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{DEPORTE / BALONMANO}

'Los deportistas siempre queremos comprobar hasta donde podemos llegar'

Luismi Ascorbe entrena a las chicas del Sporting Balonmano La Rioja

Luismi Ascorbe ha sido jugador, preparador físico y entrenador de balonmano. La historia de este deporte le situó a los mandos del Ciudad de Logroño -hoy Naturhouse- a falta de cinco jorndas para concluir el primer año del equipo de ASOBAL y con la complicada misión de salvar la categoría frente a rivales de prestigio como Teka o Elgorriaga Bidasoa. Lo consiguió. De aquella experiencia asegura haber aprendido mucho, al igual que de su etapa como preparador físico junto a Jota -uno de los mejores entrenadores de la competición. Ahora dirige al Sporting La Rioja, el equipo femenido de balonmano logroñés. Sus objetivos son siempre máximos, apunta. Habla de avanzar pasito a pasito, sin tener que dar grandes saltos, pero sin dejar nunca de mirar hacia arriba. La meta de este año se encuentra situada en disputar la fase de ascenso, la última victoria fue un paso más, el partido mañana puede ser otro./Javi Muro


S.- ¿Cómo llegas al balonmano?

Bueno, por culpa del hermano Pantaleón. Yo estudié en Escolapios y desde Sexto de EGB jugué a balonmano. Antes, de muy chiquito hice judo. Luego, con mi primo Paco Ascorbe, fuimos jugando y poquito a poco ascendiendo. Siendo juvenil ya jugaba con los mayores, con Sergio González y toda esta gente. Después de estar jugando unos años en el Calasancio me fui a estudiar INEF a La Coruña. Allí fiché por un equipo que estaba en la segunda categoría nacional, ya a otro nivel, con gente muy preparada, con gente muy competitiva. Ahí es donde empecé a aprender un poquito más, no sé si a mejorar como jugador –algo mejoraría-, pero sí a ampliar muchísimo mis conocimientos sobre el balonmano. También aplicando lo que estaba aprendiendo en INEF.


S.- Has sido jugador, entrenador y preparador físico…

Sí, del Cala (Calasancio) me fui a Galicia. Allí estuve tres años y después es cuando volví aquí, a Logroño, y empecé a trabajar en el Colegio Escolapios como profesor de Educación Física. Fue en el año 2001. Ese año jugué en un equipo de Soria. Sólo iba a entrenar los viernes y jugaba los fines de semana; eran viajes por toda España pero bueno, 'sobrellevables'. Allí, en Soria, también estuve un año. Después, formé parte del Promorioja de Segunda División y logramos jugar una fase de ascenso, recuerdo. En ese momento es cuando nació el Ciudad de Logroño. Hice una prueba en verano y comencé a jugar en el equipo. Salimos en Primera División y coincidimos gente de aquí, de La Rioja, y jugadores que vinieron de fuera. En dos años ascendimos a División de Honor B y ahí ya dejé la faceta de jugador y comencé a trabajar como preparador físico del equipo. En cuatro años estábamos en ASOBAL. El Ciudad de Logroño creo que es el equipo que más rápido ha subido de la nada a ASOBAL. Estuve ocho años en el equipo, primero como Darien y después Nartuhouse.


S.- Imagino que el balonmano profesional ayuda a aprender mucho sobre este deporte y te permite después aplicar toda esa experiencia…

Mucho, muchísimo. Gracias a mi paso por distintos equipos, tengo conocimiento del balonmano amateur, de categorías inferiores, equipos semiprofesionales –que tienen algo del sueldo o compensación económica, pero que no se dedican exclusivamente a eso- y además, he tenido la suerte de vivir durante bastantes años la máxima categoría profesional. Son muchas experiencias diferentes que te hacen aprender muchísimo, técnicamente y también como preparador físico. Sobre la carga de los entrenamientos, que no es lo mismo para gente profesional, que para jóvenes; no es lo mismo para veteranos o para gente que arrastra lesiones. Recuerdo cuando el Ciudad de Logroño fichó a Jon Belaustegi que venía de Ciudad Real. Había sido campeón del Mundo en 2005, pero había tenido lesiones en la rodilla y había que tener muchísimo cuidado y adaptar mucho el trabajo físico a sus necesidades. También, el caso contrario, cuando estaba en el equipo gente mucho más joven como Angelito Romero o Pepe Nouvelle, a los que podías meter mucha más caña. Jugadores a los que tenías que hacerlos porque igual no estaban muy hechos. He tenido la suerte de tener un amplísimo abanico para poner en práctica diferentes metodologías de trabajo. Eso es lo más importante. Y ahora, que estoy con las chicas… pues otro mundo diferente.
S.- … pero esa base y esa experiencia anterior te sirven…

Sí, claro, te sirven. Lo que pasa es que a veces te engañas. Crees que puedes hacer lo mismo y no vale. Entrenar a mujeres es diferente. No en el tema táctico, pero físicamente sí que es cierto que no son tan potentes como los hombres. El tema más complicado para mí es el psicológico; cómo decir las cosas… se asumen de forma diferente a los chicos. Eso se nota bastante. Me voy curtiendo y aprendiendo.


S.- Viviste un momento realmente emocionante al final de la primera temporada del Ciudad de Logroño en ASOBAL, ¿no?

Sí, sí. Ese año el club era un equipo potente. La gente decía que éramos de los que más pasta teníamos en el presupuesto, que era falso… pero sí que había una apuesta importante. Los resultados no acompañaban mucho y el equipo fue poquito a poco hacia abajo. El entrenador lo llevó de una forma que igual no fue acertada y yo me encontré en medio de dos aguas. Perteneces al cuerpo técnico y tienes que apoyar a tus compañeros y defenderlos, pero sin embargo había cosas que los capitanes del equipo te comentaban, cosas que no veían bien. Me encontraba en una situación de entender a ambas partes y tratando de calmar las aguas. En un momento dado, los resultados provocaron que la directiva tomara una decisión. Hablaron conmigo y, claro, es duro porque te ofrecen la posibilidad de llevar al equipo e intentar salvar la categoría… Yo era un trabajador del club y me tenía que adaptar a lo me pidieran. Además, por mi carácter no tengo miedo a nada; tengo miedo a un toro si se me pone delante, pero no para asumir un reto como ese porque para eso me he formado y me he metido en esto. Era una oportunidad y cuando te piden ayuda tienes que echar siempre un cable. Entre Toño, que era el segundo entrenador y yo, que estaba de preparador físico, asumimos el reto. Necesitaba que alguien de confianza estuviera al lado mío, alguien que conociera también al equipo.


S.- Quedaba muy poca competición, ¿no?

Sí, quedaba un mes y medio, muy pocos partidos y contra rivales muy duros; equipos muy buenos que habían fichado a internacionales. Luchábamos por evitar el descenso contra equipos que habían sido campeones de Europa como el Teka o el Elgorriaga Bidasoa, que de hecho son los que descendieron. Fue una experiencia extraordinaria, espectacular. En el cole me dieron permiso para faltar, ya que me costaba muchísimas horas preparar los vídeos, analizar los partidos, preparar los entrenamientos, entrenar… te lo tienes que tomar de una forma muy seria, porque si asumes el reto lo haces con todas las consecuencias. Jugamos cinco partidos, pero la salvación fue en la última jornada. Teníamos que ganar a Altea y tenía que perder Teka con Granollers. Y nos salvamos.


S.- Hasta el último suspiro de la competición…

Sí, pero además comenzamos muy mal. En un partido contra el Antequera se lesionó Diego Pérez Marne, que era el central titular y llevaba mucho peso, era un tío muy importante en el equipo. Fue un palo muy duro, fue una lesión muy grave. Recuerdo que hablé con Marc Armargant, que no había tenido tanto peso específico en el equipo y le hice ver que era un tío importante y que tenía que ser un puntal en el equipo para poder sacar todo lo que se nos venía por delante. Contábamos con dos grandes jugadores como el noruego Havard Tvedten y Johan Perterson –fichado en Navidad, junto a otro sueco-, y aunque no cambiamos mucho el estilo de juego, sí que cerramos muchísimo la defensa y con la idea de meter más goles –teníamos problemas de ataque estático- arriesgábamos en defensa y en contraataque, aprovechan a los dos extremos Peterson y Tvedten. Pequeños cambios que llevaban muchas horas de esfuerzo y, sobre todo, la presión… la presión de que siendo tan joven, porque yo entonces era muy joven, tener que ser responsable del equipo y del trabajo de muchas personas. Eso es lo que llevaba peor, porque yo al fin y al cabo trabajaba en el cole y si las cosas iban mal tenía mi trabajo, pero sin embargo había gente que su trabajo dependía de la permanencia… La verdad es que fue una experiencia extraordinaria.


S.- Imagino que también tuviste que ganarte la complicidad del equipo, de los jugadores…

Sí… recuerdo unas palabras de Gustavo Alonso en el primer entrenamiento que me dijo algo así como: “la primera vez que me dicen cómo tengo que jugar, y cómo juega el rival”. Tenía claro cuáles eran las características del equipo y, a partir de ahí, todo lo enfocaba al rival, buscando las debilidades del equipo contrario. Del mismo modo, para plantear nuestra defensa darles a los jugadores todo hecho y explicado sobre cómo juega el contrario. Ahí tienen mucha importancia los vídeos. Ves tres o cuatro partidos del equipo contrario y les pasas los cortes importantes, al tiempo que les explicas lo que suele hacer el rival, atacan así, así y así, y los tenemos que defender así, así, y así. Darlo muy fácil y no dejarlo todo a la calidad individual que tengan en el campo. De hecho, Jota –actual entrenador del Ciudad de Logroño- es en eso un experto y lo ha demostrado a lo largo de estos años. Yo lo sigo haciendo ahora también. En eso aprendí mucho con Jota. Pero cuando llegué, apliqué lo que había aprendido en Coruña con Carlos Lalín, que es un entrenador espectacular –ahora esté de preparador físico del Real Madrid de fútbol- sobre cómo jugar. La forma de trabajar del entrenador que había, Alberto Suárez, era diferente. Era un entrenador increíble que llevó al equipo de la nada a ASOBAL, pero su forma de trabajar era distinta.
S.- ¿Se pueden comparar los equipos de aquel Ciudad de Logroño que entrenaste con el Sporting La Rioja femenino que entrenas ahora?

En trabajo sí, pero lo tienes que adaptar. Por ejemplo, Jota con los chicos del Naturhouse siempre hace los lunes el repaso del vídeo de corrección de errores del partido que han jugado; miércoles, jueves, viernes, montaje del vídeo del equipo con el que va a jugar; eso cuando jugaban sólo fin de semana, porque ahora que juegan Copa de Europa el tiempo se reduce. Yo lo hago de forma similar, salvo que los lunes les doy fiesta, y la corrección de errores la realizamos el martes. Ya el jueves y el viernes estudiamos al rival de ese próximo partido. Empezamos realizando más vídeos, pero al final los hemos reducido ¿por qué? Pues porque perdíamos tiempo de cancha y además, los equipos de esta categoría no están tan estructurados tácticamente. Esta categoría femenina es más de correr, de lanzar, hay táctica, pero no tan estructurada. Aun así, la corrección de errores creo que es muy importante, es la única forma de mejorar. Compararlo con un equipo profesional de chicos es muy complicado porque para empezar en el ritmo físico son muy superiores, tácticamente las chicas sí que juegan bien… pero hay que tener en cuenta que el número de horas de trabajo es distinto.


S.- ¿Es complicado sacar horas de entrenamiento?

Bueno, no se puede entrenar por la mañana, por ejemplo, porque ellas trabajan y yo también. No puedo meter mucha carga entre semana porque ellas trabajan, algunas son monitoras que dan clases de GAP o Spining y llegan reventadas y hay que tener mucho cuidado para que no se rompan. Hay similitudes y aspectos que los puedes trabajar igual y otros que no, pero por el condicionamiento profesional. Ahora he fichado a una jugadora que es casi profesional –hay más de una-, y le puedes echar lo que quieras porque ella se dedica exclusivamente a estudiar y al balonmano. Tiene tiempo de recuperación y su cuerpo está adaptado a la carga de trabajo.


S.- ¿Y de medios?

¡Buff!... los medios cambian muchísimo. Por ejemplo, en el Palacio de los Deportes estábamos acostumbrados a realizar el vídeo en unas oficinas que teníamos arriba, teníamos sala de entrenadores, había un cuarto de material, vestuario propio, gimnasio justo debajo de la grada, lo cual es muy bueno para realizar el trabajo físico y seguido salir a la cancha, volver a entrar al gimnasio, mezclar ambas cosas. Ahora, por ejemplo, las pesas las realizamos en Viana, no puedes realizar la transferencia porque no tienes una cancha al lado; el vídeo se hace en el vestuario, llevo el ordenador con un cañón y lo proyecto contra la pared… es completamente diferente. No tenemos tantos balones, pero bueno, poco a poco vamos adquiriendo material. Pero no tiene nada que ver.


S.- El año pasado fue de asentamiento del Sporting en la categoría, ¿no?

Sí. El primer año fue para conocer y salvar la categoría, el año pasado fue para asentarnos, buscar los puestos medios y no sufrir, que no sufrimos. Estuvo bien.


S.- ¿Y este año la competición va muy bien?

Sí, va bien, pero podría ir un poquito mejor. Soy muy exigente. Además, creo que la única forma de mejorar es exigiéndote mucho. El objetivo era estar luchando por meternos en fase de ascenso y lo estamos haciendo, pero hemos empatado dos partidos que no teníamos que haberlos empatado. Por eso digo que podíamos ir mejor. ¿Está mal? No, que va; está bien, pero… Pero, el equipo son gente joven que es también muy exigente consigo misma y asume bien la presión, por eso estoy seguro de que vamos a seguir mejorando.
S.- ¿Qué tipo de entrenador eres? Las cosas no están saliendo como queréis… llega el descanso y en el vestuario…

Duro, soy un entrenador duro. Vamos a ver… por eso decía antes que lo más importante es saber cómo decir las cosas, nunca con insultos o faltas de respeto, eso para mí está descartado. Pero sí creo que hay que decir las cosas claramente y sí hay que decirle a una jugadora que había que hacer tal cosa porque las rivales juegan así y así, y no lo ha hecho, pues hay decirle: ¡Oye espabila! También, vas conociendo quién soporta mejor la presión y a quién es mejor decirle las cosas de una manera u otra, pero eso tiene un problema que sí a una que le chillas y rinde más y a otra que le dices las cosas sin chillar también rinde más, pues esas diferencias también hay que saberlas llevar… porque parece que tratas diferente a unas que a otras… Esa es una parte difícil y complicada…


S.- Así, que tu equipo siempre a tope…

Sí, por motivos esenciales. Porque el balonmano es un deporte en el que si no estás concentrado y jugando a tope el riesgo de lesión es alto, y también por respeto al rival. El respeto al rival es jugar a tope,  además es la única forma de mejorar. Llegan partidos complicados y si en los anteriores, que hemos ganado con mucha ventaja, nos hubiéramos relajado y no hubiéramos jugado con intensidad, después en los enfrentamientos complicados no vamos a rendir a tope. Si tenemos hora y media de entrenamiento, tenemos que aprovechar cada minuto de la hora y media de entrenamiento. En eso soy muy exigente, pero poco a poco la gente se va acostumbrado. Llevamos ya tiempo llamando jugadoras cadetes de los equipos filiales de Oyón y del Calasancio a jugar con nosotros. Son muy jovencitas, pero aceptan el ritmo con una ilusión de la leche, se esfuerzan al máximo, y el año que viene vamos a ver alguna jugando con el primer equipo. ¿Por qué? Pues porque tienen un interés y aptitudes buenísimas.


S.- ¿Cómo ves el balonmano en general y el femenino en particular?

… se está produciendo una situación totalmente ilógica. La Liga ASOBAL ha bajado muchísimo, está jugando gente en ASOBAL que hace unos años no hubiera jugado ni de cerca. También es verdad que hace unos años venían muchos más jugadores extranjeros y entonces igual no tenían sitio. La Liga ha bajado mucho, muchísimo, de nivel. Sin embargo, la Selección ha ido a mejor. Hace unos años, la pregunta era ¿Es bueno tener a Rutenka y Laslo Nagy en la Selección? A mí no me parece ni bien ni mal, lo respeto, aunque no soy partidario de esas situaciones. ¿Por qué? Porque quitamos sitio a gente joven que está demostrando que vale ganado competiciones internacionales en categorías inferiores. Ahora, tienen mucho más fácil llegar arriba y, además, los jugadores españoles de nivel están saliendo a ligas extranjeras, a ligas muy competitivas. De esta forma, la Selección va mejor, pero por el contrario ¿qué patrocionador con lo que mueve la Liga ASOBAL va a invertir? Es complicado. Ahora, en la Liga –salvo el Barsa que es intocable- cualquiera puede ganar a los demás. Pero fíjate, el Naturhouse está jugando en Champions y no se llena el campo y los precios son asequibles, estamos pagando lo mismo en liga que en Copa de Europa.


S.- ¿Se nota tanto el descenso de la asistencia de público?

Sí, de hace cuatro años ahora, sí. Ha habido partidos hace unos años con tres mil y pico espectadores. Es algo un poco extraño lo que pasa con el balonmano en general.


S.- ¿y en cuenta al femenino?

¡Buff! En el balonmano femenino el bajón es enorme. Hay un equipo, el Bera Bera, que se puede permitir pagar a las jugadoras; otros que pueden pagar a algunas jugadoras, y otros, en máxima categoría, que no pagan a ninguna de sus jugadoras. Hay jugadoras en mi equipo que están mejor que otras en equipos de División de Honor, económicamente hablando, ya que se les ha conseguido un puesto de trabajo y de eso pueden vivir, más una pequeña ayuda –que es una ridiculez lo que les puedes dar- y el piso gratis, claro. Es una manera de que, al menos, no dependan de las familias. Además, el balonmano femenino ha bajado mucho porque tiene menos repercusión. Nosotros no nos podemos quejar de la atención de los medios de comunicación. Además, tenemos nuestra red interior de comunicación, redes sociales, la web…
S.- Los medios de comunicación deportivos a nivel nacional parece que sólo prestan atención a determinados deportes –por ejemplo, el balonmano- cuando llegan los Juegos Olímpicos y son un oportunidad de sumar medalla…

Claro, y pensamos que después de conseguir la medalla se va hace más caso al balonmano femenino y no pasa… y al final, las chicas se van a jugar fuera y eso no puede ser. Pero con el masculino pasa lo mismo. Hemos sido campeones del Mundo el año pasado, este años medalla de broce en el Europeo –vamos, una pasada- y como puede ser que eso no sea motor para que aquí halla una repercusión mayor… y estamos hablando de un deporte que es espectáculo y entretenimiento.


S.- Pero la cosa parece que va incluso un poco más allá. El Atlético de Madrid de balonmano desapareció antes de iniciarse esta temporada, al parecer, por deudas con la Seguridad Social o Hacienda, mientras infinidad de clubes de fútbol mantienen esas mismas deudas o mayores y no pasa nada…

Sí. Tienen permisividad total. No sé lo que pasó, pero que de un día para otro te echen de la competición…  la repercusión del balonmano no es tan grande como la del fútbol. Ahora, creo que va a empezar a televisarse el balonmano por La2. Eso ayudará mucho. Es esencial que la gente conozca los deportes.


S.- Da la impresión, de que el Sporting sigue la misma filosofía del Naturhouse Ciudad de Logroño, la moderación presupuestaria, el cuidado de los gastos, esa idea de gastar incluso un poco menos de lo que se tiene por si hace falta luego…

Y de hecho gastamos menos, siempre queda un poquitín por si tenemos imprevistos. La directiva aquí ya lo tenía asumido. Y yo cuando vine dije que no quería tener que cruzarme de acera y evitar la mirada con nadie, lo que no podemos es engañar a la gente como me han engañado a mí en algunos otros sitios. Fuera de La Rioja aún me deben cosas. Lo que he mamado es que hay que ser gente honesta y no jugar con las personas. Si ofrezco algo es porque sé que es lo que te puedo ofrecer. El estilo es igual. La moderación económica y también en las declaraciones. Y hay que ser agradecido con lo que nos dan porque seguro que a otros les dan menos. Por eso, porque cumplimos, el teléfono no para de llamar ofreciéndose jugadoras. Pasaba también en el Naturhouse. Intentabas fichar jugadores por una oferta grande y te decían que no; otros les ofrecían más aunque no lo podían pagar, pues bueno, alguno de esos jugadores acabó en Logroño cobrando mucho menos de lo que se le había ofrecido en un principio. La gente ha ido aprendiendo.


S.- Y entonces, ¿el objetivo del Sporting es máximo?

El objetivo es máximo. Son muchas horas de trabajo, horas que quitas de tu familia, aunque también es lo que siempre te ha gustado hacer. Los deportistas creo que siempre queremos comprobar hasta donde podemos llegar. Vamos pasito a pasito, este año el objetivo es luchar por entrar en la fase de ascenso y después ya veremos…, cada vez un paso más, que el escalón no sea muy alto, pero siempre un poco más arriba. Pero es muy duro… pero es lo que nos gusta. Se lo digo a las jugadoras, por suerte o por desgracia, este club no es sólo para pasarlo bien, es para ganar y para dar la cara siempre.

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