2539

{CULTURA / CINE}

Festival Internacional de San Sabastián 2017, la antesala de los premios

Cuando restan una horas para que los miembros del jurado de la Sección oficial del Festival Internacional de cine de San Sebastián determinen los nombres de los ganadores de esta edición, repasamos el conjunto de las obras a concurso y reflexionamos sobre nuestras películas favoritas.

 

Los títulos de este año han respondido a lo acostumbrado en Zinemaldia en cuanto a la variedad de propuestas que nos llegan desde muy diversos países, identidades y nacionalidades, detalle muy de agradecer en una sociedad en la que la globalización en la cultura es una tendencia tristemente en alza. 

 

Un total de diecisiete películas pugnan por alzarse con la Concha de oro en una edición marcada por la larga duración en los metrajes de la gran mayoría de los títulos, las temáticas sociales, la reivindicación de la propia identidad ante la masa y la individualidad. 

 

Destacar, como cuestión reseñable, la presencia de cuatro mujeres directoras con trabajos en competición, cifra a tener en cuanto si echamos la vista atrás y recordamos la escasa participación femenina en labores de dirección en ediciones anteriores. Solo nos viene a la cabeza la presencia de tres cineastas dentro de la máxima disciplina cinematográfica; Emmanuelle Bercot que inauguró Zinemaldia en 2016 con “La doctora de Brest”, Lucile Hadzihalilovic que defendió la enigmática “Evolution” durante la edición del 2015 y la veterana y carismática Susanne Bier que aterrizó en  San Sebastián con una ambiciosa producción, dolorosa e irregular, titulada “A second chance” que pasó con más pena que gloria por el festival.

 

Ojalá esto no quede en mera anécdota y se convierta en una tónica habitual en los futuros festivales y en la industria en general. 

 

Y pasando a comentar lo que ha dado de sí la edición que hoy concluye, repasaremos las que, a nuestro juicio, son las mejores opciones para ser consideradas como dignas de galardón:

 

Nuestra favorita es la película rumana “Pororoca”, una producción que narra el camino hacia la locura de un feliz matrimonio ante el rapto de su hija pequeña y todo lo que acontece desde ese momento. Observamos un naturalista trabajo que en sus más de dos horas de duración, a nuestro juicio  justificadas, nos hace partícipes de la desesperación de unos padres que intentan seguir con sus vidas tras el dramático suceso. 

 

Las imágenes nos sitúan en los parques y edificios de una ciudad rumana durante la época estival. La cámara nos hace cómplices de la cotidianeidad, de las conversaciones casuales entre vecinos, de la desconfianza que se llega a generar cuando la vida nos da un golpe y de cómo se puede llegar a cambiar ante un acontecimiento que pone nuestra realidad patas arriba. 

 

Impresionante la interpretación de los actores principales, destacando la figura del padre que lleva el principal peso de la historia, materializada en la figura del actor rumano, Bogdan Dumitrache, que aporta una humanidad y credibilidad que bien merecen alzarse con la Concha de plata a la mejor interpretación masculina.  

 

Con esta, su tercera película, el director y guionista Constantin Popescu consigue una obra repleta de autenticidad que debería ser considerada por el jurado en una o varias de las categorías a concurso. Pronto saldremos de dudas.

 

Otra de las historias que más nos han marcado en este festival por su originalidad y frescura proviene de Bélgica y nos conduce por los caminos de los juzgados de lo penal, mientras asistimos a la realidad del día a día de una jueza criminalista nada convencional que responde al nombre de Anne Gruwez. La inclasificable “Ni juge, ni soumise” es realidad en estado puro y en pantalla grande. Aquí no hay guion ni actores, si no la vida misma, abierta en canal, de lo que ocurre en el despacho de esta señora. Se la ama y se la odia, incluso se llega a empatizar con ella y su categórico y radical comportamiento, muy a nuestro pesar.

 

Este documental se nutre del trabajo de Jean Libon e Yves Hinant, expertos y veteranos profesionales de la televisión belga que sitúan la cámara, en esta ocasión,  ante el devenir de (presuntos) criminales, maltratadores y asesinos que muestran sus miserias, sin ningún reparo, ofreciendo una radiografía sin precedentes del lado más oscuro de nuestra sociedad. Ante nuestros ojos la miseria de la inmigración, la xenofobia, la falta de recursos y la incultura, pasan a ser protagonistas de imágenes e historias que sorprenden mientras nos conducen a una reflexión más que necesaria. 

 

Otra joya que nos viene desde Austria es “Lich/Mademoiselle Paradis” de Barbara Albert. Un bello retrato de los jardines y mansiones de la alta sociedad del siglo XVI desde los ojos ciegos de una joven, y prometedora concertista de piano, y su toma de conciencia ante la libertad individual. La historia se centra en un episodio de la vida real de la famosa pianista y compositora María Theresa Paradis, de quien se dice que llego a ser musa del mismísimo Mozart.

 

Destacar la fotografía, la música y los detalles que permiten que el visionado de esta película se convierta en una experiencia muy disfrutable para los sentidos. Mencionar la genial e implicada labor actoral de la joven María Dragus, digna candidata a la Concha de plata como mejor actriz de este certamen.

 

También aplaudimos títulos como la alemana “The captain” que suena en las quinielas como premiable por su profesional dirección y su extraordinaria fotografía. Una poderosa y muy violenta producción, rodada en blanco y negro, que firma un experimentado Robert Schewentke, retomando su trabajo en el cine europeo tras su paso por grandes producciones hollywoodienses como “Plan de vuelo, desaparecida” o las dos entregas de la saga “Divergente”, entre otros títulos. 

 

En esta ocasión, asistimos a la desesperada lucha por la supervivencia de un joven militar alemán, perseguido por los suyos al ser sorprendido cuando intentaba desertar. A punto de finalizar la II Guerra mundial con las tropas aliadas entrando en Alemania, nuestro joven protagonista encuentra por azar un coche abandonado que porta un flamante uniforme de un capitán nazi. De aquí en adelante contemplaremos sorprendidos la transformación del muchacho en su nuevo rol como alto mando de las tropas nacional socialistas.  

 

Mencionar también los trabajos en dirección y guion de la cineasta polaca Urszula Antoniak  con la muy sensorial y bella “Beyond words”, o de la dificultad de encontrar tu identidad personal cuando eres un inmigrante sin huella ni pasado, así como la originalidad y frescura de “Soldiers. Story from ferentari” de la serbia Ivana Mladenovic que se instala en el retrato social de la minoría gitana en un barrio suburbial de Bucarest, donde ejerce de protagonista un estudioso de la música pop romaní, denominada Manele y nos adentra en la singularidad de unos personajes que se hacen querer desde el momento inicial en el que aparecen  en la pantalla.

 

También hubo un importante espacio para la comedia en este festival. Las carcajadas se escucharon altas, y muy celebradas, en las diferentes salas que acogen el certamen. Desde Estados Unidos, James Franco aterrizó en Zinemaldia con “The disaster artist”, una joya con sabor underground celebradamente frikie que presenta, ante los ojos del público internacional, la peculiar y enigmática figura de Tommy Wiseau, el mejor-peor director perpetrador, allá por 2003, de esa joya de lo bizarro titulada “The room” y que ya forma parte de la historia del cine  por méritos propios. Deseamos que Franco (James) no se vaya de Donosti sin algún galardón o mención, aunque lo detectamos complicado. De cualquier forma, no se pierdan “The disaster artist” en su estreno mundial que podrán disfrutar a partir del próximo mes de enero de 2018 en las carteleras españolas.

 

El inteligente Manuel Martín Cuenca también nos hizo reir, y mucho, con la inteligente y puñetera “El autor”. Un Javier Gutiérrez memorable, como nos tiene acostumbrados, sostiene en su actuación el peso de esta retorcida historia basada en la primera novela del autor, Javier Cercas, que acompañó al equipo de la película en la rueda de prensa de su presentación. Muy destacable el trabajo de una potente secundaria, de nombre Adelfa Calvo, con una interpretación cargada de pasión y autenticidad con la que esperamos continuar disfrutando en pantalla con nuevos títulos.

 

Hasta aquí, a grandes rasgos, unas pinceladas de lo más destacado de Zinemaldia en su 65 edición que en unas horas concluye. Muy contentos de poder disfrutar, durante un año más, de esta especial cita que nos hace amar, más si cabe, la grandeza del séptimo arte en el estado más puro de la oscuridad compartida ante la gran pantalla./Isabel Ribote

Suscripción a la Newsletter Enviar