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{ACTUALIDAD}

Don Juan y Todos los Santos

Una apuesta generó una tradición. El desafío entre don Juan y Don Luis de Mejía y sus consecuencias narradas en verso ha sido representado año tras año coincidiendo con la festividad de Todos los Santos. Una costumbre que había caído en desuso en las últimas décadas, pero que ha comenzado a revivir frente –o mejor dicho, en dura pugna- a las calabazas, los trucos y los tratos.


Teatros, iglesias e incluso cementerios han sido los escenarios sobre los que se ha representado ‘Don Juan Tenorio’ cada noche de Todos los Santos, desde el siglo XIX. Teatro, iglesias y también cementerios vuelven a ser ahora las tablas sobre las que se presenta la obra escrita por José Zorrilla en 1844. Libertinaje, duelos a espada, profanaciones, el Diablo –por supuesto-, el amor imposible, la muerte y unas dosis de ‘más allá’ con personajes que regresan a la vida desde el otro lado, dan cuerpo a la historia del Tenorio. Una obra, la de Zorrilla, que bebe de ‘El burlador de Sevilla’ que ya en 1630 y al parecer de la pluma de Tirso de Molina, contaba las andanzas del mito de Don Juan.


Quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año” y “quién de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas”. Este es el juego que se lanzan Don Juan y Don Luis de Mejía y ese es, un año después, el inicio del Tenorio, cuando ambos vuelven a coincidir en la sevillana Hostería del Laurel, regentada por Cristófano Buttarelli, y comienzan a compartir sus hazañas.

 

DON LUIS:
¡Por Dios que sois hombre extraño!
¿Cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
DON JUAN:
Partid los días del año
entre las que ahí encontráis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas,
y un hora para olvidarlas.

 

El recuento concluye con un nuevo reto. Don Luis incita a su compañero y rival a completar sus laureles con “con una novicia que esté para profesar”. Don Juan acepta y envida más; asegura que también le quitará a su prometida, Doña Ana de Pantoja.
Por casualidad, el comendador Don Gonzalo, padre de Doña Inés, que llevaba en un convento desde la infancia y estaba destinada a casarse con Don Juan, descubre las intenciones de Don Juan y deshace el matrimonio convenido. A partir de este punto, cartas de amor, secuestros pasionales, sobornos, encarcelamientos y reyertas de honor. Disputas en las que Don Juan acaba con la vida de Don Luis y Don Gonzalo, una bala y una estocada.


El relato de Zorrilla retoma la historia cinco años después. Don Juan regresa a Sevilla tras su precipitada huida y visita el panteón donde están enterrados Don Gonzalo y Don Luis, pero también descubre algo que no esperaba la tumba de Doña Inés, que ha muerto de amor. A partir de ahí, la historia es conocida, espectros y muertos que regresan a la vida discutiendo por la condena de Don Juan o su salvación.


‘Don Juan Tenorio’ es la principal tradición española relacionada con la festividad de Todos los Santos. Hubo una época en la que era complicado imaginarse la noche del 31 de octubre sin escuchar los versos “Oh, Don Juan, Don Juan, yo imploro, de tu hidalga condición, o arráncame el corazón, o ámame , porque te adoro”.

Doña Inés:
Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,              
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.              
¡Ah! Callad por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece              
se arde mi corazón.
¡Ah!, me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,              
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,              
un misterioso amuleto
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.              
Tal vez Satán puso en vos:
su vista fascinadora,
su palabra seductora,              
y el amor que negó a Dios.


Pero, ¿Por qué se representa el Tenorio en Todos los Santos? Las teorías, que no son excluyentes, son varias y diversas y apuntan a la relación de la historia de Zorrilla con la muerte, los cementerios, el pecado y la culpa, y los muertos que regresan a la vida. También, y en especial, con el hecho de que el acto final tenga lugar la noche de Todos los Santos.
Y, ¿desde cuándo? Al hablar de fechas, la tradición cojea y no es precisa. Zorrilla estrenó su obra en 1844, pero hay quien aseguró que las representaciones del mito de Don Juan coincidiendo con el Primero de Noviembre se retraen al siglo XVII.


El estilo romántico preside el relato y ahonda en la relación entre la narración y la tradición, lugares sombríos, una historia que se desarrolla con la noche como compañera, el protagonismo de los muertos, las estatuas que cobran vida, conventos, panteones y los sentimientos venciendo a la razón.


Don Juan:
¿Conque hay otra vida más              
y otro mundo que el de aquí?
¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,
lo que no creí jamás?              
¡Fatal verdad que me hiela
la sangre en el corazón!
Verdad que mi perdición              
solamente me revela.

/Javi Muro

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