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{CULTURA / CINE}

Series de televisión, ficción para contar lo que sucede ahí fuera

The Americans, Narcos, Marsella o Mr Robot recrean épocas y realidades al tiempo que generan debates

Hay quien asegura que las series de televisión nos atraen y enganchan por su capacidad de hacer referencia a la actualidad, a las que cosas que ahora están pasando en la calle, en las calles, aunque para hacerlo recurran a historias ambientadas en el pasado, en el futuro o incluso en mundos imaginarios. Cuando el presidente de los Estados Unidos defiende públicamente la tortura o confunde intencionadamente el racismo con la seguridad, cuando el gobierno inglés repudia a todo trabajador que no beba el té a las cinco y allá en América como aquí en Europa se construyen muros contra las personas y la desigualdad describe las sociedades del siglo XXI, la ficción televisiva recuerda los ochenta, la era Reagan y la Guerra Fría en ‘The Americans’; la corrupción sistémica –incluidas estabas eléctricas- y las verdaderas preocupaciones de los partidos políticos tradicionales en ‘Marsella’; el éxito de las conductas delictivas y la hipocresía de los gobiernos que dicen perseguirlas en ‘Narcos’ y apunta posibles rebeliones digitales en ‘Mr Robot’.


Más allá de la ya series míticas de la tercera época dorada de la televisión; es decir, más allá de Los Soprano, The Wire, A dos metros bajo tierra, Breaking Bad, El Ala Oeste de la Casa Blanca e incluso la primera temporada de True Detective, continúan produciéndose extraordinarias historias dirigidas a la pequeña pantalla. El debate sobre por qué nos gustan las series ofrece un sinfín de razones, pero parece evidente que en el mismo instante en que los creadores de los relatos televisivos pudieron dar vida a personajes con claroscuros, que no tuvieran que ser buenos o malos por decreto, que pudieran residir en el mismo abanico de grises en el que se desenvuelve la mayoría de las personas, en ese momento, conectaron con millones de espectadores.


Es cierto que no resulta sencillo alcanzar el estatus de personaje de leyenda de Tony Soprano, Walter White, Mcnulty, Josiah Bartlet o Rush Cohle, pero no lo es menos que protagonistas como Elliot Alderson en ‘Mr Robot’ tienen la capacidad de engancharnos a la pantalla.


‘Mr Robot’ es una serie creada por Sam Smail para la cadena USA Network. Estrenada el 24 de junio de 2015, ese mis día fue renovada para una segunda temporada. Elliot Alderson, interpretado por Rami Malek, es el protagonista. Da vida a un joven hacker que sufre fobia a la sociedad en la que vive, depresión y delirios. Elliot trabaja en Allsafe como ingeniero de seguridad informática. Fuera de la empresa, utiliza sus habilidades para proteger a las personas por las que se preocupa, pero en ocasiones también para hackear y entregar a la policía a criminales y delincuentes de diferente calaña, dejando en evidencia sus vergüenzas.


‘Mr Robot’ (Christian Slater) recluta a Elliot para su grupo de hackers activistas ‘fsociety’, cuya meta es destruir algunas de las más grandes corporaciones  y multinacionales que manejan el mundo. Evil Corp, a la que Allsafe proporciona el servicio de seguridad informática es uno de los objetivos de ‘Mr Robot’.


En la serie de Sam Smail encontramos descontento social, desigualdad, el poder del dinero frente al de la política y la Democracia. Aparecen retratados también los peligros y riesgos que generan las nuevas tecnologías, la dependencia social de los técnicos y de internet, se describe un mundo organizado en vertical, arriba y abajo, y una rebelión que se siembra entre los real, lo virtual y el delirio. Hay quien describe ‘Mr Robot’ de thriller provocativo. Su creador siempre ha defendido que su intención al escribir el guión era romper los límites y llegar a nuevas audiencias. De un modo u otro, Smail dibujó su propia revolución. El día que se emitió el primer capítulo de la segunda temporada, USA Network renovó la serie para una tercera colección de capítulos. En pleno desafío a los derechos humanos del nuevo presidente de los Estados Unidos, ‘Mr Robot’ cobra protagonismo cuando incita a los ciudadanos a echarse a la calle y no ceder ante los gobiernos dirigidos por los ‘mercados’. Transcurridos tan sólo nueve días del Gobierno de Donald Trump, millares de americanos ya se han echado a la calle denunciando sus decisiones.

 

Algunos analistas han encontrado similitudes entre la nueva era Trump y los años Reagan y retrotraen la mirada –colabora de forma esencial Vladimir Putin- a la Guerra Fría y los años ochenta. Ahí, en la ficción televisiva brilla con luz propia ‘The Americans’, la serie creada por Joe Weisberg para la cadena FXNetwork.
Ambientada en la Guerra Fría, ‘The Americans’ –que ya tiene un final previsto en su sexta temporada- cuenta la historia de Philip y Elisabeth Jennings, dos espías soviéticos de la KGB entrenados e infiltrados como ciudadanos estadounidenses. La época Reagan –al que incluso algunos demócratas echan de menos ahora-  en la que se ambienta la serie supuso una gran tensión entre Estados Unidos y la entonces llamada URSS. Philip y Elisabeth han vivido los últimos quince años fingiendo ser un matrimonio normal que vive a las afueras de Washington. Poco a poco el espectador descubre que se trata de una pareja de agentes encubiertos.


Tras la muerte de uno de los oficiales ruso y del traslado de un agente del FBI experto en contraespionaje a su vecindario, las operaciones secretas de los protagonistas corren el riesgo de ser descubiertas.


‘The Americans’ es ficción aunque para la redacción del guión sus creadores recurrieron a las notas escritas por el agente de la KGB Vasili Mitrojin y las anécdotas extraídas de diferentes entrevistas con miembros del FBI. La serie de Weisberg navega en un periodo histórico lleno de tensiones políticas internacionales en el que cada declaración pronunciada por un gobernante era susceptible de desencadenar un conflicto dialéctico o bélico, en el que todo el mundo, al menor movimiento, podía resultar sospechoso.


Un mundo en el que una incipiente tecnología permitía, no sin riesgo para el instalador, realizar escuchas y tomar difusas imágenes. Aquellos imaginativos espías, a los que dan vida Matthew Rhys y Keri Russell, hoy en día harían virguerías con móviles, tabletas e internet.

 

A pesar de no contar con una audiencia mayoritaria, ‘The Americans’ ha recibido constantes elogios por parte de la crítica y de sus seguidores. Cuarenta años después, los ochenta molan.
   Y a la espera de la nueva temporada de ‘House of Cards’, los aficionados a la ficción política pueden calmar su ansiedad con ‘Marsella’. No es lo mismo, ni se le acerca. ‘Marsella’ ni siquiera tiene comparación con ‘Boss’ –con la que mantiene más de una similitud-, pero mientras regresan Frank y Claire Underwood tampoco es una mala opción.
‘Marsella’ es una serie francesa ideada por Dan Franck para Netflix. Protagonizada por Gerard Depardieu narra cómo después de veinte años como alcalde de la ciudad, Robert Tato (Depardieu) comienza una guerra de sucesión con su antiguo protegido y ahora rival a la Alcaldía Lucas Barres (Benoit Magimel).


Las malas artes a las que nos tienen acostumbrados los políticos y las pocas consecuencias que les acarrean han puesto de moda ficciones televisivas en las que sus engaños, sus tropelías y la corrupción son protagonistas. Un sub género, el político, que ha derivado de las idealistas y descriptivas El Ala Oeste de la Casa Blanca o Borgen, a las guerras de poder sin escrúpulos de Veep, Crematorio, Scandal o la mencionada House Of Cards.

 

En ‘Marsella’ la estrategia diseñada por el alcalde para su retirada gloriosa se ve truncada cuando el que creía su pupilo y perfecto sucesor finiquita con su voto en contra el plan para reformar el puerto con la instalación de un casino. Su plan para convertirse en una leyenda de la ciudad se difumina al perder la votación. A partir de la traición, Tato decide volver a presentarse a la reelección. Barres será su rival al mismo tiempo que aparecen en escena los intereses de la mafia en el puerto. La carrera a la Alcaldía se transforma en una aventura de alto riesgo.
Pero si hablamos de riesgos ninguno semejante a escuchar: “A Pablo Escobar se le respeta. ¿Plata o plomo?”. ‘Narcos, creada por Chris Brancato, Eric Newman y Carlos Bernard, recorre la vida del más famoso narcotraficante colombiano, Pablo Escobar. Pero ‘Narcos’ es mucho más. La serie de la plataforma Netflix apunta también, a un ritmo frenético, a la época Reagan y la declarada Guerra contra la Droga. Años de desigualdad y de pobreza en Colombia; de los jonkis norteamericanos, de los ejércitos y las agencias especiales de inteligencia anti narcotraficantes, pero sobre todo años de hipocresía e impunidad. Una hipocresía quizá similar a la campaña de publicidad de la serie que encolerizó a algunos cuando un gigantesco anuncio deseaba unas ‘blancas navidades’ a los madrileños.


‘Narcos’ desarrolla su argumento desde el inicio del tráfico de cocaína en Colombia en los años ochenta. El primer capítulo muestra a Mateo Moreno, conocido como Cucaracha, en su pequeño laboratorio de coca. Cucaracha busca un socio que le permita expandir su negocio y se reúne con unos traficantes de mercancías. Ahí surgen las figuras de Pablo Emilio Escobar Gaviria y de su primo Gustavo Gaviria, que han conseguido cierto prestigio en la zona de Medellín con sus negocios. Escobar con el nuevo ‘producto’ en sus manos comienza a generar grandes beneficios rápidamente.


‘Narcos’ está narrada desde la visión del agente de la DEA, Steve Murphy, siempre acompañado por su compañero Javier Peña. La serie intercala pasajes documentales reales que detallan desde cómo se producía la cocaína hasta su comercialización posteriormente en los Estados Unidos. Netflix ya ha anunciado que habrá tercera y cuarta temporada de ‘Narcos’. A la presencia de actores como Alberto Ammann en el papal de Pacho Herrera se sumarán en las próximas entregas los actores Javier Cámara, Miguel Ángel Silvestre y Tristán Ulloa.


Algo deben de tener las historias de sobre narcos cuando tantos espectadores y lectores atraen. La serie creada por Brancato es un buen ejemplo, pero si acudimos a la literatura el éxito del escritor Don Wislow y sus novelas ‘El poder del perro’ y ‘El Cartel’ –que parecen profetizar desde los personajes de ficción la vida del Chapo Guzmán, fuga de la cárcel incluida- corroboran el atractivo.


La mayoría de las series apuntadas no son fáciles de seguir, no emplean estructuras narrativas clásicas, el abanico de grises en la personalidad de los protagonistas es cercano al infinito, y muchos de los personajes son personas atormentadas. Además no hay héroes y al espectador más le vale no encariñarse con ninguno de los personajes… nunca se sabe cómo las gastan los guionistas. ¿Entonces… por qué nos enganchan las nuevas series de televisión? Quizá nos atraen tanto porque a través de los relatos que proponen nos están hablando de nosotros, de nuestro tiempo, de las cosas que pasan en nuestro día a día. Quizá nos gustan porque generan debates que nos resultan cercanos aunque la ficción se sitúe cuarenta años atrás. Disfrutamos de las series porque tienen capacidad de sorprendernos y, sobre todo, porque están muy bien hechas. Como diría David Simon, creador de The Wire… “si al espectador medio no le gustan, que se joda el espectador medio”./Javi Muro

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