{CULTURA / FOTOGRAFíA}

Anónimos personajes, en lugares fugaces

Marta Corada expone su serie de fotografías en la galería Planta Baja dentro de 'Miradas de Mujer'

A penas pasan treinta minutos de las diez de la mañana. Marta Corada se sitúa en el centro de la galería y observa con detenimiento y mimo sus fotografías. Un personaje, un punto de luz y la oscuridad. Las retrata ya expuestas. La inauguración de la muestra será por la tarde. Sitúa a sus anfitriones en la galería Planta Baja –a José Miguel y Aurora León- junto a las imágenes y los fotografía también. Primero solos; después se une a ellos. Una pizca de fotografía documental rodeada de imágenes que evocan sensaciones.

Cuenta José Miguel que descubrió la obra de Marta a través de otra fotógrafa amiga, Teresa Rodríguez. En aquel momento, Marta Corada exponía su trabajo ‘Post Memories’ en el Instituto Riojano de la Juventud. “Nos presentaron y nos mostró en su portátil la serie ‘Anonymous’ –objeto de la actual exposición- y nos parecieron especialmente bellas”. Desde Planta Baja creían que la gente tenía conocerlas y el festival ‘Miradas de Mujer’ ha sido la ocasión perfecta.

La muestra ha quedado lista para la exposición. Dejamos atrás la galería y caminamos con la artista hacia el centro. Las calles Cigüeña, Santos Ascarza o Avenida de la Paz bien podrían ser, caída la noche, escenario de las fotografías de Marta. “No selecciono lugares –explica-, sino un concepto urbano, quiero reflejar el individuo respecto a lo urbano”. Revela que Barcelona, Berlín y Londrés son algunos de las ciudades en las que encontró los rincones que aparecen en sus fotografías. “Son lugares –reitera- en los que los personajes estaban de paso; en los que se ha vivido de una forma fugaz”.

El punto de luz resalta como elemento protagonista en las imágenes que componen la serie ‘Anonymous’. “Es una iluminación artificial, luces de ciudad –describe- que lo mismo llegan desde un escaparate, que de una farola”. El foco crea una atmósfera teatral que despeja una ventana en la oscuridad por la que se cuelan los anónimos personajes. “Son siluetas –dice-, no muestro sus caras, son como actores en el escenario”. Y es que precisamente, es con la serie ‘Anonymous’ con la que Marta comenzó a buscar la relación entre realidad y ficción en sus trabajos, búsqueda a la que ha dado continuidad en trabajos posteriores.

Paseando y charlando hemos llegado hasta la calle Portales. Hace un día esplendido, el primero en semanas. Acostumbrada a las nubes de Londres, donde vive desde hace dos años, Marta propone continuar la conversación en una terraza al sol. El ‘Beso Café’, en la plaza del Mercado, cumple el requisito a la perfección. Hablábamos del juego entre realidad y ficción…

... y es que esas personas sin identidad concreta que protagonizan las fotografías de Marta tienen un punto desconcertante. “Así es –indica-, permanecen semiocultos, se muestran pero no sabes a ciencia cierta si vienen o van”.
La cámara digital ha sido su herramienta de trabajo. “Después, la manipulación del formato al transformar las fotografías de rectangulares a cuadradas, lo que me permitía, de alguna manera, añadir espacio a lo alto y unificar la serie, extender la noche”. Una serie que aún no cuenta con el punto final porque ninguna de las obras de la artista lo tiene. “Nunca las termino –sentencia- sigo trabajando en ellas. Las expongo cuando creo que tengo material suficiente, pero sigo trabajando en ellas…”.

Marta estudió Bellas Artes y fotografía en las universidades de Salamanca y Barcelona. Ha expuesto en ambas ciudades, también en Berlín y Shangai. Ahora simultanea tres muestras, ‘Post Memorie’, en la prestigiosa galería Spectrum de Zaragoza; en la Galería Adora Calvo, de Salamanca; y ‘Anonymous’ en Logroño, dentro del programa ‘Miradas de Mujer’. Es ahí, donde Marta quiere agradecer a la directora del certamen, Susana Baldor su preocupación constante. “Desde el primer momento, desde siempre, ha estado ayudándome, sólo puedo estarle agradecida”.

Reconoce que siempre le gustó la fotografía, aunque durante la carrera se especializó en dibujo. “Fue estando ya en Barcelona cuando me separé un tanto de la pintura, creo que a causa de algún profesor de la universidad…, en cambio, en la fotografía veía que me salían las cosas, que funcionaba. La condición conceptual de la fotografía me abrió un campo, me di cuenta que podía tomármelo en serio, que podía trabajar un proyecto, así que comencé a documentarme, y a conocer autores”.  ¿Y el dibujo?... “Sigo dibujando, me gusta, pero ahora es más un ejercicio de relajación”.

En Londrés lleva ya dos años. Llegó allí con una beca para trabajar en una biblioteca de imágenes. “Trabajaba con fotografías, pero sin hacerlas. Documentaba, digitalizaba fondos e imágenes que traían otros fotógrafos”. Al mismo tiempo, claro, desarrollaba sus proyectos creativos personales. Uno de ellos, ‘Post Memorie’, le llevó tres meses a China a través de una residencia artística barcelonesa.

Ahora, en la capital inglesa, continúa persiguiendo las ideas que surgen alrededor de ‘Post Memorie’. “La concesión de una beca de profesionalización para jóvenes artistas en 2013 me ha permitido continuar con el proyecto”. En Londres trabaja también como fotógrafa de retratos y algún evento. “Hay que sobrevivir”, dice. Tiene claro que, de momento, quiere vivir allí. “El movimiento cultural que existe, con un mercado del arte vivo, es una motivación. Es una ciudad maravillosa, en el que el arte se valora, se tiene en cuenta y eso es algo que me motiva”. El objetivo inmediato de Marta Corada es encontrar una galería allí, que mueva su obra. Mientras tanto, aquí, en Logroño, sus personajes anónimos, caminan ya entre la penumbra y el vapor de luz en Planta Baja. Bajo un sol de mediodía que parece activarle, Marta va al encuentro de su colega fotógrafa Teresa Rodríguez, con la comparte tertulia en la inauguración de la exposición. 'Dos miradas, cien preguntas y mil respuestas'... y todas las fotos./Javi Muro