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{DEPORTE / ATLETISMO}

'Me parece ridícula la costumbre impuesta de llamar running a correr'

Álber Vázquez relata en 'La meta esté en Ítaca',

Álber Vázquez es escritor –uno de los autores más afamados en el género de la novela bélica- y es también corredor. Tres días por semana, se levanta al amanecer y corre veinte kilómetros. Después se ducha y se sienta a escribir. De la intersección de sus dos aficiones ha surgido ‘La meta está en Ítaca’(Expediciones Polares), un relato sobre el deporte de correr a pie –vade retro running-, que tiene mucho de reflexión personal desde la mirada de un fondista con veinte años de experiencia y que plantea preguntas que todo corredor se ha planteada alguna vez. ¿Por qué corremos? ¿Qué es lo que nos lleva a calzarnos las zapatillas y recorrer kilómetros sin una recompensa aparente? ¿En qué pensamos cuando corremos? ¿Qué es lo que tienen las carreras populares y en especial la Behobia-San Sebastián? Porque es la Behobia el nexo que recorre la historia que cuenta Álber, una historia repleta de referencias literarias, musicales y cinematográficas./Javi Muro

 

SPOONFUL.- “Correr por correr es la cosa más importante que hago en mi vida” dices en ‘La meta está en Itaca’. ¿Por qué corres?

En el libro hago esa misma pregunta a dos corredores: una atleta de élite que ha ganado la Behobia y un corredor modesto de los que hay a miles en cualquier carrera popular. Y ambos tienen las mismas dificultades para encontrar la respuesta. Se lo piensan antes de responder. Así que no parece existir una respuesta sencilla y única. En mi caso, y creo que en el caso de la inmensa mayoría de los corredores populares, correr nos aporta un bienestar emocional y físico que nos hace sentir mejor con nosotros mismos. Para mí, es mi momento de estar a solas conmigo mismo, de conectar con mi interioridad íntima, de alejarme del ruido social, etc.


S.- ¿Cuándo comenzaste y cómo decidiste que querías continuar, que te gustaba? ¿Recuerdas los primeros recorridos?

Llevo corriendo en serio, con continuidad, unos veinte años. Pero ya en la adolescencia corría. Mis primeros recorridos los recuerdo claramente porque son los mismos de ahora. Tengo la inmensa suerte de vivir cerca de un paraje maravilloso con pastos, ríos, bosques y montañas. Ahí corro siempre, rodeado de animales y naturaleza.


S.- Apuntas también que correr te ayuda en las demás cosas que haces en tu vida… “Porque corro vivo”…

Sí, porque correr me ayuda a estar mucho más centrado en la vida. Tengo ya cierta edad y procuro evitar la grandilocuencia de las grandes afirmaciones, pero hay algo terapéutico, al modo que las religiones o la espiritualidad son terapéuticas, en el hecho de correr. Me sirve para estar bien y eso influye directamente en mi vida cotidiana.


S.- Hablas de una conexión cuerpo-mente que se produce al correr…

De hecho, creo que es la gracia de este deporte: que conectas con tu interioridad. A diferencia de lo que ocurre en otros deportes, como el fútbol, el tenis o el remo, el corredor de fondo está completamente sólo y se ve obligado, porque no le queda otro remedio, a encararse consigo mismo.


S.- ¿Por qué un libro dedicado a la Behobia y no a otra carrera? ¿Qué tiene de especial?

En primer lugar, por cercanía. Desde que soy niño, estoy ligado a la Behobia, bien como espectador, bien como corredor. Pasa por delante de mi casa. Hay un factor afectivo hacia ella que no puedo dejar de obviar. Pero, por otro lado, porque es una carrera realmente única. Sin duda, la mejor carrera popular que hay en España y una de las mejores del mundo. En su distancia (20 kms.), desde luego pocas carreras están a su altura.


S.- Al leer ‘La meta está en Itaca’ compartes esa sensación que apuntas: la Behobia es una carrera especial… hablas de una catedral, de rituales y ritos…

La Behobia es una carrera muy emocionante en el sentido más literal del término. Correr por primera vez la Behobia es una experiencia grandiosa. La razón principal de escribir este libro es explicar por qué esto es así. Como corredor habitual que soy, buscaba testimonios de otros corredores en Internet y todos se parecían mucho los unos a los otros. En todos subyacía el entusiasmo y la emoción, pero ninguno acababa de condensar la verdadera magia que supone correr esta carrera. Yo, humildemente, he tratado de poner en palabras emociones muy únicas con las que espero que otros corredores se sientan identificados.


S.- El público acompañando a los corredores a lo largo de los 20 kilómetros… se producen esas imágenes que asociamos al ciclismo cuando los corredores llegan a los grandes puertos, ¿no?

Sin la menor duda. En el alto de Gaintxurizketa, tras una durísima subida de dos kilómetros y medio, el público crea un pasillo humano que los corredores atraviesan. Durante ese rato, cientos de personas te animan como si fueras el mejor corredor del mundo y estuvieras a punto de ganar el oro olímpico. Todos los corredores llevamos nuestro nombre impreso en el dorsal, y escuchar a la gente animarte por tu nombre a un metro de ti mientras tú vas al límite de tus fuerzas es mágico. No se me ocurre otra forma de describirlo.


S.- El público te hace continuar… porque hay cuestas duras, repechos, toboganes…

La Behobia es una carrera muy dura porque son 20 kms, casi una media maratón, de los que muy pocos transcurren en llano. El público es clave en esta carrera. De hecho, sin ese público tan especial, no tendría sentido correrla. Yo he corrido muchas carreras populares y en algunas el trazado te lleva a lugares inhóspitos en los que te preguntas: "¿Qué demonios hago yo aquí?". En la Behobia eso no sucede nunca porque el público, un público que no para de animar y animar, está presente en los veinte kilómetros del trazado.


S.- Momentos clave: Gaintxurizketa y Miracruz, por ejemplo….

Sí, sobre todo el segundo. Es una subida no excesivamente exigente pero a la que se llega muy justo de fuerzas. He visto a corredores experimentados pasarlo muy mal ahí.


S.- ¿La Behobia es una carrera de sensaciones?

Sí, sin la menor duda, sí. Es la carrera que corren los que jamás se habrían planteado correr una carrera. Porque más allá del tiempo que uno consiga, está la posibilidad de vivir una experiencia única en el campo emocional. Ten en cuenta que llegan miles de corredores de Cataluña, Madrid, Francia... Si vienen y repiten año tras año, es porque esta carrera les hace sentir de una forma verdaderamente especial.
S.- Hablas de los héroes sublimes… de la euforia de la llegada…

Todo corredor es un héroe para mí. Porque me parece heroico que personas normales y corrientes decidan enfrentarse a veinte kilómetros demenciales un domingo de noviembre. Cada persona que cruza la meta es especial en el momento de hacerlo. Yo siempre me he sentido así en esta carrera y me consta que esto es algo que le sucede a prácticamente todos los participantes.


S.- No te olvidas de los voluntarios…

No, porque aunque la Behobia tiene una organización profesional, utiliza mil quinientos voluntarios. Mil quinientas personas que trabajan gratis para que esto funcione y que merecen un reconocimiento que no siempre se les da. Me parece admirable todo el trabajo que hacen. No puedo sentir sino respeto y agradecimiento por todo lo que dan a cambio de nada.


S.- …. Y recalcas la idea de que el camino y no el destino es lo importante.

Para un fondista puro como yo, sin duda. Yo disfruto corriendo, no llegando. Por supuesto, me alegro mucho cuando mi marca es buena, pero ya está, ahí queda todo. Correr y sentirme bien conmigo mismo mientras corro es lo importante.


S.- Y que quede claro… tu corres, eres corredor, nada de runner…

Me parece ridícula esta costumbre que en los últimos tiempos se ha impuesto de llamar running a este deporte. Running quiere decir correr. Si ya tenemos una palabra en nuestro idioma, ¿a santo de qué buscar otra en inglés? Me parece muy esnob y yo me niego a ser runner. Es tan absurdo como si tú ahora comenzaras a denominarte journalist y yo writer. En fin...


S.- ¿Correr es una actividad solitaria que une a la gente?

Sí es una actividad solitaria. A diferencia de los deportes de grupo, tú corres solo. Y, después, hallas en tu camino personas que hacen lo mismo que tú y hacia las que experimentas afinidad. Los corredores, cuando entrenamos, siempre nos saludamos entre nosotros aunque seamos perfectos desconocidos. Hay una complicidad implícita en el hecho de correr.


S.- ¿Por qué Itaca?

Ítaca es la isla a la que el héroe clásico griego Odiseo regresa tras luchar contra los troyanos. Pero el viaje, que es relativamente corto, le lleva diez años a Odiseo. Porque lo importante no es llegar a su destino, sino el camino en sí mismo. O la vida.

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