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{ACTUALIDAD}
Un centro para la Cultura del 'Rioja'

El Centro de la Cultura del Rioja ha sido concebido con la idea de convertirse en un referente internacional en materia vitivinícola. No podía tener otra ubicación. Logroño el punto neurálgico de una de las Denominaciones de Origen más importantes del mundo es el punto geográfico ideal para este espacio temático, que conjugará promoción, cultura del ‘Rioja’, formación e investigación. Además, tal y como explica en Spoonful, su arquitecto, Jesús Marino Pascual, “el CCR tendrá un gran significado para la ciudad; será un lugar especial y revitalizador del Casco Antiguo de Logroño”./Spoonful
El Centro de la Cultura del Rioja ocupa toda una manzana del Casco Antiguo logroñés, más de tres mil metros cuadrados. En concreto, los delimitados entre las calles Mercaderes, Ruavieja y Marqués de San Nicolás –también conocida como calle Mayor- y las traseras del edificio del Casino. Es decir, en pleno corazón del Casco Antiguo y a tan sólo cinco minutos del centro de la capital riojana.
Un espacio que los estudios y catas arqueológicas previas ya revelaron su pasado vinícola al localizarse dos calados de sillería –habituales bajo las casas del Casco Antiguo logroñés-, prensas, lagares, silos, así como vasijas y diferentes útiles de trabajo.

Precisamente, en la confluencia de las calles Mercaderes y Ruavieja se situaba el Palacio de los Yanguas, también conocido como Casa de la Virgen. La estructura del inmueble del siglo XVI se ha conservado, recuperando elementos como la portada, el mosaico que cubre el suelo de la entrada principal o una de las sorpresas que depararon los trabajos de construcción del CCR, la localización de un balcón en esquina entre las calles Ruavieja y Mercaderes; una pieza singular y peculiar en la arquitectura española.
Arquitectónicamente, el Centro de la Cultura del Rioja presenta cinco espacios que lo definen. Junto al ya mencionado Palacio de los Yanguas, destacan el amplio patio central, la cubierta traslúcida, el gran botellero que preside la fachada y el sótano que simula los antiguos calados tradicionales de Logroño.

El patio central permite la organización de todo tipo de actividades, desde grandes exposiciones a conciertos, proyecciones cinematográficas –la cara interna de la fachada posterior está acondicionada como pantalla-, recepciones o cualquier tipo de presentación.
Por su parte, el tejado es traslúcido y construido a diferentes niveles, simulando las cubiertas existentes en los edificios que ya pueblan el Casco Antiguo de Logroño, casi desde que la ciudad es ciudad. La iluminación del patio central gana intensidad gracias al paso de la luz natural que garantiza la permisibilidad de los materiales de la estructura superior.
Pero quizá el elemento más significativo –por su condición de símbolo- es el botellero que recorre la fachada principal y su prolongación por la calle Marqués de San Nicolás. Las cerca de tres mil botellas que lo componen pueden iluminarse –de forma tenue, con el objeto de no molestar a los vecinos- en diferentes tonalidades de color. Es, sin duda, la seña de identidad el edificio y del proyecto.

El sótano es otro de los espacios a resaltar, ya que acoge los calados recuperados y ya existentes y se constituye también en un gran calado simulando los tradicionales ubicados en el subsuelo del Casco Antiguo logroñés.

La convivencia entre el patrimonio histórico y las técnicas contemporáneas tienen también un buen ejemplo en la climatización del edificio. El sistema elegido ha sido la geotermia, que a través del uso de la temperatura del agua existente en el subsuelo permite jugar con las necesidades de frío o calor en función de la época del año.
Una especie de regalo al proyecto -así lo calificó el propio arquitecto- fue la aparición ya durante la ejecución de la obra del balcón en esquina que domina la intersección entre Mercaderes y Ruavieja, en pleno trazado del camino de Santiago. Este singular elemento arquitectónico es el único que existe en Logroño y de los pocos que se conservan en España. Jesús Marino Pascual apuntó durante los trabajos de recuperación que "los balcones en esquina son excepcionales porque hay muy pocos en el mundo y porque desde el punto de vista estructural son de una gran complejidad".
Desde el punto de vista de los contenidos las posibilidades del CCR son ilimitadas. Arte, enología, aspectos relacionados con la elaboración, historia, espacios de exposición, divulgativos, zonas de cata, bodega, referidos a la actividad económica, pedagógicos y formativos, cursos, conferencias, investigación, biblioteca, etnología, actividades lúdicas, información turística, todo lo relacionado con el vino, el 'Rioja' y su cultura tiene cabida en el centro.
El proyecto diseñado por Jesús Marino Pascual –galardón de las Bellas Artes de La Rioja- se convierte así en una extraordinaria oportunidad para la ciudad, ya que a su condición de referente en el mundo del vino y, en especial del ‘Rioja’, se añade de su condición de elemento diferenciador desde el punto de vista turístico y un nuevo impulso a la recuperación del Casco Antiguo.
Junio es la fecha elegida para poner en marcha de forma paulatina el Centro de la Cultura del Rioja






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