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{CULTURA / CINE}

Expandir el universo a base de clichés

'Escuadrón Suicida' no sorprende pero es más ágil y seria de lo previsto

 El último cuarto de siglo ha empujado a Hollywood hacia la vorágine de las sagas. Frente a la escasez de originalidad en la gran pantalla, muchos productores han optado por exprimir y retorcer historias interesantes para aumentarlas por capítulos, para enfocarlas desde infinitos puntos de vista o para engendrar semiproductos similares; y todos ellos entrelazados, cuya múltiple exposición se hace posible gracias a la influencia de la llamada televisión a la carta.


El vídeo bajo demanda alimenta el bum seriéfilo, siempre dispuesto a complacer la necesidad de cualquier portátil, iPad o smartphone disponible. Resulta excepcional para la tendencia de volcar el cómic al celuloide, porque esto mismo es lo que ocurre sin freno con la eterna batalla entre Marvel y DC Comics. La película de 'Escuadrón Suicida' es el reciente ejemplo de cómo ambas compañías impregnan sus estrategias de reconversión cultural en el público.


Hace ya tiempo que los dibujantes dejaron paso a los directores mientras los historietistas cedían su lugar a los guionistas. Por ello el desafío estaba en atraer al consumidor joven con series frescas ('Agent Carter', 'Agents of S.H.I.E.L.D.' o 'Daredevil' vs. 'Arrow', 'Gotham' o 'The Flash') y a la vez en apelar a la nostalgia del consumidor veterano con films sugerentes ('Los Vengadores' –juntos o por separado− vs. 'La Liga de la Justicia' −ídem−).


En definitiva, saturación conceptual unida a un exceso visual; un estilo rococó que encadena taquillazo tras taquillazo aunque le haga flaco favor al raro espectador que anhele profundidad. Ya que la reflexión en estas películas no está ni se la espera. Buscarla sería un error achacable a quien ocupa la butaca y nunca a quien ocupa la silla detrás de la cámara, pues las dependencias cinematográficas de Marvel y DC no engañan en la búsqueda de sus objetivos.

 

El estadounidense David Ayer ha escrito y dirigido 'Escuadrón Suicida', en un paso más de su concisa pero intensísima carrera hollywoodiense. Tiene en su bagaje pelis como 'Dueños de la calle' (2008) o 'Corazones de acero' (2014), amén de haber guionizado también 'The fast and the furious: A todo gas' (2001) o 'Training Day' (2001). Y ahora es el principal responsable del reparto de estrellas que DC Comics incorpora a su línea cinéfila de acción y aventura.
El carismático Will Smith, en el papel de Deadshot, protagoniza una trama coral en la que está acompañado por Joel Kinnaman como Rick Flagg, por Margot Robbie en su rol de Harley Quinn, por Jared Leto como El Joker, por Jai Courtney como Boomerang, por Jay Hernandez como El Diablo, por Cara Delevingne como Encantadora y por Viola Davis como Amanda Waller. Son actores y actrices que representan esa frescura y ese matiz sugerente que tanto se persigue.


Forman un equipo de supervillanos cuyo destino atañe a la lucha de la humanidad contra sus propios prejuicios, lo cual está en ebullición desde que Batman se topase con un alienígena bautizado como Superman en 'El amanecer de la justicia'. La batalla entre creacionistas y evolucionistas se trasladó entonces a otras dimensiones e incluso a otros mundos. El sistema entero de creencias, estrictamente religiosas o meramente sociales, se desmoronó y propició ideas extravagantes.


A grandes amenazas, grandes remedios

El personaje de Amanda Waller aprovecha la ocasión para sacar adelante su proyecto “Fuerza Especial X”, que es el sobrenombre del peculiar grupo de delincuentes. Bajo estrecho control del Gobierno de EE.UU., este escuadrón de suicidas deberá salvar pellejos propios y ajenos, a ritmo vertiginoso y con estética de videoclip. Lo rococó rebasa sus límites en cada aparición del Joker, gracias a un Leto histriónico que aguanta bien el tipo frente al recuerdo del oscarizado Heath Ledger.

 

En el otro bando, Margot Robbie acierta con su mezcla de espontaneidad y locura para una Harley Quinn que había sido psicóloga antes de cruzarse en la vida del Joker. Trató de curarlo pero acabó siendo su mayor fanática y admiradora. El cinismo que muestra por el mundo que la rodea y el coqueteo con todo lo malvado es lo que provoca su humor ácido, digno de ser la novia del psicópata de la eterna sonrisa.
Ella y Deadshot acaparan los focos mientras la banda sonora no deja un respiro y enlaza temas habituales para la generación millennial con canciones más antiguas de grupos míticos. La rapsodia de Queen se escucha por duplicado, los coros futboleros quitan glamur por su mala ubicación en el metraje y, para colmo, DC le copia a Marvel un tema de Norman Greenbaum usado para 'Guardianes de la Galaxia' (2014).


Los colegas de trabajo de David Ayer no parecen amigos del silencio, por lo que se pierde un notable recurso a la hora de ganar dramatismo. Si el factor diferencial de DC respecto a Marvel es precisamente la sobriedad e incluso la tristeza de sus individuos, apenas se aprecia en las adaptaciones cinematográficas. Solo Zack Snyder lo insinúa con las peripecias de Batman y Superman, a caballo entre Metropolis y Gotham City.


Aún queda cuerda para rato en el universo expandido de DC, así que los planes de Snyder y compañía podrían mejorar si abandonan tanto cliché y tanta absurda comparación con Marvel Studios. Su oportunidad llegará con el desembarco en la cartelera de toda la Liga de la Justicia, cuyos componentes pugnarán con los Vengadores en su afán de salvaguardar bonanzas y virtudes. No sabemos cómo ni cuándo, y tampoco conocemos si será en el planeta Tierra o siquiera en nuestra escala dimensional. Pero seguro que será entretenido./Daniel Cabornero.

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