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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

Lo sutil, la belleza y lo importante

'Poéticas', ocho fotógrafas reflexionan sobre la poesía y lo cotidiano

Sobre la cálida tarima, las ocho fotógrafas hablan de sus imágenes. Sentadas en corro, como si de un fuego de campamento se tratara, encuentran puntos en común, caminos similares en un proceso creativo que genera propuestas diversas. Coinciden, asienten, se emocionan, se apoyan. Ahora ya, las fotografías revelan a quien las observa las historias que atesoran, pero todo comenzó con anterioridad. Siempre hay un antes. Las exposiciones no surgen de la nada, las obras no se muestran desde las paredes de la sala a través de un abracadabra. Precisan, primero, de un debate interior del artista y, cuando son colectivas, de la redacción visual de un relato. Así fue en ‘Poéticas’, donde ocho fotógrafas expresan la relación entre poesía y fotografía en la Sala de Exposiciones Caja Rioja Gran Vía de Logroño, en el marco del Programa Abierto de la Universidad Popular y el Festival Mujeres en el Arte en La Rioja. 

 

‘Poéticas’ son Cristina Avellanal, Minerva del Valle, María Félez, Inés Lozano-Palacio, Victoria Martínez, Ruth Rodríguez de Pablo, Miriam Villoslada y Teresa Rodríguez, que ha sido también la comisaria de la muestra. ‘Poéticas’ se adentra en la belleza de los cotidiano, a través de propuestas fotográficas muy heterogéneas, donde el color, la textura, la temática, e incluso los formatos, varían sustancialmente.

 

De aquella sentada previa a la inauguración de la exposición surge un manifiesto -que posteriormente Inés pone negro sobre blanco- que apunta al alma creativa de las artistas. “No nos fijamos en los grandioso, en lo evidentemente llamativo, sino en los objetos y situaciones cotidianos. Nuestra fotografía es una mirada silenciosa y sensible hacia lo cotidiano”. Coinciden en la mirada introspectiva que define su fotografía. “Buscamos capturar la belleza subjetiva”. No existen artificios en las fotografías expuestas en ‘Poéticas’. “Tratamos de reflejar la belleza a través de la luz natural. Huimos del lujo y el adorno de una fotografía de marketing centrada en decirle al espectador fotográfico lo que tiene que sentir o pensar”. Aseguran en su manifiesto ser conscientes de que su mirada fotográfica es “resultado de nuestro tiempo, pero también de la tradición y culturas a las que pertenecemos” y resaltan la idea de ofrecer una mirada diferente a través de sus fotografías, “que diverge de la creencia de que la fotografía ha de capturar algo importante”.

De frente, al acceder a la sala de exposiciones, atrae la mirada el ritmo de la serie fotográfica de Ruth Rodríguez de Pablo. Son cuatro fotografías: un frontón como escenario y un globo rojo que baila sobre el verde de fondo. “Quería -explica Ruth- crear un poema visual. Sabemos que lo bello y lo bonito son cosas muy obvias, pero en los pequeños detalles de la vida también encontramos cosas bonitas y bellas. Creo que las ocho fotógrafas que participamos en ‘Poéticas’ tenemos en común esa cierta sensibilidad”. Resalta Rodríguez de Pablo que en el día a día tiene muy presente los juegos infantiles al tener un niño pequeño. “Me gusta fotografiar las cosas sutiles, y efímeras, como un suspiro. Al contemplar las imágenes comprobamos que existía un ritmo, que el globo simulaba una nota viajando por un pentagrama; había música en la serie de fotografías”.

Las fotografías de Inés Lozano-Palacio retan a la obsolescencia programada. La serie de seis imágenes recorre la casa en que la fotógrafa residió durante su estancia en Alsacia en junio de 2019, y lo hace deteniéndose en los detalles, en la escalera que presume trasladarte a los dormitorios, en la mesa redonda del saloncito, en la taza de té que ha protagonizado la última sobremesa, o en los estantes del armario del baño que ofrecen el más completo menaje. “Son imágenes -revela Inés- que pretende ser alternativa a todo lo nuevo a todos esos mensajes que no dicen una mil veces que debemos comprar cosas nuevas, cosas que no sentimos como nuestras, que no nos son cotidianas. La serie de fotografías quiere ser una visión alternativa al consumo y a todo lo que no sentimos como nuestro”. Como dice el manifiesto ‘Poéticas’: “Nos interesa lo cotidiano de antaño, la ripa y los objetos que ahora han pasado a denominarse vintage, aquello que ha sido descartado por haber pasado de moda o que ha dejado de ser funcional, pero que alberga la cotidianeidad para alguien”.

Sobre un blanco poderoso, los objetos cotidianos presiden también las fotografías de Victoria Martínez. Una huevera, un joyero, una porción de estropajo o una trampa para ratones, permiten a la fotógrafa jugar con la realidad y la alteración visual de su significado original. “Me gusta cambiar de lugar o introducir elementos ajenos a la lógica en objetos cotidianos. El color blanco me permite realzar la construcción de la imagen”. Una golosina sustituye al diamante, el balón no encuentra camino a seguir en un terreno de juego parcelado, un intruso de color verde se ha colado en la docena de huevos y, tiene toda la pinta, de que el ratón que acecha nunca caerá en la trampa.

La búsqueda de la sorpresa surge en el proceso creativo de Miriam Villoslada. Frente a una foto en gran formato y una serie de ocho ‘polaroids’, la fotógrafa recuerda que “siempre trabaja en analógico y que no le interesa la técnica sino el aspecto creativo”. Miriam disfruta del proceso. “Entiendo la fotografía como un juego, busco algo diferente”. En esta ocasión, sus imágenes presentan bordados que conectan unas imágenes con otras. “Me gusta relacionar disciplinas como la costura y la fotografía. A través de los bordados -cuenta Villoslada- las imágenes suman significados”.

María Félez ha entrelazado fotografías procedentes de diferentes épocas y lugares en cinco dípticos que revolotean sobre la pared de la sala de exposiciones. “Me gusta alterar el contexto y crear una nueva relación entre las imágenes”. Cuenta María que situó sobre una mesa las fotografías -algunas recientes y otras realizadas hace 10 o 15 años atrás- y comenzó a construir nuevos significados al sumar unas a otras, al enlazar imágenes que no tienen nada que ver unas con otras”. Una suma de versos visuales que demuestran que “en lo cotidiano también está la poesía”.

El Kintsugi’, la técnica centenaria japonesa que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y que se ha convertido en una filosofía de vida -frente a las adversidades y los errores hay que saber recuperarse y sobrellevar las cicatrices-, surge en el trasfondo de las fotografías de Cristina Avellanal. “Entendí el cementerio como algo cotidiano recordando que en algunas ciudades se encuentran en lugares céntricos y son como parques por los que la gente pasea. Allí encontré la lápida con la figura atravesada por una grieta y reconstruida por el panel de abejas. La fotografía habla de cómo la imperfección puede ser bonita y cómo algo roto se puede reconstruir; cómo las cicatrices no ocultan la belleza y cómo la naturaleza reconstruye la vida quebrada”. El sonido que generó un jarrón con flores de recuerdo junto a un panteón protagoniza la segunda fotografía de la serie de Cristina. “Los sonidos están presentes en el día a día y me pregunto a través de esa imagen si alguien escuchó el ruido de jarrón al volcarse en el cementerio”.

El blanco y negro de las fotografías de Minerva del Valle ejerce de imán en la sala de exposiciones. Las imágenes de Minerva trascienden hipnóticas en sentidos opuestos. El paisaje prende a quien lo observa y lo traslada más allá de la luz que ilumina el camino entre los árboles del bosque, como si fuera posible continuar la senda a través de la pared de la sala de exposiciones. El retrato, por el contrario, es el que penetra en el espectador, proponiendo un desafío de miradas en el que siempre vence en el deseo de contar su historia. Un relato que, como explica Minerva, “puede ser diferente al que sugirió la fotografía en su origen, y puede ser diferente para cada persona que la contempla. Una vez que presentamos en público una fotografía perdemos el control sobre su significado”. Destaca la fotógrafa que en sus imágenes “la poesía tiene que ver con la luz. En la imagen del paisaje, la poesía surge en la luz que ilumina el bosque después de la lluvia. En el retrato, la poesía se encuentra en la mirada de la chica; en la luz que desprenden sus ojos, en la expresión corporal, esencial para que un retrato sea un relato y vaya más allá de la reproducción del rostro estático de una persona”.

La luz es también la materia imprescindible con la crea sus imágenes Teresa Rodríguez -también comisaria de la exposición. "Mis fotografías tratan de contar la poesía a través de la luz. Para mí, en fotografía, lo más importante es la luz porque llega a los objetos y los transforma. Sin luz, a veces, los objetos desaparecen". Recuerda Teresa que es la magia que genera la luz la que permite la visualización y permite contemplar qué hay detrás". En 'Poéticas', Teresa Rodríguez presenta dos series de dos fotografías. En la que abre la exposición, las imágenes se complementan a través del color; las dos imágenes que cierran la muestra son complementarias igualmente, "en ambas sucede parecido, sólo porque la luz incide en el primer caso de frente, en el segundo desde detrás, somos capaces de ver lo que retratan". En esta ocasión, Teresa ha realizado también vídeo. "Me gusta desde hace tiempo -indica- y en ocasiones no vale con una sóla imagen para contar lo que quiero y recurro a un díptico, y otras necesito realizar video. Son vídeos muy poéticos y en plano fijo". Teresa Rodríguez contempla desde el centro de la sala las imágenes que componen la exposición que ha comisariado en su conjunto: "La poesía es luz y la luz es fotografía"./Javi Muro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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