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{CULTURA / EXPOSICIONES}

'La cultura es siempre lo primero que se barre del mapa'

Silvia Lindner, directora del Museo Würth:

Silvia Lindner decribe como un sueño trabajar en el Museo Würth. Tentada por la arquitectura, el diseño de joyas y los audiovisuales, finalmente optó por estudiar la rama de Restauración dentro de la carrera de Bellas Artes. Ahora, cuando el museo está cerca de cumplir su quinto anivesario, no tiene dudas: "Acerté". Si tiene que decantarse por un artista lo hace por Chillida, al que veía pasear por San Sebastián cuando regresaba a casa desde la Universidad. Cree que la crisis económica no afectará a los creadores consagrados, "son un valor seguro", pero no tiene tan claro las consecuencias que sufriran los artistas emergentes. Está convencida de que a pesar de desánimo general, la gente a la que le gusta ver arte no va a dejar de hacerlo y si le preguntas qué es arte contemporáneo... apunta al reflejo de la sociedad. Y...¿un tiburón en formol es arte?.../Javi Muro

 

Spoonful.- ¿Hay un lugar mejor para trabajar qué un museo?

¿Qué un museo o qué en el museo Würth? (bromea y duda)… Para mi desde luego es el sitio ideal. Cuando empecé como estudiante nunca pensé que terminaría trabajando en un museo, me parecía un sueño. He tenido suerte profesionalmente. Suerte de pasar por varios museos hasta llegar a éste, que para mí es un museo muy especial por todo, por filosofía de empresa, y por filosofía cultural y social. Un museo con mucha proyección, con un soporte en una colección de gran calidad y repito, para mí es un sueño estar aquí. No sé si es el mejor sitio para trabajar, pero para mí, ahora, es un sueño estar aquí.

 

S.-  De alguna manera ofrecéis a la gente la posibilidad de disfrutar de experiencias diferentes…

Si. Realmente, somos un museo que genera muchas cosas. No sólo con la propia colección y las exposiciones que hemos ido realizando –hemos montado unas quince exposiciones en los cinco  años que llevamos-, sino por el volumen de actividades paralelas y que han tocado todo tipo de disciplinas artísticas: danza, música, arte contemporáneo, cine teatro, que realizamos. Hemos llegado a un público de todo tipo, desde adultos a niños; desde expertos a gente que realizaba su primer contacto con el mundo del arte. En ese sentido la oferta del Museo Würth es muy amplia y creo que la respuesta ha sido buena. Es una línea en la que debemos seguir trabajando. Creo que el visitante disfrutar de esas diferentes opciones que existen. Además, hay que tener en cuenta que nosotros no cobramos la entrada, ni las actividades que realizamos.

 

S.- ¿Cómo llega Silvia Lindner al mundo del arte?

Siempre me había gustado el mundo del arte, me gustaba mucho la arquitectura por ejemplo. La verdad es que cuando elegí la carrera tampoco tenía muy claro qué quería; sabía lo que no me gustaba. Me gustaba el arte, me gustaba todo aquello que estaba relacionado con el arte, la arquitectura, como decía. Me gustaba mucho entonces el diseño de joyas. Al final cuando empiezas la carrera y vas viendo lo que hay pues poco a poco vas descartando y te vas centrando. Empecé dos especialidades. Restauración, que es la que acabé; y empecé también audiovisuales que era un mundo que me llamaba la atención. Acabó apasionándome la restauración y fue a lo que me dediqué. La restauración ofrecía tres opciones: tener tu propio taller, trabajar en campañas de restauración en iglesias y retablos por ahí perdida, y otra, los museos, que era con diferencias la que a mí más me atraía. Al principio pasas un poco por todas estas experiencias, pero ahí si tenía claro a dónde quería llegar y es por lo que peleé. Y he tenido la suerte en la vida al poder hacer lo que me gusta y acabar de gestora en un museo, que ahora me apasiona. Estoy disfrutando mucho de lo que hago. No me equivoqué.


S.- ¿Qué tal anda tu lado creativo? ¿Es necesario para dirigir un museo?

Más que el lado creativo, es la sensibilidad. Yo cuando estudié Bellas Artes no lo hice –igual es contradictorio lo que voy a decir- pensando en iba a ser artista, no tenía esa intención. Con vistas al mundo del diseño, puede ser. Pero nunca pensé que me iba a dedicar a la pintura y a venderla. Sin embargo, cuando hablamos de Bellas Artes parece que tiene que ser así. Siempre tienes un punto creativo, pero desde luego no es mi fuerte.


S.- ¿En estos tiempos dedicarse al arte, en cualquiera de sus vertientes, es algo de locos?

No, no necesariamente. Otra cosa es que el mundo está un poco loco. Muchas veces parece que el arte es como algo lejano, como un mundo aparte y en absoluto. Hoy en día un artista tiene que saber tanto de ventas como una persona que se dedica a vender tornillos o ropa. No creo que nuestra profesión sea tan diferente a otras como puede parecer desde lejos. Cada profesión tiene algo específico y algo concreto que les afecta y diferencia de las demás y en el arte sucede exactamente igual. ¿Si es de locos en los tiempos que corren? Pues ya sabemos que la cultura es siempre lo primero que se barre del mapa, por desgracia. También es algo que siempre está ahí.


S.- Siguiendo con los tiempos actuales, ¿la gente está por el arte, por ver arte?

Es curioso, cuando hay situaciones de crisis parace que siempre la cultura se recorta, pero también, por otro lado, hay valores seguros que es por los que más se apuesta y se dan las cifras más altas conocidas en las subastas. Entonces, es algo contradictorio; es una situación tan mala y en cambio sucede todo lo contrario. Los que más van a sufrir la crisis son artistas emergentes, la gente más consagrada son valores más asentados. Con la crisis se producen cribas y en el arte también. Pasa en todas las profesiones. A nivel de visitantes, nosotros no cobramos entrada. Ofrecemos ahora lo mismo que ofrecíamos al principio. No deberíamos notar la repercusión… aunque la gente igual no tiene el ánimo, si lo están pasando mal. Imagino que las personas que les gusta y disfrutan observando un cuadro seguirán haciéndolo.


S.- ¿Cómo ha evolucionado el Museo Würth desde sus comienzos?

Nosotros hacemos en septiembre cinco años y hemos evolucionado, todo tiene que evolucionar sino es que estás muerto o no has sabido hacer las cosas. Hemos avanzado y crecido según las necesidades que hemos ido detectando y queriendo ser más ambiciosos y queriendo abarcar cada vez un poquito más. A nivel de colección hemos crecido. Empezamos a coleccionar un par de años antes de inaugurar el museo y hemos llegado a un número importante de obras. Además, son obras de artistas de primera fila del panorama nacional e internacional. En ese sentido, como colección la evolución es positiva. En cuanto a actividades hemos ido avanzando y llegando a más público. Y en cuanto a exposiciones, empezamos haciendo una única gran exposición basada en la colección Würth y ahora ya jugamos con dos exposiciones paralelas; la principal con fondos de la colección de Alemania y una segunda con la idea de apoyar a los artistas de nuestra propia colección. Creemos que esa es la línea a seguir. El equipo del museo también ha evolucionado. Y desde el punto de vista de la relación con el resto de los museos Würth de Alemania y Francia también se ha incrementado el contacto y tenemos más presencia. En resumen hemos seguido una evolución lógica.


S.- ¿Es complicado ‘vender’ una exposición de arte contemporáneo al público en general?

Es curioso, porque a veces me pongo a pensar en el Museo del Prado, por ejemplo, y en Velázquez –uno de los principales pintores que ha habido en España- y que hay un gran número de ‘velázquez’ en el Prado a la vista de cualquier visitante que quiera ir a verlos en un día normal de visita. Pero es curioso, se organizó una exposición sobre Velázquez, en la que apenas se pidieron préstamos ajenos; reunieron todos los cuadros del pintor que tenían en diferentes salas y se produjeron... colas para entrar. Durante el resto del año no ha habido esas colas para ir a ver los ‘velázquez’ y los han tenido siempre ahí. Eso es vender. Casi no ofrecían nada nuevo, pero consiguieron unas ventas que no habían tenido antes. En ese sentido, es importante saber vender, evidentemente. El arte contemporáneo es más complicado de vender que el arte antiguo, tradicional, pues si, no nos vamos a engañar. El arte contemporáneo es el reflejo de lo que es la sociedad hoy en día y sin embargo la percepción como arte la tenemos más alejada, la situamos más cerca de lo que han vivido otras personas hace trescientos años. Es como una contradicción, pero cuantas veces hemos oído la frase “Yo no entiendo el arte contemporáneo”. A veces es más sencillo, es venir a verlo, a disfrutarlo y quererlo comprender. Para conocer hay que quitar el miedo y ver arte, sin complejos, pensando sólo en disfrutar.


S.- Hablabas, al recordar el momento de decidirte por un camino formativo u otro de arquitectura. En el Museo Würth la arquitectura es también un elemento importante, ¿no?

Si.  No sólo en el museo, cualquiera de los edificios de la empresa tiene algo que decir. Y es algo que se ha cuidado y mimado desde la empresa porque el señor Würth le concede esa importancia. Es una persona que disfruta de la arquitectura y que la considera también una parte muy importante en su vida. Es muy de agradecer el poder estar en un edificio que tiene una estética agradable e impactante.


S.- El edificio es un emblema, pero también los son las esculturas de Lily y la Miquel Navarro de la entrada…

Si, es curioso que al final han surgido varios emblemas y sin quererlo o buscarlo realmente. Son piezas que no se adquirieron pensando en que fueran a convertirse en emblemas. Al final estas cosas es el público el que lsa decide. Tu puedes poner toda la intención en que sea un determinado elemento el que llame la atención, pero luego el público puede tomar una dirección totalmente contraria. Al final te llevas sorpresas. Aquí puedes ver obras por las que sientes un especial cariño y que se han convertido en emblema del museo, pero por decisión de la gente que lo visita. Yo prefiero que sea el público el que decida.


S.- Entre las muestras que habéis organizado en estos casi cinco años, ¿hay alguna preferida, de la que te sientas más orgullosa?

Hay exposiciones que por una razón o por otra y por motivos muy distintos te dejan una huella especial. Para mi, poder trabajar mano a mano con Christo y Jean Claude –artistas de tanto peso en el panorama internacional- fue un placer; independientemente de cómo sea su personalidad y su forma de trabajar. Aprendí muchísimo de ellos y fue una exposición que la disfruté especialmente. No se trata tanto de que el artista sea conocido o no. También la exposición inaugural por lo que supuso. O muestras como la que acabamos de desmotar de David Rodríguez Caballero –un chico joven- que realmente es de los artistas de peso para el futuro. Saber que su primera muestra monográfica, de este volumen, se ha realizado en nuestro museo es un honor, y más sabiendo la proyección que tiene y el interés que suscita. También recuerdo con especial cariño el haber trabajado con un premio nobel como Gao Xingijan, una persona tan agradable y cercana, que da tantas facilidades, me pareció una delicia. Pero cada exposición tiene una parcela muy especial y te llenan por cosas diferentes y de todas aprendes algo.


S.- ¿Cuándo vas de vacaciones, vistas museos? ¿Los disfrutas como visitantes o siempre está el poso profesional?

Si (se ríe) visito museos... y además siempre está esa mirada profesional. Es curioso, pero lo disfruto. Lo hago desde el planteamiento de querer aprender… observo cómo hacen otros las cosas, cómo iluminan, o pienso "esto lo hacemos nosotros mejor"… siempre lo llevas ahí, pero intento si son vacaciones, desconectar. Si me gusta ver la naturalidad con la que los niños acuden a los museos. Me gusta que los niños vean y mamen el arte de una forma más natural y diferente que generaciones anteriores, como nos ha tocado a nosotros… y lo ves en los colegios… Recuerdo una familia que vino un fin de semana y habían sido los niños los que habían traído a los padres después de haber estado con el colegio y pasarse toda la semana contando lo bien que lo habían pasado. Esa naturalidad es extraordinaria.


S.- Las actividades dirigidas a niños es otro de los puntos en los que hacéis hincapié…

Si. Intentamos hacer muchas cosas para niños. Buena parte de los colegios de La Rioja han pasado por el museo y lo bueno es que repiten.


S.- ¿Cómo amante del arte, seguro que también tienes tus artistas fetiche o preferidos? ¿Han estado en el museo? ¿Te gustaría que estuvieran?

Algunos han estado. Tengo muchos artistas favoritos… una lista muy amplia. Quizá, si hay un artista especial es Chillada. Yo soy nacida en San Sebastián; residía relativamente cerca de donde vivía yo y lo veía habitualmente cuando era pequeña.Estudiaba Bellas Artes y pensar que te encontrabas con Chillida paseando por la ciudad a mi me impactaba. Y casualidades de la vida, después me tocó trabajar con él durante una retrospectiva que se realizó de su obra, ya en sus últimos años de vida.


S.- ¿Han cambiado tus gustos artísticos a lo largo de su estancia en el museo?

Si. Y además creo que es importante que suceda, que evolucionen tus gustos artísticos. Lo contrario es que has aprendido todo hace muchos años. Vas descubriendo a muchos artistas que no conocías. Además, no me gustaría mantener los mismos gustos artísticos que tenía cuando comencé la carrera (se ríe recordando).


S.- ¿Qué es más importante en un museo de arte contemporáneo sorprender o la calidad artística?

Todas estas cosas van siempre en pareja; que haya mucho de la una y poco de la otra yo creo que es malo. Calidad y capacidad de sorprender, cuanto más de todo mejor. En el arte contemporáneo hay que tener mucho cuidado porque puede ser muy peligroso; puedes crear una gran sorpresa de algo que no lleva a ninguna parte, que no tiene ningún sentido, que no tiene ningún valor.


S.- ¿Un tiburón en formol es arte?

Creo que las cosas hay que valorarlas en su contexto. Antiguamente los artistas tenían mucha técnica y parecía que sin técnica no se llegaba a nada. Ahora parece que sin técnica también se puede hacer arte. ¿Es arte? Igual si, porque el reflejo de nuestra sociedad en un momento puntual hace que eso sea arte, pero no en otro tiempo. Como las obras son reflejo de cada época, ahora tampoco le concedería gran valor a una persona que pintara con una gran técnica, semejante a un gran maestro antiguo. Es algo que ya se hizo en su día y era el reflejo de lo que entonces estaban viviendo. ¿Qué aporta al arte hacer algo que ya estaba hecho? El contexto es clave.

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