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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

Tarkovski, polaroids, el tiempo detenido y la verdad de las vistas desde una ventana

El director ruso dirigió 'La infancia de Iván', 'El Espejo' o 'Solaris', en tiempos de la URSS

“No copies a la naturaleza; el artista debe ser como el Creador mismo, debe de crearlo todo’ Andréi Tarkovski fue director de cine, actor, escritor y poeta. También fotógrafo. Tan sólo rodó siete películas, pero cuatro de sus títulos se encuentran entre las cien mejores de la Historia en lengua no inglesa, según la BBC. Andréi Arsénievich Tarkovski nació en Zavrazhie, Óblast de Ivánovo, Rusia, en 1932 y falleció en París, en 1986). Artista en la atmósfera de la Unión Soviética, está considerado como uno de los más importantes e influyentes cineastas de la historia del séptimo arte.

 

El cine de Tarkovski respiraba un carácter absolutamente anticomercial. Quizá, tan sólo ‘Solaris’, promocionaba por el gobierno soviético como la respuesta a ‘2001, una odisea del espacio’, escapó de la definición de ‘cine de autor’; a pesar de no tratarse de una película -como todas las director ruso- dirigida a entretener al público. “Cuando vi 2001, una odisea del espacio’ -describía Tarkovski-, ya supe perfectamente que lo que quería hacer en ‘Solaris’ era algo completamente opuesto y diferente a ella. Me parece que cada escena es una ilustración de revista de ciencia ficción. Y no precisamente arte gráfico de buena calidad”. ‘Solaris’, basada en la novela de Stanislav Lem, era, según cuentan, el trabajo que menos agradaba al propio Tarkovski, aunque adquiriera la condición de obra de culto de la ciencia ficción y Steven Soderbergh realizara, en 2002, un remake, con George Clooney como protagonista. El ‘Solaris’ de Soderbergh es igual de profundo en las ideas, pero más accesible; extraordinariamente bello en la estética. Probablemente, alejado del gusto del cineasta ruso.

La Historia del Cine recuerda a Tarkovski por su extrema exigencia a la hora de preparar y dirigir sus proyectos, por sus teorías sobre el el Cine y el Arte en general -recogidas en su famoso volumen ‘Esculpir en el tiempo’-, por su renuencia a acatar los dogmas culturales y las limitaciones ideológicas de su país, lo que llevó al exilio, y por su contundente personalidad artística. Una impronta que también resalta en sus fotografías. “Si se incrementa la duración normal de una secuencia, primero te aburres, pero si la incrementas aún más, crece el interés. Y si, incluso, la incrementas más, surge una nueva calidad e intensidad”.

 

Harto de las imposiciones y de la presión de las autoridades culturales soviéticas, Andréi Tarkovski emigró primero a Italia, donde realizó el documental ‘Tempo di viaggio (1983)’ y el largometraje de ficción ‘Nostalgia (1983)’, y después a Suecia, donde con parte del equipo de su admirado Ingmar Bergman -Bergman era su dios, el director con el que compartía un nuevo lenguaje narrativo-, dirigió su obra póstuma, ‘Sacrificio (1986)’, un trabajo que concluyó de montar desde la cama del hospital, enfermo de cáncer. ‘Sacrificio’ es la película más premiada en la historia del Festival de Cannes. Fue galardonada con cuatro premios, aunque no alcanzó la Palma de Oro.

 

Antes había rodado películas hoy míticas como ‘La infancia de Iván’ (1962) -su primer film y por el que recibió el León de Oro en el festival de Venecia-, ‘Andréi Rublev’ (1969), obra monumental; ‘Solaris’ (1972); y la extremadamente personal ‘El espejo’ (1975).

La narrativa de Andréi Tarkovski alimenta la belleza y el silencio filosófico; sus películas están consideradas exploraciones metafísicas y espirituales sobre la humanidad. También lo hacen sus fotografías, sus polaroids. Las instantáneas de Tarkovski recogen la vida como si de un reflejo o un sueño se tratara. Entendía la narrativa, ya fuera a través de las imágenes en movimiento o estáticas, como el deber de revela la verdad contemplada. “Una persona debe ser ella misma -resaltaba- debe tener el valor de decir: ‘soy yo, eso es lo que soy’. No es fácil. A todos nosotros nos encanta gustar” y lamentaba, “hemos llegado a una situación en la que el público prefiere cualquier basura comercial a ‘Fresas salvajes’, de Bergman o a ‘El eclipse’ de Antonioni”. Andrei Tarkovski analizó a lo largo de su vida la relación del hombre y el tiempo, quizá, con sus polaroids tan sólo deseaba pararlo. En sus fotografías, el director ruso retrató la naturaleza, la luz y las personas de su propio universo; en definitiva, la verdad de las vistas de su ventana./J.M.

 

 

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