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{ENTREVISTAS}

'La especialización excesiva embrutece, llega a ser la principal fuente de ignorancia'

Claudio García Turza no duda, trassu jubilación, en continuar investigando el origen del castellano

Claudio García Turza comenzó su actividad docente en el Colegio Universitario de Logroño en 1972. Con la constitución de la Universidad de La Rioja pasó a ser profesor titulado y en 1993 catedrático de Historia del Español. Su labor docente la ha extendido a lo largo de los años más allá de las fronteras de la UR a través de un sinfín de cursos, seminarios, conferencias y ponencias en otras universidades e instituciones nacionales e internacionales. A todo ello García Turza ha sumado un intenso trabajo de investigación alrededor de las diferentes disciplinas que abordan la lingüística Hispánica y, especialmente, sobre el origen del español y de la Lengua Castellana. Ahora, recientemente jubilado, asegura que por tiempo y preparación puede abordar los más interesante y complejo de sus investigaciones, incluidas las que tienen que ver con la edición crítica de las Glosas Emilianenses y Silenses. Eso sí, a sus nietos y al Barsa que no se los toque nadie./Javi Muro

 

SPOONFUL. Retrocedamos hasta donde decide usted comenzar a formarse como filólogo. ¿Siempre estuvo interesado en la lengua, sus peculiaridades y orígenes o, en algún momento, pensó dirigir su camino por otros campos?

No he sido nunca partidario de la especialización. Tampoco lo fui en mis años de estudiante universitario. De modo que junto a la atracción por el lenguaje y las lenguas, en particular la española, siempre me interesó la historia y las grandes cuestiones que todo hombre ha de plantearse; es decir, los temas centrales de la filosofía, sobre todo los metafísicos y antropológicos. La especialización excesiva, a mi juicio, embrutece, llega a ser la principal fuente de la ignorancia.


S. Cuando uno tiene delante a Claudio García Turza, enseguida lo relaciona con San Millán de la Cogolla, con las Glosas emilianenses, con los códices riojanos, con Gonzalo de Berceo, etc. ¿Cuál fue la chispa que le hizo pensar que merece dedicarle esfuerzo a investigar sobre esta región?

Es cierto que a ese enfoque le he dedicado muchas horas de mi estudio como filólogo. La cuestión del origen de las lenguas romances y de la aportación excepcional de Berceo a la lengua española lo requería. Siempre defendí que dada la cantidad, calidad y antigüedad de los textos procedentes de la Cogolla, nuestra Comunidad debería convertirse en una obligada, y auténtica, referencia mundial de los estudios filológicos y lingüísticos. Algo se ha logrado, pero queda mucho, muchísimo por hacer.

 

Sin embargo, quiero aclarar que doy mayor importancia a otros temas que me parecen más trascendentes. Y a ellos les dedico una reflexión permanente. Hace ya años que vengo trabajando, por ejemplo, en descubrir y analizar la esencia del lenguaje, y de las lenguas particulares, dentro de los actos cognoscitivos del hombre, operativos y habituales. Es conveniente saber que todavía hoy desconocemos, o malconocemos, tan trascendental cuestión.     Otro tema que me ocupa mucho tiempo de mi dedicación intelectual es el análisis de la influencia del cristianismo, y la Biblia, en la historia de la lengua española, de la literatura y el pensamiento. Este enfoque me ha llevado a trabajar con las numerosas traducciones de la Biblia, un mundo apasionante: posiblemente el más indicado para penetrar en los problemas antropológicos de mayor calado. 


S. La Rioja es internacionalmente conocida, además de por sus vinos, por su relación con los orígenes del español. ¿Cree que nuestra región ha sabido reconocer y explotar el protagonismo cultural que esto supone? ¿Y España con respecto a nuestros países hermanos?

 
En este asunto conviene ser muy objetivos. Hemos logrado bastante resonancia, pero no la que pensamos desde nuestra burbuja vivencial como riojanos. Buena parte de mi vida informativa y formativa por muchísimos países del mundo buscaba y busca precisamente dar a conocer nuestra región desde ese enfoque, pero la realidad, la cruda realidad, es muy otra: falta mucho por hacer; aún se desconoce en muchísimas partes, sin excluir nuestro propio territorio nacional, esa seña de identidad, tan influyente en el desarrollo de la actividad intelectual del hombre hispánico.


S. Su profesión le habrá permitido viajar a muchos países y visitar muchas universidades. ¿Dónde ha sentido usted más envidia sana por el interés o sensibilidad mostrados hacia la lengua? ¿Y dónde ha sentido usted que se hacían más eco de sus investigaciones?

Sin ninguna duda, en los países europeos orientales es donde más afición muestran por lo lingüístico, especialmente los estudiantes universitarios. Pero, según mi apreciación muy personal, donde se observa una sensibilidad extraordinaria a la génesis y los orígenes históricos de nuestra lengua es en los territorios más pobres de Hispanoamérica y, por supuesto, en tierras japonesas.

 

En cuanto a mis investigaciones, debo decir que hasta la fecha sus destinatarios han sido los investigadores de historia de la lengua, con conocimientos específicos de esa disciplina. Por ello han tenido muy escasa irradiación. En estos momentos estoy programando junto con un buen número de colegas hispanistas actividades con carácter divulgativo y formativo. Espero que se vean apoyadas institucionalmente. Porque, insisto, la realidad es que tanto en el dominio internacional como en el nacional se desconoce en alta medida el papel de los monjes emilianenses en la formación del español.
S. ¿Cuáles cree que han sido sus logros más importantes hasta la fecha en su trayectoria investigadora?

La edición y estudio de los glosarios emilianenses de la Alta Edad Media, por su trascendencia para el conocimiento de la lingüística histórica, incluida la gramática, y la edición crítica de las obras de Gonzalo de Berceo. Será bueno recordar a este respecto que hasta los años setenta Berceo solo se conocía a través de manuscritos que deformaban su singularidad dentro del Mester de Clerecía. Pero por encima de estos estudios filológicos sitúo mi colaboración al análisis del pensamiento lingüístico, de la esencia del lenguaje convencional humano. Aunque, conviene decirlo, en esta línea de investigación son rarísimos los intelectuales verdaderamente interesados.


S. Además de su conocida faceta en la investigación sobre la lengua, a lo largo de sus 40 años de labor universitaria ha ido formando a muchísimos profesores de La Rioja y de sus alrededores. ¿Qué ha significado para usted la docencia en su trayectoria profesional?

Comencé mi labor docente exactamente en el curso 1972/1973, primer año académico del Colegio Universitario de Logroño. De modo que mi docencia universitaria comenzó con la fundación de ese centro, sin cuya organización inicial académica  es impensable la consolidación universitaria en La Rioja. He volcado mis esfuerzos docentes, con toda mi alma, en la formación de muchos jóvenes, hoy profesores, la mayoría, de Primaria, Secundaria y Enseñanza Universitaria. No puedo olvidar a muchísimos alumnos de la UNED, donde también colaboré, desde su momento fundacional. Tampoco omito los esfuerzos orientados a formar periodistas, administrativos, guías turísticos, pueblo en general, con un recuerdo particular a las personas mayores.


S. Ahora está usted jubilado, pero sabemos que continúa usted investigando. ¿Qué le queda por hacer? ¿Cuáles son sus proyectos?

En rigor, es ahora cuando, por tiempo y la preparación adecuada, puedo abordar lo más interesante y complejo de las líneas de investigación señaladas. Incluidas las que tienen que ver con la edición crítica de las Glosas Emilianenses y Silenses. No entiendo cómo en la sociedad actual no se aprovecha adecuadamente la valía de tantos y tantos profesores siendo así que no es difícil lograr una armonía con los legítimos intereses de los jóvenes docentes e investigadores. Otros países demuestran más inteligencia a este propósito. Pero sea como fuere, si Dios sigue actualizando mis energías físicas y mentales como hasta ahora, seguiré trabajando con la misma ilusión y entrega que en mi época de profesor “activo”.  


S. Para terminar, no solo de lengua vive el hombre. ¿Tiene usted algún pasatiempo más mundano?

Mis nietos, a los que adoro, que son del mundo más maravilloso donde el hombre es decisivo protagonista. Bueno, y el Barça, ¡qué le vamos a hacer!



Autor: Javier Muro

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