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{CULTURA / CINE}

'Lich', 'Una especie de familia' y 'Love me not', desde la sección oficial Zinemaldia 2017

El paso del ecuador de Zinemaldia trajo consigo alguno de los títulos más esperados entre la prensa que cubría el festival. San Sebastián nos despierta con nubes negras que invitan a refugiarse en la sala de cine y a disfrutar (o sufrir) con los tres títulos que competía en sección oficial. Por la mañana desayunamos un chocolate caliente en los salones de una bella mansión vienesa donde acude la protagonista de 'Licht', Maria Theresa Paradis, con la intención desesperada de corregir su ceguera. La joven concertista al piano, Mademoiselle Paradis, es todo un acontecimiento exótico entre los miembros de la alta sociedad vienesa de finales del siglo XVI y un perfecto trampolín para beneficiar a su familia de los privilegios de los más favorecidos.

 

La deteriorada salud de Theresa, fruto de su periplo por las consultas de diversos doctores y científicos a los que acude la familia en busca del milagro, convierten la vida de la joven en un calvario del que solo escapa cuando desliza sus geniales dedos sobre las teclas del elegante instrumento.

Theresa. obligada por su ambicioso padre, acude a la residencia del doctor Franz Anton Mesmer, un 'pseudocientífico' que ve en el tratamiento la oportunidad perfecta para ser tomado en serio en el entorno de la comunidad científica del momento. La joven descubrirá la libertad en su nueva residencia donde, contra todo pronóstico, mejorará de su ceguera a la par que sus dotes al piano comienzan a perder brillantez.

 

La cineasta alemana Barbara Albert firma este, su quinto largometraje, una película que se apoya en la magnífica interpretación de la joven actriz María Dragus que sonó en las quinielas como posible ganadora de la Concha de plata por su muy sensorial y física interpretación.

Y de actriz con posibilidades de premio a otra que ya lo obtuvo en la edición de Zinemaldia 2014, la sobria y cada vez más consolidada Barbara Lennie protagonista e 'Una especie de familia', otro de los títulos a concurso dirigido por el argentino Daniel Lerman que narra el tormentoso infierno al que se enfrenta una doctora empeñada en ser madre por medio un proceso de vientre de alquiler. Visitamos paisajes y miserias de la Argentina más pobre y desarropada en un film que bien podría definirse como una torturada road movie con bebé a bordo, a caballo entre la crítica social y la denuncia de los procesos de gestación por sustitución, sin legislación actual en el país.

 

La griega 'Love me not' cierra la sección oficial de esta jornada y nos regala la dosis de violencia innecesaria que siempre tiene cabida en algún título del festival. Alexandro Avranas se suma a la corriente iniciada en 2009 por su paisano Yorgos Lanthimos donde la atmósfera y la luz mediterránea contrastan con una suerte de desfile de figuras inertes. La deshumanización se convierte en un idioma oficial que restringe cualquier intento de comunicación espontanea, verbal o kinésica, donde nadie conoce a nadie y la desconfianza se sirve como menú del día.

El espectador curioso pica el anzuelo, desde los primeros minutos de esta fábula, para introducirse en el interior de una casa acomodada, donde un matrimonio recibe a una joven a la que contratan como vientre de alquiler. El morbo está servido y los tres individuos conviven en un espacio tan artificial como malsano en el que se intuyen situaciones que, por el contrario, no se llegan a dar.

 

La trama vira y despista al espectador con giros inesperados que mantienen el interés por la historia, sin embargo, con la aparición de un nuevo personaje, un molesto vecino que se integra en las vidas de los protagonistas, el director cae en lo absurdo con una suerte de secuencias que parecen buscar el desagrado de la sala sin otra finalidad que la de molestar y hacer sufrir a la actriz protagonista, Eleni Roussinou, en una suerte de vejaciones que la entregada intérprete intenta sortear sin caer en el ridículo.

 

Destacar el poder de algunas imágenes que nos enfrentan, de manera directa, a los ojos de los protagonistas en una especie de complicidad, vacía de expresión, que anticipa la oscuridad de su alma e intenciones. La simetría y horizontalidad en los planos refuerza lo gélido del conjunto y hace patentes las claves de lo que parece ser ya una seña de identidad del nuevo cine heleno./Isabel Ribote

 

 

 

 

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