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{CULTURA / CINE}
La cautivadora belleza del primer amor en 'Call me by your name'
El ejercicio cinematográfico permite al cineasta conectar con el público de una manera individual. Cada experiencia, en forma de película, coloca al espectador en la oscuridad de la sala, concentrado en imágenes, sonidos y situaciones que trascienden en un mensaje que cada uno recibe de forma distinta.
Si el cineasta acierta a pulsar las teclas adecuadas, la conexión se antoja como un hecho singular en sí mismo y surge, entre emisor y receptor, un tipo de comunión que hace que salten los resortes de la emoción. Un ejemplo se da cuando el autor echa mano de referencias que nos son familiares; una imagen, una canción, la estética de una determinada época y un sinfín de elementos que, de alguna manera, algunos coincidimos en reconocer como propios y que ocupan un lugar importante en nuestros recuerdos convirtiéndonos en lo que somos.
Dentro de la sección 'Perlas' del Festival de cine de San Sebastián se incluye un título que me permite rememorar muchas de esas sensaciones, retomar la luminosidad de unos veranos perezosos y hedonistas, disfrutar de la lúdica música de los ochenta, retomar los colores, la belleza de una juventud curiosa repleta de ansias de libertad, y recuperar, por unas horas, la magia de la adolescencia dejando a un lado sus aspectos menos agradables. 'Call me by your name' es una experiencia en forma de película que consigue que nuestro vello vuelva a erizarse mientras rememoramos esa excitación juvenil aniquilada por el paso del tiempo.
Al abandonar la sala, acudo ansiosa a la biografía de Luca Guadagnino, director de la película, para comprobar que ambos compartimos, exactamente, la misma edad. Dentro de la información que Zinemaldia pone a disposición de los acreditados del festival me topo con un interesante documento sobre las notas de producción de la película, del cual comparto este manifesto del director:
“Me gusta pensar que 'Call me by your name' cierra una trilogía de películas basadas en el deseo, junto a 'Yo Soy el Amor' y 'Cegados Por el Sol'. Mientras en las anteriores el deseo conducía a la posesión, el remordimiento, el desprecio o la necesidad de liberación, en 'Call me by your name' queríamos explorar un idilio de juventud. Elio, Oliver y Marzia se ven enredados en una preciosa confusión que Truman Capote una vez describiría diciendo: “El amor, al no entender de geografía, no conoce fronteras”. 'Call me by your name' es también un homenaje a los padres de mi vida, el de sangre y los cinematográficos: Renoir, Rivette, Rohmer, Bertolucci…” (L.Guadagnino).
Y es que 'Llámame por tu nombre' título con el que se acaba de estrenar en España, rezuma belleza y autenticidad por lo cuatro costados, poniendo de relieve un modelo de libertad y apertura que muchos hubiéramos deseado para nosotros si este tipo de cosas se pudieran elegir.
En lo estético y emocional, la película recuerda a las majestuosas y muy británicas producciones Ivory-Merchant que arrasaban en las carteleras internacionales a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Joyas como la muy hermosa 'Una habitación con vistas' o la muy refinada 'Maurice' se hacen patentes en el fondo y la forma de este magnífico film. No por casualidad, el sutil y elegante James Ivory formó parte fundamental de este proyecto desde sus inicios, siendo el primer elegido para dirigirla, labor que, finalmente, recayó en manos de Guadagnino.
Ambos Ivory-Guadagnino firman un excelente guion, nominado a los premios Oscar que cuenta con muchas posibilidades de hacerse con el galardón por méritos propios.
La historia en sí es sencilla, Elio Perlman, un prodigioso adolescente disfruta de sus vacaciones de verano con su familia en una soleada casa italiana. Sus padres, dos norteamericanos políglotas e intelectuales enamorados de la vida, el arte y la belleza, reciben, verano tras verano, a un estudiante doctorando para potenciar su trabajo en una suerte de filantropía cultural impagable y generosa. La llegada de Oliver, un bellísimo americano, pondrá la vida emocional del muchacho patas arriba convirtiendo en único el verano de 1983 y no solo para Elio, sino también para todos los que rodean a la singular familia.
'Call me by your name' es una película especial en todos los aspectos. Rodada en 35 mm, ha sido considerada por el American Film Institute como una de las mejores obras del 2017. La sutileza de su temática se potencia por unas excelentes interpretaciones, sobresaliendo la del joven protagonista Thimothée Chamalet, que sostiene junto al muy atractivo Armie Hammer el peso del film. La química entre Elio y Oliver se evidencia en cada mirada, en cada roce, en cada pequeño detalle que los condena a intentar resistirse a una atracción que se torna insostenible para ellos y a la que finalmente sucumben.
La evocadora belleza de todo lo que transcurre ante nuestros ojos, la genialidad de unos diálogos para el recuerdo hacen de ella un profundo canto al siempre genuino primer amor y a una anhelada libertad que, raramente, logramos permitirnos los que nos autoproclamamos libres. Las notas del Love My Way de mis adorados The Psychedelic Furs no volverán a sonar igual para mi, ahora cuando escuche sus primeros acordes mis sentidos viajarán hacia un dulce y soleado verano en la Toscana./Isabel Ribote
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