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{VIVIR / VIDA EN LA CIUDAD}
'El periodismo está invadido por la opinión'
David Beriain ha pasado por las jornadas del Centenario de la Asociación de la Prensa de La Rioja
David Beriain es periodista. Creyente en la máxima que define la profesión en ir, ver y contar. Ha recorrido en los últimos años la práctica totalidad de los conflictos armados del planeta. Ha pasado por Irak, Afganistán, Darfur, Congo, Kurdistán o Colombia. Se considera tímido, pero de la misma forma asegura que no importa si lo eres o no, si tienes miedo o valor, lo que vale es como reaccionas ante las situaciones que te encuentras. Diferencia entre periodismo, periodistas y medios de comunicación y es crítico con estos últimos. Cree que han perdido la compensación que siempre había existido entre los contenidos informativos y los intereses de las empresas periodísticas. Del mismo modo, entiende que en la profesión se han colado personas que hacen cosas diferentes. En plena crisis, asegura que hay que moverse. "No podemos esperar -dice- a que los medios de comunicación nos llamen a casa". Desde ese convencimiento ha creado su propia productora '93 meters', un distancia que le recuerda que las grandes historias no tienen porqué estar lejos, "hay que tener ojos para verlas"./Javi Muro
Spoonful.- ¿Crees qué se hace buen periodismo hoy en día?
Suelo diferenciar entre periodismo, periodistas y medios de comunicación. Creo que entre ellos se confunden y tienden a formar parte de lo mismo y no creo que sean exactamente lo mismo. Cuándo nos hacemos la pregunta ¿Cuál es el futuro de los medios de comunicación? Nos lleva a cuestionarnos el propio periodismo y creo que el periodismo no precisa de demasiado cuestionamiento como labor social, como trabajo. A veces parece que lo que se quiere reinventar es el periodismo y los problemas que existen en la actualidad tienen que ver con los medios de comunicación y con los modelos de negocio ligados al periodismo. Dicho sea esto, creo que hay de todo, como en botica. Hay un periodismo absolutamente impresionante en muchas partes del mundo, hay gente absolutamente entregada a esta profesión… América Latina, los compañeros que andan por Siria, y en nuestro propio país hay gente que hace un periodismo impresionante, pero también hay mucha basura. Y esa basura tiene que ver con una cuestión clara, que hace mucho tiempo que las empresas periodísticas y los medios de comunicación han perdido esa compensación que existía entre el trabajo periodístico y sus intereses. De un tiempo a esta parte se ha producido un descenso a los infiernos. Ahora vemos a medios de comunicación atravesando dificultades por la crisis y pidiendo ayuda a la sociedad porque cumplen una labor social. Lo que tienen que preguntarse es si realmente está cumpliendo esa labor o sirviendo a unos intereses determinados. Tenemos que ser muy duros con nosotros mismos y preguntarnos qué es lo que estamos haciendo. ¿Periodistas? hay de todo, algunos muy buenos; no estoy tan seguro de que haya muchos buenos medios de comunicación, ahora mismo. En el mundo los hay, en este país, a mi modo de ver, salvo algunas honrosas excepciones…
S.- ¿Qué entiendes que es buen periodismo o periodismo, simplemente?
Dicen que periodismo es contar algo que alguien no quiere que se sepa y que el resto es propaganda. Yo no sé si sería tan radical. No creo que nadie necesite que yo o alguien le defina lo que es buen periodismo. Es algo que está en la mente de la gente. El buen periodismo es ver y contar, de la manera más ecuánime e imparcial posible. De un tiempo a esta parte es cierto que por parte de algunos periodistas las derivaciones de eso no han sido bien atendidas, en el sentido de que muchas veces hacer eso bien implica tocar las narices a unos determinados intereses. Es cierto que en estos momentos, mucha gente no puede afrontar las consecuencias incómodas que acarrea el hecho de ir, ver y contar, ya que a veces se pone en tela de juicio algunas cosas. Hace falta que ese ímpetu inconformista y molestador regrese; aunque hay gente que lo está haciendo y muy bien. Creo que la gente cuando ve el buen periodismo lo reconoce.
S.- El periodismo siempre ha estado ligado a descubrir y preguntar, pero parece que esto de preguntar cada vez puede molestar más…
Mira, en España creo que hay cuarenta y dos o cuarenta y cuatro facultades de periodismo, he ido algunas de ellas y siempre les hago a los estudiantes una pregunta ¿os enseñan a escribir? Y te responden, sí o sí, pero no suficiente… Mi siguiente cuestión es… ¿os enseñan a preguntar? Nadie enseña a preguntar en este país. No hablo sobre qué preguntar, eso se presupone en un conocimiento del tema. Me refiero al hecho, a cómo preguntar, cómo intuir, cómo medir la intensidad de la pregunta, cómo empatizar o no empatizar… Además, en España se aceptan cosas, salvo honrosas excepciones, en las que se producen conferencias de prensa sin derecho a preguntas. Si usted me quiere contar algo pero no me deja hablar con usted, mándame un comunicado. Es algo que me parece increíble. Y a veces pienso que con el hecho de preguntar, y con esta profesión, se olvida que filosóficamente tiene que estar fijada en el otro. Pregunto porque esta profesión va sobre ti no sobre mí, va sobre la persona con la que hablo. Pero parece que cada vez más hay un cierto gusto por el ejercicio de estilo, la autocomplacencia del artículo, mis sentimientos, mi opinión. El periodismo creo que está invadido por la opinión. Yo lo que quiero es saber qué pasa. Lo apasionante de esta profesión como modo de vida, a mi modo de ver, es que te libera del egocentrismo para contar lo que le sucede a otros. Para mi es la mayor libertad que puede haber.
S.- Se ha publicado una encuesta en la que los periodistas no salimos muy bien parados. Somos una de las profesiones peor valoradas...
Bueno, no deja de ser un cliché ya que por ejemplo en las facultades de periodismo hay más alumnos que nunca. No habría estas cifras si fuera realmente así. Lo que sucede es que los periodistas, los que nos dedicamos a esta profesión, permitimos que se llamen periodistas a gente que se dedica a otros menesteres. Qué serán muy hábiles, pero que lo que hacen no tiene nada que ver con el trabajo de los periodistas de los medios locales, nacionales e internacionales. Los talk show de celebritys sobre quién se cepilla a quién y demás.. ¿es eso periodismo?... pues no lo sé… En todo caso hacemos cosas distintas y por meterlo todo junto…
S.- y… ¿Cómo recuperamos el prestigio que la profesión ha tenido siempre?
Pues sintiendo que nuestros jefes reales son nuestra audiencia y que les servimos a ellos. Eso lo primero lo tienen que entender las empresas de comunicación. Y es más necesario que nunca porque no sólo está en crisis nuestra profesión, está en crisis la sociedad y eso es más importante. En un momento en que en este país la corrupción es galopante y también la pérdida de valores y todo lo que parecía fundacional se cae pues tendremos que hacer nuestro trabajo y pedir explicaciones, tenemos que ir y contar, también lo que pasa fuera. Parece que con la crisis sólo es importante lo que sucede dentro. La historia nos demuestra que lo que pasa alrededor es importante porque lo que ocurre fuera también puede sucedernos a nosotros. Tenemos que recuperar todo eso, ser autocríticos y ver en qué nos hemos convertido y examinarlo. ¿Eso quiere decir que hay que reinventar el periodismo? No, tiene que volver a ser lo que fue. Es cierto, con otros instrumentos, con otras herramientas, pero insisto: ir, ver y contar.
S.- Hablabas de tener en cuenta las cosas que suceden fuera. Si no me equivoco, has trabajado en Irak, Afganistán, Darfur, Congo, Kurdistán, en Colombia… ¿Cómo es hacer periodismo en países en conflicto?
El periodismo se hace de la misma manera que se hace aquí. Lo que hace bueno a esta profesión es lo mismo, lo que vale para aquí al lado vale para allí. Sí cambian las circunstancias, cambia el contexto. Tienes que reconocer, aunque lleves tiempo, que trabajas para aquí; tienes que reconocer que eres un paracaidista. Ese reconocimiento de la ignorancia es el primer paso y es fundamental. No hay mayor peligro que el que cree que sabe. Reconocida esa ignorancia tienes que rodearte de personas locales que saben, que van a ser tus ojos, tus traductores. No sólo lingüísticos, también culturales, contextuales. Tienes que entender que eres un enviado de esta sociedad allí y no lo puedes olvidar, ya que a veces por las cosas que te pasan, por las cosas que ves, te desconectas. Creo que antes de ir a la guerra hay que trabajar en periódico local; la guerra no es un sitio para hacer experimentos. Hay muchas cosas que es necesario aprender antes sobre el oficio. En este país, a veces, parece que las cosas se deciden … con un... “a ver, en la redacción, ¿quién está más loco?...pues tu a la guerra…”, y no, esto no es una cuestión de cojones, es una cuestión técnica. Se trata de periodismo y de tomar decisiones técnicas en cada momento. No puede ser una cuestión de ego, de voy a demostrar… no, no estás ahí para eso. Estás ahí para contar lo que pasa a los demás, no para sacar pecho.S.- Diferentes corresponsales de guerra hablan de sentido común, cierto valor y calcular los riesgos…
Sí. Es una ecuación. Cuánto riesgo voy a asumir y qué puedo conseguir. No se trata de voy a un lugar determinado cueste lo que cueste, a lo mejor es más inteligente decirle al que está allí que venga.
S.- Hablando de contar las cosas que pasan, creo que le concedes a la conversación como entrevista un enorme valor, ¿no?
Sí. Creo que la entrevista, la conversación, es el instrumento básico de este trabajo, de esta profesión. La observación también, pero creo que a veces se olvida la entrevista. Además se olvida para todo, para prensa, para una información en internet, para un documental. Penetrar en esa persona, conseguir testimonios de vida. Creo que la entrevista, más allá de las preguntas respuestas, es otra cosa. Estoy con un protagonista para escucharle y tratar de sacar su historia. Una especie de comadrona. Yo voy a conversar con él. A veces mis editores se quejan de que hago entrevistas kilométricas, pero es que tengo mucha curiosidad y además creo que la gente merece que se la escuche y se la honre. Yo no voy a solucionar su problema, pero si me he encontrado a sicarios, guerrilleros, soldados que al terminar la conversación me han dicho, oye, que bien. A lo mejor han contado cosas tremendas… esa entrevista, esa comunión entre la persona que pregunta y el protagonista es una experiencia. De los sitios en los que he estado, de los conflictos armados, lo que me llena y de lo que guardo un mejor recuerdo son esas conversaciones. Yo no necesito que me disparen… Que alguien en pleno conflicto, cuando se está jugando la vida, abra su corazón y comparta las cosas que pasan y le pasan conmigo para mí eso es comunicación. Esa es la mística de este trabajo.
S.- Al final hablas de que la noticia se encuentra, de alguna manera, en las personas corrientes, aunque estas se encuentren en conflicto…
Vas a tener que preguntar a políticos, a líderes de movimientos, a militares, pero sólo vas a encontrar la verdadera dimensión de un conflicto en la gente de a pie. Eso que vale aquí, vale en cualquier sitio. Un periodista es bueno o mediocre en la medida en que tengas algo grande delante y seas capaz de darte cuenta o no. Con esto quiero decir que las historias están en todas partes, sólo hay ojos pequeños que no saben verlas. Nuestra productora se llama '93 meters', precisamente por eso. Nosotros estamos acostumbrados a realizar historias grandes, en sitios exóticos, de las denominadas épicas, en lugares de actualidad, pero no nos podemos olvidar nunca que las historias más grandes pueden estar en los lugares más pequeños.
S.- Alguna vez te has definido como una persona tímida, parace difícil imaginarse a alguien tímido en medio de lugares en conflicto como los que hemos mencionado, haya tiros o no…
Soy tímido y soy cobarde. Todos somos, un poco, lo niños que hemos sido y yo he sido un niño tímido. Era un niño no muy arrojado, pero como te dirá cualquier soldado, no se trata de si tienes miedo, o si eres tímido, o si tienes valor, lo importante es que haces con eso, si te paraliza o no. A mí esta profesión me ha ayudado a vencer mi timidez en muchas cosas y en otras sigo siendo tímido. No soy especialmente valiente, pero me he enfrentado a situaciones complicadas. No entiendo cuando la gente dice “que huevos tienes”, no, yo no me siento así. No estoy intentando demostrar eso, simplemente intento hacer mi trabajo. No soy valiente, pero intentas hacer tu trabajo.
S.- Da la impresión de que existe un gran compañerismo entre los periodistas de los diferentes medios en las zonas en conflicto…
Algunos de mis compañeros son mis amigos. Cuando estás en condiciones extremas hay que dejarse de tonterías. Hay más solidaridad porque la situación lo exige. Por supuesto, si alguien va a ir a un sitio en el que la cosa está mal y tú lo sabes haces todo lo posible para que no tenga que ir, para explicárselo, se lo cuento yo si hace falta e incluso le dejo imágenes. ¿Cómo voy a dejar que vaya a un lugar donde sé que hay un gran peligro?
S.- ¿En qué estáis trabajando ahora en la productora?
'93 metros' es una productora que nace hace poquito y estamos en la fase de preparar proyectos para presentar en diferentes lugares, también con cadenas de televisión nacionales y en el extranjero, ya que los documentales no están aquí tan prestigiados como fuera. Es un momento complicado para mí. Es el tiempo de escribir los proyectos y presentarlos. Creo que ha llegado el momento en el mercado del periodismo en que tenemos que movernos, no podemos esperar ya a que los medios nos llamen a casa o nos contraten para cubrirles determinadas informaciones. Creo que es el momento de crear una estructura que me permita hacer lo que siempre he querido, que es contar historias. Además, no me apetece arrojar al espectador datos y datos, quiero trabajar en cosas de actualidad pero con un cierto carácter de universalidad; es decir, que si alguien lo ve dentro de veinticinco años sepa lo que sucedía en ese momento.
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