, sea en profesorado, personal, o en todo el ámbito que le rodea, infraestructuras, medios, se ha reducido. ¿Qué es lo que ha pasado? Pues que muchas de esas partidas que estaban dirigidas a favorecer el acceso a la Educación, no sólo a las clases más desfavorecidas, sino incluso a las clases medias, han tenido que ser asumidas por las familias; por las familias que hayan podido asumirlas. Un buen ejemplo son los profesores de apoyo. Una familia que no podía costear un profesor particular contaba con un servicio que le garantizaba un apoyo al alumno que lo precisaba, cubría esa necesidad. Ahora, muchos de esos servicios han desparecido.


S.- ¿No ha habido una alternativa, por ejemplo, a la desaparición de ese tipo de servicios?

¿Cómo se está supliendo? Se está supliendo con voluntarios, asociaciones y ong’s. Al final es como una ciclogénesis, conluyen dos vertientes, ya que al mismo tiempo que se reducen las partidas dirigidas a Educación, las familias tienen menos recursos a causa de la crisis. Hay más desempleo, se ha reducido la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, hay mayor precarización del empleo, con lo cual existen menos recursos familiares para afrontar este tipo de cuestiones. También ha pasado con las becas. Está claro que se concede un importante número de becas, pero está demostrado que las cuantías son menores. En la Universidad, por ejemplo, han subido las tasas, lo que también perjudica a la igualdad de oportunidades. Es un momento complicado, en tanto en cuanto la Educación es un elemento esencial en el Estado de Bienestar. Muchos de los que hoy contamos con estudios superiores no hubiéramos podido estudiar si no hubiera sido por el Estado de Bienestar y por las becas.


S.- Describes una situación en Educación que parece similar a la que sucede en otros ámbitos del país. ¿Hay personas que también en Educación pueden quedar abandonados?

Sí, por supuesto. Con sus fallos, el Estado de Bienestar trataba que personas en situación más desfavorecida tuvieran las mismas oportunidades. Niños y niñas que igual sólo a través de sus familias no hubieran podido acceder a determinados estudios, con el apoyo de las Administraciones, podían continuar sus estudios o alcanzar ciertos niveles educativos, al menos. Ahora mismo nos encontramos en un proceso que puede generar que determinadas personas se queden, por decirlo de alguna manera, fuera. Pensemos en familias, cuyos hijos terminan la Educación Obligatoria, quieren ir a la Universidad y no tienen medios para pagarla. Son jóvenes que pueden tener capacidad para estudiar una carrera, pero que no tienen posibilidad económica para hacerlo.


S.- Pero parece lógico pensar que si no se presta apoyo a esos alumnos que lo precisan estamos haciendo un flaco favor a la sociedad del futuro…

Sí, claro. Es algo que comentan en los propios centros educativos. Esos apoyos que existían, en Lengua, en Matemáticas, en la asignatura que sea, al ser reducidos o eliminados incrementan las posibilidades de que los alumnos que los necesitaban se queden al margen. Hay estudios que ya señalan que fracaso escolar comienza en Primaria. Es cierto que es un tema en discusión, pero parece lógico pensar que un niño que tiene problemas en Primaria los puede ir arrastrando después. Ahora en  España, estas situaciones las están solucionando el tercer sector, ong’s, asociaciones, voluntarios, Cruz Roja…
S.- Entonces, ¿en Educación también tenemos lo que sería el Banco de Alimentos, Cáritas o Cocina Económica?

Por supuesto. Precisamente, el Estado de Bienestar, con sus limitaciones, hace referencia a una sociedad basada en la cohesión social, en la cooperación y en la solidaridad. Un modelo de sociedad en el que el Estado y las Administraciones ponen los medios para que las personas que se encuentran en una situación complicada tengan las mismas posibilidades que el resto. Hay que desarrollar políticas públicas que respondan a ese modelo de sociedad. Eso se ha vivido en España, más o menso, durante treinta años aproximadamente. Creo que en España aún perdura el Estado de Bienestar, aunque, obviamente, lo han ido tajando. Ahora, con la crisis, las responsabilidades de las Administraciones las han tenido que asumir otro tipo de colectivos. Hemos pasado a un modelo más caritativo. Entiendo que la Administración tendrían que seguir ocupándose de estas cuestiones. De dónde recorto, de dónde quito, es una decisión política.


S.- ¿Vivíamos en un Sistema Educativo frágil? Cada cambio de Gobierno genera una reforma de la Ley de Educación, que nunca llega a desarrollarse por completo…

Nuestro sistema educativo tenía y tiene muchas deficiencias, incluso muchas de ellas achacables a los que estamos dentro de ese sistema educativo. Tenemos que mirar también nuestras limitaciones y errores. Quizá, no debemos mirar tanto el hoy sino desde donde venimos. Hemos avanzado mucho en tres décadas. Podemos hablar por ejemplo del tema de género y cómo la mujer se ha incorporado al sistema educativo de una forma espectacular. Veníamos de muy atrás. Es cierto que en España nunca ha habido un intento de crear un modelo educativo de consenso. Más bien al contrario, la Educación se ha utilizado como un arma ideológica por parte de todos los partidos. Es algo muy duro de constatar porque al final revela el valor que se le da a la Educación. La Educación debería ser algo indiscutible, algo que no tuviera una discusión ideológica. Tendría que existir un acuerdo de mínimos que no generara los vaivenes que contemplamos continuamente. Ahora, cada partido quiere aprobar su Ley, generan más que debate mucho ruido, confunden a los alumnos… Lo estamos viendo ahora con el 3+2 en la Universidad… Ahora, llegan Elecciones en diferentes ámbitos y todo apunta a que va a ser necesario pactar, así que vamos a esperar para ver qué ocurre…


S.- ¿Necesita la Educación en España una revolución?

Es una pregunta muy buena y muy complicada. ¿Una revolución hacia dónde? ¿Qué resultados educativos estamos buscando? Es que existen muchas variables. Queremos formar personas con la mayor cualificación posibles porque eso redundará en la sociedad, pero luego te dicen que cuidado, que la sociedad está sobre cualificada. Pongámonos de acuerdo, definamos primero qué objetivos queremos lograr a través de la Educación. Igual, la primera revolución pasa por saber qué queremos y qué esperamos de la Educación. Obviamente, la formación es vital. A los alumnos siempre les digo que no se dejen embaucar por quienes dicen que determinadas carreras no sirven para nada. Hay muchas revoluciones pendientes en la Educación.


S.- ¿Pero la Educación debe servir para aprender y formarse o para crear trabajadores?

Las dos cosas tienen que ser compatibles. Formarse es imprescindible, la formación te permite ser más crítico, al menos a priori, te permite una mayor capacidad de reflexión. ¿Formar trabajadores? De acuerdo, ¿pero para qué estructura productiva? En nuestro país, como está funcionando el mercado de trabajo con empleos en el sector servicios y poco cualificados… pues, obviamente, lo que estamos haciendo no vale. Pero no falla la Educación, igual lo que falla es el sistema productivo. ¿Qué hay que realizar cambios para formar trabajadores en función de la demanda de empleo existente? Bueno, puedo estar de acuerdo, pero no por eso falla la gente que quiere estudiar determinadas carreras. Una de las cosas que queremos en estas jornadas es legitimar el valor de la Educación. Si un chaval quiere ser filósofo, quien soy yo para decirle “no estudies eso”. Muchas veces lanzamos mensajes muy duros para los chavales, mensajes que son contradictorios. Quitar las ilusiones y las vocaciones sería, en mi opinión, un terror terrorífico.


S.- No ha pasado, mientras vivíamos en el Estado de Bienestar, que la Educación hay caído en cierto desprestigio, en una cuestión de ciclo rutinario. Antes era algo importante y esencial, y ahora parece que muchas personas lo toman como algo a lo que hay que ir, unos años con los que hay que cumplir.

Tienes algo de razón. Como decía, el Estado de Bienestar también tiene sus limitaciones. Lo que comentas tiene que ver con el valor que le hemos dado a la Educación. Al final, parece que se generó algo así como ‘titulitis’. ¿Qué ocurre? Antes de la crisis, tener un título te facilitaba las cosas, conseguir un puesto de trabajo. Es el valor que le damos a la Educación. Durante la burbuja inmobiliaria contemplamos como un montón de chicos concluían la educación obligatoria y se marchaban a la construcción. Contra eso no podías competir. Por eso digo que depende del valor que le concedemos a la Educación. En todo caso, creo que siempre a mayor nivel formativo mayor posibilidad de acceso a un puesto de trabajo. En España decimos una cosa y hacemos otra.


S.- ¿Alguna vez llegaremos a tener un sistema educativo que perdure en el tiempo?

Que cambie cada cierto tiempo es un problema, eso está claro, pero creo que los resultados que de la Educación en España tampoco son malos. Hay que tener en cuenta que parece que el tablero político cambia, estamos acostumbrados a un bipartidismo basado en mayorías absolutas o muy estables y ahora, probablemente, pasaremos a un contexto muy diferente que va a dar lugar a negociaciones sobre puntos que antes eran incuestionables para los partidos políticos que estaba en el poder. En ese sentido, el tema educativo es muy sensible. Intuyo que veremos cambios. El problema que veo en España es que la comunidad educativa no tiene mucha presencia a la hora de decidir sobre las legislaciones. No se tiene en cuenta la opinión del profesor, de los padres y de los estudiantes.


S.- ¿Dónde podemos mirarnos?

Cada país tiene un contexto diferente. No lo sé, me da pudor opinar. Siempre se pone como ejemplo el modelo finés, pero no podemos comparar la sociedad finlandesa con la española, ni en dimensión, ni en estructura. También se ponen como modelo otros países nórdicos, pero tienen modelos impositivos que serían inconcebibles para los ciudadanos españoles. No me atrevo a señalar un único modelo, lo bueno que tiene el momento que nos ha tocado vivir es que podemos aprender de muchos sitios diferentes, observando aciertos y errores. Creo que es muy difícil exportar un modelo en su conjunto.

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