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{TURISMO / AVENTURA}

Marboré y alegra la vista

El ibón se sitúa a 2.595 metros y desde su terraza permite contemplar la cima de Monte Perdido

El primer día, nada más llegar a los Pirineos, te sientes pequeño. Rodeado de colosos rocosos, todo alrededor parece inalcanzable. Poco a poco, conforme pasan las horas, el entorno te va aceptando, te integra y te adapta a la nueva escala. Es una experiencia que se repite de nuevo, paso a paso, cuando el plan es alcanzar el Ibón de Marboré y disfrutar, quizá, de una de las vistas más espectaculares que ofrece la cordillera pirenáica.

 

Desde la explanada que divide el río Cinca junto al Parador de Pineta, a  1.300 metros de altitud, Marboré tan sólo es una idea aún camuflada tras un muro rocoso. La ascensión, que ya se presume parsimoniosa, da sus primeros pasos a través de la senda que se adentra en el bosque y que discurre paralela al río. A penas medio kilómetro después ya es posible contemplar a lo lejos las cascadas del Cinca y, justo enfrente, a tan sólo unos pasos, la señalización que te invita a elegir hacia donde dirigirás tus pasos: por el Camino Montaspro, dirección a la Cascada del Cinca, al Collado de Añisclo, a la Faja Tormosa o hacia el Balcón de Pineta y el Lago de Marboré.

Poco a poco, siguiendo el estrecho sendero entre helechos, abetos y lirios se llega a un pequeño abrevadero. A partir de allí, la ascensión adquiere paulatinamente porcentajes más exigente. Así es esta ruta fácil pero exigente. Con la mirada puesta en el Balcón de Pineta, la subida permite contemplar la cascada del Cinca que queda a la derecha de la marcha una vez que la superamos alzándonos sobre el primer escalón rocoso del itinerario. Al girar la mirada hacia el punto de inicio, desde allí la panorámica comienza ya a ensancharse y ofrecer el espectáculo del valle y de las cimas cercanas.

 

El camino –ya apenas dibujado sobre la roca- atraviesa un barranco y comienza a empinarse y zigzaguear. Las zetas que dibuja la senda te sitúan cuatro horas después de haber comenzado a andar en la terraza del Balcón de Pineta. Ahí, las vistas  ofrecen uno de los más espectaculares miradores de todo el Pirineo. Desde sus 2.350 metros y junto a la pequeña cruz de hierro es posible contemplar la belleza del valle y del circo de Pineta.
Tan sólo quince minutos después, tras recorrer un último tramo prácticamente llano, alcanzamos el ibón de Marboré. Un lago espectacular situado a 2.595 metros de altitud; un lago que puede bordearse y acercarse a las estribaciones de la brecha de Tucarroya, donde se encuentra un pequeño refugio. Desde ese punto, al igual que desde cualquier ángulo del ibón las vistas son increíbles. La cima de Monte Perdido preside la instantánea, escoltada por el Cilindro. Inmejorable recompensa./Lucas Alcalde

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