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{CULTURA / EXPOSICIONES}

'Dándole vueltas desde la azotea', Toño Naharro y una autobiografía en barro

Una exposición en la UNED y un libro editado por el IER muestran la obra del ceramista Toño Naharro

Sobre el proceso creativo, Toño Naharro alude a un cuaderno de dibujo y unos trazos a modo de bocetos que surgen en instantes imprevistos. Siempre risueño, al escuchar al artista alfarero uno recrea un fenómeno extraordinario en el que la imaginación se activa y genera una idea que impulsa a Naharro a recoger apresuradamente en forma de apunte en las páginas de su libreta. Después llega la terea de trasladar ese impulso de la imaginación a 3D. El último paso tiene que ver con la magia de dotar de vida al barro -materia prima indispensable- para crear la escultura. Así han surgido las piezas que componen la muestra ‘Dándole vueltas a la azotea’, que acoge el nuevo espacio expositivo de la UNED de La Rioja.

 

Divagamos, cocemos las ideas, estamos arriba y abajo -hay días buenos, no tan buenos, e incluso malos-, la actualidad nos deprime -especialmente si tiene forma de bomba o misil y destruye la vida de gente que bien podías ser tú mismo- y a pesar de todo tratamos de convivir con las personas, al menos con las que tenemos más cerca -a veces es posible, en ocasiones resulta imposible y no siempre es culpa de los demás-; y nos preocupamos infinitamente por cuestiones que carecen de recorrido, es la sociedad liquida y de cartón piedra donde estacionamos a diario para después, lamentar el caos.

 

Apunta el catálogo de la exposición ‘Dándole vueltas a la azotea’, que el artista alfarero y ceramista, Toño Naharro presenta en la nueva Sala de la UNED que “la cabeza es, sencillamente, el soporte, el laboratorio, donde se desarrolla la idea”. El nuevo espacio expositivo inaugura su actividad con una muestra compuesta de siete piezas que se adentran en la relevancia de la parte superior del cuerpo humano, de la cabeza, dónde se supone que se aloja el cerebro. “La azotea es, por tanto, el lugar de los pensamientos, de los sentimientos -describe Naharro- allí planificamos las ideas perfectas o descabelladas, lo factible y lo imposible, que hacemos posible con nuestra imaginación”.

 

Casi al mismo tiempo, el Instituto de Estudio Riojanos ha editado ‘Toño Naharro, alfarero contemporáneo’ -escrito por Enrique Martínez Glera y Teresa Álvarez González- un libro que recorre la carrera profesional y artística del ceramista riojano (Navarrete, 2 de noviembre de 1967). “Toño Naharro es un alfarero de raíces -refiere el libro-, de identidad, oficio, con una gran habilidad, siempre con entusiasmo, con esfuerzo y constancia y con una enorme curiosidad por las nuevas creaciones, un artista que vive de lo que hace con sus manos”.

 

En espacio expositivo de la UNED de La Rioja las cabezas de barro creadas no son de mujeres ni de hombres; son universales. Quizá el artista ha jugado a representar su mundo, pero al revelar las piezas a los demás las ha transformado es espejos de barro. La cinta de acero corten que flota en equilibrio ondulante sobre la gran efigie de gres cubierta de tierra blanca nos recuerda nuestro constante estado de divagación, “seguimos buscando algo qué aún no sabemos que es”. Enfrente, destaca la ‘Cabeza horno’, “es donde se cuecen las ideas”. La azotea de esta figura está quebrada como consecuencia de un incendio en plena ebullición de proyectos. Las inscripciones localizadas a lo largo de la cerámica de gres con chamota, y barro de Navarrete ofrecen pistas: una flecha apunta a ‘Mi vida’, una segunda hacia el ‘Fuego’, y una sucesión de números casi borrados refleja los grados centígrados de coción; un siglo +, nos muestra la solución: Cocer a Ojo.

‘Arriba y abajo’. Arriba en lo más alto, la parte vieja de la ciudad, “medio en ruinas, dejada a la destrucción del paso del tiempo. Sin presente y sin futuro”. En un piso inferior, la vista de una casa pretendidamente moderna, de diseño”. Todo está sostenido por pilotes que descubren, en su base, el subsuelo, donde se encuentra la Historia. De nuevo las inscripciones son reveladoras. “Graffiti es arte”, “No”, “Prohibido fijar ideas”. Toño Naharro subraya la paradoja que “cuando queremos recuperar nuestro descuidado presente, que augura un no futuro, intentamos apoyarnos en un casual pasado que casi no entendemos, pero que pretendemos vender como una grande y sublime historia”.

 

A través del barro Toño Naharro también reflexiona sobre el mundo, sobre la actualidad, sobre las situaciones que nos rodean y tratan de determinarnos. La pieza ‘Se vende piso en Kiev’ muestra una cabeza bombardeada. Aniquilación, destrucción total, no hay electricidad, no hay luz. Sólo queda huir con las pertenencias de máxima urgencia, con lo mínimo. El día a día ya no existe, la ilusión se ha desvanecido. La cabeza creada por Naharro se pregunta: “¿Qué más nos queda? ¿Quién quiere comprar un piso en Kiev?”. El artista trata de encontrar respuesta a la probabilidad de éxito de la convivencia del ser humano y la naturaleza. ‘Convivencia razonable e imposible’ titula otras de sus esculturas. “Volvamos la mirada hacia la naturaleza -invita- e intentemos ponernos de acuerdo con ella. Parece como si no hubiéramos nacido de la tierra. No somos dioses, ni falta que hace”. Demasiada tontería borbotea en la sociedad del siglo XXI insinúa Naharro y ahonda en la idea a través de la cabeza escultórica ‘De postureo en la azotea y plástico en el estómago’. Dice Toño Naharro que “con tanta tontería se nos deformó la cabeza”. Y al final el ‘Caos’, la escultura que remata la exposición habla del desorden, de lo inquietante.

 

Toño Naharro como detalla el libro editado por el IER ha expuesto en galerías de Madrid como Espacio Jordana, donde presentó su serie ‘Ando-evolución-Ando’; en el Festival SCULTO, con ‘Desde la Azotea’; en la Bodega Hotel Finca de Los Arandinos, con ‘Con-torno’ y cuenta con una exposición permanente de su obra de Bodegas Corral (Navarrete). Martínez Glera y Álvarez González describen a Naharro como “un alfarero contemporáneo, que siempre ha tenido claro que no podía quedarse anclado en el pasado”. Los autores de la publicación del IER resaltan la capacidad de adaptación del alfarero y artista: “siempre con el barro como material y teniendo presente que los objetos cambian y las formas varían, que desde el respeto a la tradición es preciso conocer las nuevas técnicas para lograr estar a la última y ser competitivo”. Y es que el barrio aún siendo el mismo se preparan de forma distinta “y lo mismo sucede con la manera de hornear y cocer. Hoy, los procesos de ‘alta temperatura’ ofrecen una mayor resistencia y menor desgaste. Hablamos de la escultura cerámica que precisa de una durabilidad casi eterna”. 

Martínez Glera y Álvarez González analizan el proceso evolutivo seguido por Toño Naharro desde que acudía al taller de su padre, también alfarero, con poco más de 10 años, y reconocen la virtud de quien ha entendido “que no se puede vivir de espaldas a integrar las ventajas que surgen de la investigación de las mejoras técnicas. Es preciso vivir en tu época. No se trata de romper con el pasado, sino tan sólo evolucionar según las nuevas condiciones exigidas por el mercado”.

 

‘Toño Naharro. Alfarero contemporáneo’ resalta el esfuerzo constante de alfarero de Navarrete por impulsar acciones relacionadas con la cultura a través del barrio en las que implica a la gastronomía, la fotografía, literatura, escultura, música, e incluso cuentos eróticos. Buen ejemplo es la puesta en marcha de la Feria NACE. Y al mismo tiempo no de ceja de dar continuidad a su formación autodidacta. Los autores del libro editado por el IER resaltan igualmente su generosidad a la hora de transmitir sus conocimientos, su técnica, y su forma de entender la creatividad a través del barro, a través de cursos de iniciación, intensivos, de perfeccionamiento o dirigidos a profesionales.

 

En la Sala de Exposiciones de la UNED, junto a las esculturas, pueden contemplarse unos dibujos que pueden confundirse con bocetos previos. No son tales, como detalla Toño Naharro, sino el resultado final del proceso. “Son dibujos que representan esquemáticamente cada una de las esculturas y están realizados con el material que domino, que es el propio de mi trabajo, el barro”. ‘Dándole vueltas a la Azotea’, como toda buena propuesta artística, sugiere múltiples preguntas a quién se adentra en la exposición, lo hace desde el mundo de Toño Naharro, pero las cuestiones terminan mirándote a los ojos directamente. /Javi Muro

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