3764

{CULTURA / EXPOSICIONES}

Gaudí, del clasicismo al modernismo y más allá

La Sala Amós Salvador acoge la exposición 'Antonio Gaudí', planos, maquetas, dibujos y fotografías

El genio no necesita de la lógica si es artista. Gaudí defendía consciente o instintivamente la máxima y la aplicaba a su obra. Una arquitectura totalmente nueva en su momento, revolucionaria. La Sala Amós Salvador de Logroño -dentro del programa Cultural Rioja- se plantea ahora y hasta el próximo 12 de enero –a través de la exposición ‘Antonio Gaudí- ¿quién era este genial arquitecto?. Lo hace a través de una aproximación desde el rigor intelectual, “premisa imprescindible para profundizar en el conocimiento de su obra y su pensamiento”, según la perspectiva que describen los comisarios de la muestra Charo Sanjuán y Jaume Sanmartí.


La visita a la Sala Amós Salvador permite acercarse a planos, dibujos, maquetas, muebles, elementos arquitectónicos y fotografías de la época. Un material procedente en su mayor parte de la Cátedra Gaudi y que permite desentrañar aspectos de la compleja personalidad del arquitecto que aseguraba que “la arquitectura es la ordenación de la luz”. También los enigmas o claves que acompañan a algunas de sus principales obras. Y es que el recorrido es exhaustivo, abarcando desde sus proyectos de estudiante hasta la Sagrada Familia.


Fue un artista extraordinario –define Sanmartí-, singular, con una enorme capacidad para sorprender. Autor de unos edificios únicos, de una arquitectura única. La fascinación por su arte no ha hecho sino aumentar con el tiempo”. Un tiempo futuro sobre el que también reflexionó el genial arquitecto. "El arquitecto del futuro –decía- se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la forma más racional, duradera y económica de todos los métodos".

 

La exposición comienza con una aproximación a la figura de Gaudí. Dibujos, esculturas y fotografías sirven de boceto de lo que fue su vida familiar y profesional, al tiempo que permiten observar la evolución de la persona, desde el joven arquitecto apuesto y elegante, amante de la buena mesa y atento al cuidado de las relaciones sociales hasta el Gaudí de sus últimos años. Una época final donde el arquitecto es una persona mística y espiritual, que vive con una gran sencillez y absolutamente entregado al proyecto de la Sagrada Familia.
Charo Sanjuán sitúa ahí la intencionalidad de la muestra. “Queremos mostrar –explica- la evolución del hombre hasta el arquitecto espectacular que realizó obras geniales”. La comisaria asegura que es una exposición para disfrutarla “con tranquilidad, observando los detalles de cada una de las piezas originales y de las reproducciones que la componen”. Su colega, Jaume Sanmartí corrobora sus palabras. “Se trata de poner a Gaudí en su sitio; la leyenda que tanto les interesa a algunos mal no está, pero…”.


Ese pero con puntos suspensivos alude al objetivo de “tratar de explicar quién era Gaudí. Una persona normal. ¿Un santo? Una buena persona, un ejemplo, un gran arquitecto, que accedió al proyecto de la Sagrada Familia cuando ya estaba iniciado y fue capaz de modificarlo según su visión artística y sobre la marcha”. Sanmartí habla de “un hombre peculiar; un hombre con una carrera ligada a una gran obra –la Sagrada Familia-, que le ocuparía toda la vida y que además no pudo terminarla”.

 

En la céntrica sala logroñesa pueden observarse algunos de los pocos dibujos que se conservan de la época de estudiante de Gaudí, así como maquetas de algunos de los edificios más conocidos del arquitecto: Calvet, Batlló o Milá, más conocida como ‘La Predera’, el parque y la colonia Güell, consideradas obras maestras También, puede contemplarse la faceta diseñadora de mobiliario de Gaudí. La muestra acoge diferentes piezas como sillas, puertas, colgadores, baldosas y hasta el parqué de suelo que el mismo ideó.
La Sagrada Familia cobra especial protagonismo en la exposición tal y como lo tuvo en la vida del arquitecto. “Fueron –recuerda Sanmartí- cuarenta años de su vida. En la propuesta expositiva tratamos de mostrar su evolución desde que se hizo cargo del proyecto hasta su muerte. Fue un genio, un fuera de serie, que también evolucionó a la vez que su obra”.


Sanmartí remarca algunas notas del perfil de Gaudí. “Era una persona humilde y muy inteligente. Cualquier otro arquitecto hubiera comenzado a construir piso a piso y hasta donde llegara. Gaudí no, él realizó la cripta, la cúpula y la fachada exterior”. Dejó su firma, y el templo encauzado para que otros lo concluyeran siguiendo el camino que ya había definido. "Se puede dividir a los hombres en dos grupos –aseguraba el arquitecto- los hombres de palabras y los hombres de acción. Yo soy de los segundos. Sería incapaz de explicar mis conceptos artísticos".

 

Los comisarios recuerdan que “murió como un pordiosero, cuando lo atropelló el tranvía la gente pensaba que era un mendigo”. Falleció en una humilde cama de hospital, pero la ceremonia de su entierro fue multitudinaria.

 

Cuándo preguntaban a Gaudí por su originalidad apuntaba que “original es aquello que vuelve a la simplicidad de las nuevas soluciones”. Si el genio en el arte consiste en saber –como decía Jean Cocteau- hasta dónde podemos caminar demasiado lejos… en Gaudí el sendero parece que no tuviera límite...del clasicismo al modernismo y más allá./Javi Muro

Suscripción a la Newsletter Enviar