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{CULTURA / LIBROS}

'Necesitamos héroes no sólo por una cuestión de esperanza sino para que carguen con nuestros miedos'

Nerea Fernánez es autora de la tesis Pervivencia del concepto del héroe en el cómic de superhéroes

La Humanidad tiene la necesidad de que existan héroes. “Históricamente tenemos necesidad de héroes –apunta Nerea Fernández-, es una necesidad antropológica, pero no se trata tan sólo de una cuestión de tener esperanza de que alguien nos salve, que resuelva las amenazas de nuestra sociedad, del planeta, nuestra necesidad tiene que ver con cargar con nuestro miedos a héroes y superhéroes”. Nadie cree hoy en día –se supone- en hombres y mujeres enmascarados dotados de poderes excepcionales que acaban con los malos. Los héroes del siglo XXI realizan hechos extraordinarios a través de la tecnología o sirviéndose de su talento, pero el concepto cultural del ‘héroe’ –superhéroe- sigue vigente y está relacionado con cuestiones sociales, políticas y económicas, con los tiempos y los momentos históricos. Nerea Fernández ha analizado en su tesis la ‘Pervivencia y evolución del concepto de héroe literario en el cómic norteamericano de superhéroes’, un trabajo con el que ha obtenido el doctorado con sobresaliente cum laude.

 

Los superhéroes del cómic norteamericano del siglo XX –se lee en la tesis de Nerea- son los herederos de aquellos héroes de la épica y la novela romántica que nos hicieron soñar y creer en un mundo más justo y en las posibilidades de nuestro propio ser”. Cita la autora a McCloud para recordar que “el cómic es un campo digno de estudio capaz de representar la vida, la época y la cosmovisión de un autor”.

 

En la tesis –describe Nerea- estudio el concepto de héroe y su recorrido a lo largo del tiempo, realizando la comparativa héroe-superhéroe”. El trabajo aborda la idea del héroe clásico –Ulises o Aquiles, por ejemplo-; el héroe romántico –Robin Hood- y los superhéroes modernos. “Los primeros héroes –detalla la doctora por la Universidad de La Rioja- se asemejan más a la idea de los superhéroes. Son contemplados como semidioses, personajes que persiguen un bien absoluto, puro, como sucede, por ejemplo, en la Iliada; en cambio, la meta de algunos héroes románticos es de un carácter más personal”. Nerea ha analizado 32 personajes diferente. Gilgamesh, Kâma, Samuel y David, Aquiles y Héctor, Ulises, Eneas, Beowulf, Roldán, Sigfrido, Vólund (Helgim Sinfiotli y Sigurd), El Cid y Amadís, entre los héroes clásicos. Guillermo Tell, Edmundo Dantés, Capitán Nemo, Robin Hood, Alan Quatermain, Doctor Jeckyll y Mr Hyde, El hombre invisible, La Pimpinela Escarlata y El Zorro, entre los románticos y Dick Tracy, Superman, Spider-Man, Doctor Strange, Batman, Green Arrow, Iron Man, Hulk, Wonder Woman, Batgirl y Elektra, entre los superhéroes. 

 

Nerea Fernández ha orientado su estudio desde una perspectiva cultural sin obviar la visión antropológica del héroe “como emblema y signo”.  A lo largo de la tesis surgen conceptos como la épica, la literatura romántica y el cómic como género narrativo. También antagonistas del héroe, el enemigo –el villano- siempre están presentes. En unos casos es la falta de libertad, en otros el abuso del poderoso. “El héroe por lo general –señala Nerea- ayuda al pueblo al combatir la injusticia a la que está sometido por el villano, pero no siempre, la batalla de algunos héroes es con la muerte, con la búsqueda de la inmortalidad”.

 

La conflictividad social parece un elemento determinante en el protagonismo de la figura del héroe en los géneros narrativos. “A partir de los años 30 del pasado siglo, el héroe adquiere la condición de superhéroe. Son años de guerra en España y de entreguerras en el resto del mundo los fantasmas del Crack del 29 siguen presentes”. En esa época nacen The Phantom y sobre todo Superman (1938). “Ya en los años sesenta, cuando la bonanza económica no termina de instalarse en la sociedad americana, continúa desde 1955 la guerra de Vietnam y surge el movimiento hippie, comienza el periodo Marvel”. Es entonces cuando surgen Los Cuatro Fantásticos en contraposición a La Liga de la Justica del periodo anterior, del guionista Stan Lee, de Hulk, Thor, Spider-Man, los X-Men o Daredevil. “Los años 80 –continúa Nerea Fernández- registran una nueva ola de protagonismo de los superhéroes. Es el momento de la Guerra Fría, de la aparición del Batman de Frank Miller (El caballero oscuro) o Watchmen”.

 

La crisis económica que comenzó en 2008 ha llevado a las salas de cine un sinfín de películas en las que los superhéroes son protagonistas. “Ahora en España, por ejemplo, David Rubín ha publicado ‘Gran hotel Abismo’, en el que revisa algunas de las ideas clásicas del universo de los superhéroes”. En la novela gráfica de Rubín convive la sátira social y política con las referencias al Batman y ‘Sin City’ de Fran Miller o a ‘V de Vendetta’, de Ala Moore.

Nerea Fernández  también apunta una serie de condicionantes que acompañan a los superhéroes y en ocasiones también a los héroes clásicos y románticos. “Nadie los ha llamado –recuerda-, de alguna manera son personas inadaptadas, no pueden tener una vida normal, todos tienen una tara y, al final, tienen una doble personalidad o identidad y la que termina predominando, la identidad principal termina siendo la de héroe. Además, viven proscritos o escondidos, bajo diferentes nombres, Ulises o el Conde de Montecristo, en el bosque de Sherwood Robin Hood, o en guaridas y bajo sus trajes los superhéroes”. Esa doble identidad señala una evolución también desde la figura del héroe clásico. “Si nos fijamos en el personaje de Batman –resalta Nerea- vemos influencias de El Zorro, del Conde de Montecristo o de Robin Hood; son héroes que durante el día a día, cuando no son llamados a luchar contra las injusticias, se refugian en identidades de petrimetres, cobardes, personas anodinas, en contraposición al héroe”. Esa doble personalidad es, de alguna manera, su guarida más segura.

 

El debate sobre la revelación de la verdadera identidad de los superhéroes enmascarado también está latente en los cómics. Como recuerda la autora de la tesis, “con el agresivo capitalismo estadounidense de fondo, entre los superhéroes de Marvel se produce la controversia de si es necesario reconocer quién se camufla bajo las máscaras o no, una discusión que va más allá porque significa, al mismo tiempo, ponerse al servicio del sistema o no. Frente a quienes quieren actuar a las órdenes del sistema están quienes consideran que no deben seguir los dictámenes de otros, ni defender los interés de otros, sin hacer valer sus ideales”.

 

¿Y el papel de la mujer? “La mujer no aparece entre los héroes clásicos. Aparecen algunas heroínas pero no tienen papeles principales. Hay personajes como Elektra o Iphigenia, pero no están presentes  en los relatos épicos, sino vinculados a las tragedias, al teatro, no los consideraban de suficiente entidad para las historias de héroes y épicos. Comienzan a tener un mayor espacio en la novela romántica pero, por lo general, acaban todas mal”. Si acudimos a la tesis la relación en el apartado de superhéroes es de 7 a 3. “Ha costado –explica Nerea- que la mujer tenga su propia colección de comic. En un principio tenía presencia en las historias de otros superhéroes como ayudante, compañera o, incluso, villana. En el estudio analizo la figura de Wonder Woman, Batgirl y Elektra, pero es que la propia Wonder Woman aparece incialmente en los comic de Superman. En cambio, la mujer si tiene una presencia significativa desde el principio en los X-Men, donde el porcentaje es elevado”. Nerea resalta que tampoco en las reuniones de superhéroes la presencia de la mujer es significativa, “ni en la Liga de la Justicia, ni en Los Vengadores”.

Nerea Fernández tiene debilidad por Batman. “El caballero Oscuro –describe- tiene más conexión con los héroes románticos y con las ideas que seguían. Incluso el Joker, su villano, resulta tremendamente interesante; en ocasiones más que el propio Batman. El Joker es un malvado que persigue el poder o el dinero, busca el caos. El caos por el caos es su objetivo”.

 

Las 750 páginas que componen ‘Perivencia y evolución del concepto de héroe literario en el cómic norteamericano de superhéroes’ comenzaron a fraguarse en el colegio al que acudía Nerea. “Allí –recuerda- había una colección de tebeos y disfrutaba leyéndolos. También las tiras que publicaba El Semanal. Ya en la carrera, mientras cursaba la asignatura de Relaciones entre el Cine, Cómic y Televisión ya pensé en comenzar a escribir la tesis sobre este tema. No se trataba sólo de disfrutar de los relatos que contaban, sino que comenzaba a encontrar un fondo histórico, filosófico, en aquellas historias había unos porqués”.

 

El cómic o la novela gráfica vive un buen momento en estos momentos, pero no siempre ha sido así. “El cómic ha vivido años de desprestigio y parecía que dentro de los medios de masas no tenía la importancia y no se reconocía el trasfondo que aportaban. Durante mucho tiempo en España el tebeo, el cómic, estaba relacionado como lectura para niños. Íbamos a la zaga de otros países, cuando en el Capitán Trueno, por ejemplo, ya se hablaba de más cosas que el relato o la aventura que contaban”.

 

Nerea apunta como punto de inflexión en la relación entre el cómic y el público más adulto en las series de dibujos de la televisión. Los Simpson, Padre de Familia, Futurama, South Park… “no están dirigidas a la infancia y han sido un impulso a una nueva visión sobre las colecciones de cómics”. También influyó ese momento en que al cómic comenzamos a denominarlo novela gráfica. “ –afirma Nerea-, ese término se lo debemos a Will Eisnner, que enfadado por la poco atención que recibían sus publicaciones decidió cambiar el término y, de alguna manera, todo cambió. El Batman de Frank Miller o Watchmen fueron presentadas como novelas gráficas. El truco funcionó”.

 

Al adentrarse en la tesis aflora la conclusión de que los héroes no pueden desaparecer. “A través de ellos se da expresión simbólica a los deseos, temores y tensiones inconscientes que están por debajo de los patrones conscientes de la conducta humana. Cuando los héroes que admiraron nuestros antepasados no logran emocionarnos y provocar una respuesta en nosotros, surgen nuevas imágenes que se adaptan a la sociedad que se creemos que ha de ser rescatada”./Javi Muro

 

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