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{ENTREVISTAS}
'Siempre quise ser Andy Wharhol'
Herminio Molero pintor, poeta y miembro fundador de Radio Futura
“Yo quería ser como Warhol. Poner en marcha mi propia The Factory y crear un grupo de música”. Pintor, músico –miembro fundador de Radio Futura-, actor, dibujante de cómics y poeta experimental. De alguna manera, la experiencia creativa de Herminio Molero nada tiene envidiar a la del genio del arte Pop. Es la poesía la que le situó ayer en Logroño, en las Jornadas de Poesía en Español. Y es en opinión de quienes le han estudiado la génesis de su creatividad.
Así lo entiende el coordinador de las jornadas, Raúl Eguizabal, “es poeta cuando escribe poesía, pero también cuando compone canciones y en su pintura se ve el espíritu del poeta visual”. Molero comparte más o menos la apreciación. “Quizá toda mi obra parta de la poesía; igual no he dejado de ser poeta nunca”.
Y es que la conversación comienza dividiendo el tiempo en palos artísticos. La época de poeta la sitúa a hasta principio de los años sesenta. “Fue mi primera aproximación a la poesía, aunque en el bachillerato ya era lo que más me gustaba”. Tiene diecisiete años y vive en París; es el momento de la influencia de los beatniks, de Alain Ginsberg. También de Rimbaud, “a quien quería imitar y llegué a comprarme un tres cuartos igual al que llevaba el poeta francés en la portada de uno de sus libros”. Quizá por mimesis con Rimbaud, Herminio Molero recuerda sus prisas por escribir. “El lo dejó a los diecinueve años… a mi me duró un poco más. Escribí poesía durante poco tiempo, pero mucho”.
En la segunda época poética, Molero apunta hacia el mensaje intercalado entre los versos. “Eran juegos de palabras malabaristas”. Ya a mediados de los años setenta, su poesía es “por así decirlo –explica- no beatnik; son poemas musicados, lestras de canciones imposibles”.
Mientras tanto sus aspiraciones warholianas se van cumpliendo. Entre 1966 y 1972 reside entre la capital francesa, Londres, Amsterdan e Ibiza. Funda, junto a Ignacio Gómez de Liaño y Manolo Quijido, el colectivo ‘Cooperativa de Producción Artística y Artesana’. Ya tiene su Factory.
La creatividad visual parece esencial al escuchar a Herminio Molero. Cada referencia a un libro o un disco la acompaña de la descripción de su portada, del diseño de las letras, del color del lomo. Una querencia hacia la imagen, hacia el cine y el teatro, que experiementó de la mano de Pedro Almodovar sobre las tablas y en happenings.
Los años setenta son para Molero música principalmente, primero en el grupo de art rock Araxes y después como fundador de la mítica banda Radio Futura. “Yo no era un músico con una formación técnica. Tenía muchos discos y me gustaba mucho la música. Componía canciones, pero decidir donde tenía que entrar una guitarra era ya otra cosa”. El ex Radio Futura se define más como un creador de melodías, “en ese sentido si que tengo cierto virtuosismo para componer”. Ante la pregunta de si pesa haber pertenecido a Radio Futura responde rápido. “Sí. Me acuerdo que alcanzamos el acuerdo con Hispavox, era un contrato de cuatro años y yo ya había decidido dejarlo al finalizar ese periodo, pero si fue extraño dejarlo cuando comenzaban los éxitos”.
Recuerda las canciones del grupo en aquella época y asegura que sería interesante publicar esas grabaciones que aún existen, “pero los hermanos Auserón no están por la labor. Son canciones como ‘Enamorados de la moda juvenil’; no sé porqué no quieren, es absurdo. Quizá porqué en aquella época no tacaban también, pero no tiene sentido”.
No es la primera reivindicación de los años 70 ligada al arte y al sociedad que se escucha recientemente. “Cuando se reivindica el pasado –reflexiona- es que el presente no marcha bien”.
En todo caso, Molero muestra la satisfacción de ese revival que ha servido para recuperar su figura creativa. “A mí me ha venido bien”. Y cuenta la anécdota del responsable de un centro de arte en el que estaban estudiando la época. “Me explicó que siempre salía mi nombre relacionado a los artistas que investigaban, ya sabes eso de ‘también relacionado con Herminio Molero, con quien realizó…’ Y es cierto, es una buena definición. Siempre estaba en el lugar adecuado pero en segunda fila, lo que sucedía es que estaba en todas las segundas filas”.
Desde esas presencias constantes de los años 70 y 80, Molero ha sido redescubierto y estudiado de nuevo como artista. Fundamentalmente a través de su faceta de pintor. “La pintura es ahora mi principal dedicación”. Proyectos pictóricos en los que trabaja en forma de series. “A diferencia de las canciones o los poemas, la pintura genera en sí misma las series; es un poco la idea musical del Long Play de aquellos años setenta. Siempre estoy haciendo Long Plays, se me ha quedado esa forma de trabajar”.
¿Y la poesía? Los poemas de Herminio Molero, la mayor parte inédita y escrita entre los años 1966 y 1971, va desde composiciones en verso libre a la poesía influenciada por los simbolistas franceses o la experimentación más radical. “Ahora mis poemas son letras de canciones, aunque es cierto que después de cada gran exposición de pintura pienso que debería volver a escribir”. Al retomar el camino de la poesía viene a la memoria su primer autor fetiche. “Fue Alberti –recuerda- con ‘ A cal y canto’ y ‘Sobre los ángeles’; conservo aquel libro que tiene marcada la huella de mi mano de llevarlo por la calle, siempre pegado al corazón, mostrando el título orgulloso y recuerdo también el color de aquellas ediciones…”. En Molero es tanto la poesía como el diseño.
Asiente cuando le atribuyen ser un poeta joven. “Tanto porque escribió sus poemas siendo muy joven –explica Eguizabal- como por el entusiasmo juvenil y el hecho de que en aquella época no los explotó”. Revisando lo escrito para dar forma al recital en las jornadas asegura que ha sido “duro elegir. He seleccionado los poemas que recordaba, lo que sucede es que a veces recuerdas que son mejores que lo que ahora me parecen; unos se han mantenido mejor que otros”.
En el recital continuidad cronológica. “Los últimos son traducciones de canciones que componía en inglés, entonces influenciado por la música de Lennon, Bowir, Bob Dylan o Roxy Music”.
Las paredes del Bretón donde se produce la conversación recogen una extraordinaria colección de carteles de cine y fotografías de cuando en los cafés se podía fumar. Imágenes ya poéticas. “Ahora –concluye Molero- me siento raro escribiendo poesía”./Javi Muro
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