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{ACTUALIDAD}

Viticultura heroica, un desafío al vértigo

Tiene algo de desafío al vértigo, incluso de acrobático, de lucha abierta con un terreno que ofrece prosperidad pero también plantea serias dificultades. Es la viticultura heroica, alejada de los avances de la tecnología y la mecanización, donde las manos, los pies y la forma física del propio viticultor cobran un obligado protagonismo para combatir las leyes de la gravedad.


La Denominación de Origen Ribeira Sacra, anclada entre los ríos gallegos Miño y Sil en las provincias de Lugo y Orense, es quizá el mayor exponente de esta práctica en España. Viñedos que escalan el terreno salvando pendientes que pueden alcanzar el setenta por ciento de desnivel. Para hacerse una idea, la pendiente máxima que se alcanza en la subida al pico Aneto en los Pirineos está ligeramente por encima del 50 por ciento.

 

En estos bancales se hincó la viña allá por la época romana, cuando la merma de las minas de oro obligó a las gentes de la zona a buscar otras fuentes de ingresos.
Son unos 220 kilómetros de Ribera, con numerosas y pequeñas extensiones de terreno dedicadas a la vid y  que exigen un esfuerzo extra cuando llega la época de vendimia. Los bancales no permiten la entrada de maquinaria y por la tanto, todo el trabajo recae en las manos.

 

José Miguel Rodríguez, presidente de la Denominación de origen Ribeira Sacra explica que la propia recogida de la uva “es más sencilla que en otras zonas de España” debido a que este trabajo se realiza en llano y “el muro superior de cada hilera queda a la altura de las manos, más o menos a 1,20 metros”, con lo que la espalda sufre menos. Sin embargo, para el traslado de los cestos llenos de uva a los tractores es necesario salvar un terreno de acusadas pendientes y muy poco uniforme donde el único sustento son los pies y donde entran en juego factores como la estabilidad, el equilibrio, e incluso, la acrobacia.
A diferencia d otras regiones vitivinícolas como Rioja, donde el vendimiador es mayoritariamente de origen portugués, en Ribeira Sacra suelen vendimiar las gentes de la zona, “habituadas a este tipo de terreno”. Y es que “cualquiera no vale para este trabajo”, señala Emilio Pérez, viticultor en la zona de Ribeira Sacra. En su explotación se salvan pendientes de hasta el 45 por ciento y “para subir y bajar las cajas durante ocho horas es necesario tener una buena forma física”. Se trata de una función que suelen realizar “trabajadores habituales del campo e incluso personal dedicado en temporadas a la extinción de incendios, acostumbrada a la montaña, y que en época de vendimia se suman a los bancales”.


Sin embargo, y a pesar de las dificultades que presenta el terreno, los accidentes no son habituales, tal y como señala José Manuel Rodríguez, aunque “si se producen algunas caídas y tropiezos”, según Emilio Pérez.
Todo ello configura una zona vitivinícola con unas características diferentes, donde el paisaje se aleja de las llanuras de viñedo de otras regiones dedicadas al vino para romper en desniveles poco accesibles. Es la viticultura heroica o de montaña, no recomendada para aquellos que sufren de vértigo./Roberto Muro @Robmuro

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