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{TENDENCIAS / TENDENCIAS}

'En moda lo atractivo y de tendencia no tiene porque ser injusto'

La diseñadora Ananda Pascual trabaja con comunidades de mujeres marginales

 

La diseñadora Ananda Pascual ha logrado conjugar la moda de tendencia con el comercio justo. Asegura que "no está reñido con el convencional" y recuerda que el comercio justo nace con la premisa de eliminar todas aquellas trabas tan exageras y ese yugo tan fuerte que se le ponía a los productores de los países en vías de desarrollo por parte de los países desarrollados". Para lograrlo se redactó un decálogo: no a la explotación infantil, condiciones laborales dignas, lugares de trabajo iluminados y salubres, el pago del cincuenta por ciento por adelantado para la compra de las materias primas, facilitar su formación, y que se les asegure el acceso a la sanidad. "Una serie de derechos que en nuestro mundo desarrollado están totalmente asumidos". Ananda Pascual ha dado un paso más, lo que denomina la implicación social orporativa, "ya que estas comunidades dan salida laboral a mujeres en estado marginal. El proyecto pone al mismo nivel el tema social y el diseño de moda de tendencia eso lo hace interesante, atractivo y de futuro". Autor/Javi Muro

 

Spoonful.- ¿Cómo te haces diseñadora?

Estudié en el centro superior de Moda de Madrid. Es un centro adscrito a la Universidad Politécnica. Ahí me formé. Luego hice un postgrado en Londres y prácticas en muchos sitios. ¿Qué que me lleva a ser diseñadora?

S.- Si, ¿tienes claro desde el primer momento que tu camino es la moda o diste oportunidad a otras disciplinas relacionadas con le diseño?

Mi primer camino para nada, para nada, era la moda. Es más, estudié Pedagogía en Salamanca. Siempre había tenido muy claro que quería ir hacía la psicología, la educación; quería aportar en la sociedad desde la convicción de que la educación es el germen y la semilla de todo desarrollo. Al mismo tiempo notaba que me estaba faltando una parte de mi desarrollo, que no acababa de estar totalmente satisfecha con lo que hacía. Pedagogía es una carrera muy bonita, pero es una carrera muy teórica. Necesitaba también expresarme por el lado creativo; es algo que he vivido desde siempre en casa, ya que mi padre es arquitecto y tal vez por eso siempre hemos estado con las emociones a flor de piel y con la necesidad de expresarlas. Desde pequeños hemos estado abiertos a la expresión artística. Me apetecía mucho, pero realmente no sabía hacia donde ir

S.- ... y ¿Cómo diste el paso?

Dándole vueltas durante un verano descubrí esta línea de formación; no sabía ni que existía. Es cierto que me había interesado la moda, pero más desde el punto de vista de los grandes modistos que como lo que representa como modo de expresión de uno mismo, de cómo nos expresamos  sin decir una palabra a través del vestido. Para mi siempre había sido un juego, lo hacía a mi manera. Cuando vi esta disciplina es cuando pensé que podía ser una vía. Estuve mirando universidades, informándome. Hace doce años no era algo tan normal como es ahora; hoy en día si que hay mucha gente estudiando moda incluso ya forma parte de las escuelas de arte. Así fue como me embarqué en esta carrera tan diferente a la formación que yo había tenido, pasé de la pedagogía a la expresión artística

S.- ¿Fue fácil el cambio?

El primer año fue tan bonito como duro a la vez; me tuve que poner las pilas con determinadas cosas que las tenía anquilosadas. Disfruté mucho en la carrera; que fue muy dura ya que no es como piensa mucha gente de las carreras artísticas ‘pinta y colorea’. Enseguida vi que era mi línea de desarrollo.


S.- ¿Recuerdas la primera prenda qué diseñaste?

Si, si. Eso fue antes de empezar a estudiar diseño, cuando tenía 16 años o así. Yo las dibujaba y luego le decía a mi abuela, que siempre ha cosido mucho y muy bien, que me ayudara. Me acuerdo perfectamente de una traje de verano que me hizo ella; bueno yo estuve con ella pero realmente  el patrón perfecto lo hizo ella, yo estuve asistiendo un poco.


S.- ¿Cuáles son tus referencias?

Pues de grandes modistos muy poco más allá de las revistas. Algunos muy concretos, que podía ser en España, por ejemplo, Syvilla, que marcó una época muy importante en el diseño, sobre todo en nuestro país. Algunos de mis diseñadores favoritos son Cristóbal Balenciaga y Nicolás Guesquière, que es quien ahora diseña en la casa Balenciaga. Y más como Jil Sander, los  japoneses Yohji Yamamoto y Rei Kawakubo o el belga Rick Owens entre otros. Me ha influido tremendamente la arquitectura porque la he mamado desde pequeña mucho; pasábamos las vacaciones viendo arquitectura. También el tema del color y, en ese sentido, tienen que ver artistas como Mark Rothco. Igualmente, cuando empecé estaba muy enamorada de la obra de Joan Miró, y de la Bauhaus y esa racionalidad en el pensamiento, que tenía que ver con lo que yo pensaba de la pedagogía, la psicología y el desarrollo de las sociedades. La idea relacionada con la funcionalidad de las cosas y de que el arte puede contribuir mucho a la mejora de la vida de las personas. Todo iba uniendo mi faceta de pedagogía con la artística y fue una maravilla descubrir que ambas podían estar unidas, que no por dedicarte al arte tienes que dejar tu parte humanista. Todo lo contrario.


S.- Has trabajado en Loewe, Inditex… ¿se aprende realmente, tanto del proceso, como de los materiales a utilizar, dentro de esas marcas?


Si, si. Muchas veces me preguntan cómo he trabajado en Loewe y en Zara, en Inditex, ¿qué es lo que más me ha marcado? y lo cierto es que son experiencias muy diferentes, muy distintas. Lo bueno es que a mí me han aportado visiones muy diferentes que ahora, para lo que estoy acomentiendo, es muy importante tener una visión global de la moda y de la industria. En Loewe aprendes mucho del proceso, cómo conseguir la excelencia en el producto, los tiempos en el proceso son más lentos porque puedes profundizar mucho más, trabajando con materiales de altísima calidad y ves las enormes posibilidades que ofrecen este tipo de tejidos y las opciones de costura, de experimentar con un tipo de tinte. Entonces fue genial. En Zara aprendes agilidad, que también es necesaria en el diseñador. En este caso no se profundiza en los diseños; no hay tiempo. Para el diseñador es duro y quema mucho porque no puedes desarrollarte como tal, pero aprendes otras cosas como es estar constantemente filtrando las tendencias, estar muy atento a lo que está demandando el público de la calle y tener que dar una respuesta muy rápida. No es una experiencia tan grande en diseño, pero si muy resolutiva y de trabajo con las fábricas y proveedores. Fue una gran suerte estar en esas dos empresas tan fuertes.

S.- Pero tu has dado un paso más, un paso novedoso demostrando que la moda no está reñida con el comercio justo...

Ese era un objetivo que yo tenía hace mucho porque antes de empezar en Loewe o en Inditex, mis primeros pasos fueron como voluntaria, mientras estaba estudiando, en una ONG que se llama ‘Diseño para el Desarrollo’. Esa labor que pude hacer en esta ONG fue la que me ha marcado de por vida. Yo empecé en un proyecto en la India, que es con quienes seguimos trabajando a día de hoy. Ese proyecto salió tan bien que nos llamaron para otros proyectos en Nepal, Camboya, Brasil y Kenia, y yo acudía en los veranos junto con otros compañeros. Un mes trabajábamos en España y otro mes allí. Estas iniciativa tenían como objetivo resolver una situación que se generaba constantemente: las producciones de estas comunidades se vendían a través de la red de comercio justo, pero había dificutades para orientar el producto hacia el consumidor de occidente y poder mantener así los puestos de las mujeres que trabajaban en los programas.

 

S.- ¿Cómo se desarrollaba el trabajo? ¿Cómo evolucionó hasta lo que es hoy?

Siempre se trabaja con grupos de mujeres en condiciones marginales de vida. Aquel primer viaje fue para mi increíble. Esa sensación de que tu profesión es muy útil y que estás viendo como repercute en las comunidades locales; fue un antes y un después. Para mi fue también unir aquella pedagogía con la moda; un vícnculo muy directo que me pareció precioso. Estuve así cinco años, pero sentí también que necesitaba terminar de formarme profesionalmente y que si quería seguir trabajando con esta gente tenía que dar lo mejor de mí y que conseguirlo era imposible si no tenía una formación en la industria de la moda; saber cómo se hace desde dentro para poder ir profesionalizando estos proyectos. Ese fue mi objetivo. Teníamos que seguir; el comercio justo se queda relegado a una serie de tiendas que están muy bien para un público muy concreto, pero el trabajo que hacen estas mujeres y estas organizaciones puede competir con cualquier otro, simplemente hay que comunicarlo como moda, tiene que ser un producto más actual y se puede vender igual y en más sitios, se transciende la barrera del comercio justo. Ese era mi objetivo, pensaba que tenía mucho que aprender y por eso estuve en Loewe y en Inditex y después me dije: "ahora creo que ya estoy preparada para acometer este proyecto. Vamos a hacerlo".


S.- ¿Pero la moda es atracción, tiene que gustar, no? … tiene que enganchar…

Si, es clave. Ese era el gran reto porque hasta ahora las producciones dirigidas al comercio justo se quedaban para un público muy concreto en España y la moda de tendencia tenía un espacio diferente. Nuestro reto era unir dos cosas que hasta ahora eran antagónicas. Nosotros creemos que la producción ética no tiene que estar reñida con el diseño, son dos cosas que van de la mano, muy unidas. El diseño es siempre aportar más al usuario y esto es una de las partes… aportas al usuario, aportas al productor; es cerrar el círculo y que funcione el engranaje de una comunidad. Ese era el reto y era difícil porque en España no había mucho crédito para estas iniciativas, ahora empieza a creerse más. Teníamos el reto de hacer ropa con sus tejidos y con sus habilidades, pero que fuera atractiva, que fuera de tendencia, que fuera para un uso del día a día, que la gente se la pueda poner y que si compra y la gusta, pues repita, que no compre por pena o solidaridad como pasaba hasta ahora.
S.- Parece que la moda siempre la relacionamos con el lujo o con cierto glamour…¿El choque habrá sido complicado?

Ha sido complicado crear el proyecto. Por un lado desde el punto de vista de la financiación, ya que los proyectos de comercio justo implican, por ejemplo, adelantar el cincuenta por ciento a los proveedores, algo que un banco no entiende. Está la dificultad de que entendieran que este proyecto era viable y también, hacer entender que el comercio justo no está reñido con la moda de tendencia. Teníamos que crear un producto que se expresase como atractivo y de tendencia… lo trendy no tiene porque ser injusto.


S.- Dentro de esa falta de entendimiento supongo que está la idea generalizada que existe de la moda ¿Qué opinión te merecen las pasarelas?  A veces son auténticos espectáculos, shows… ¿presentan realmente la moda que se verá en la calle?

No, generalmente un desfile, sobre todo de las grandes firmas, es un espectáculo, un show de comunicación de la capacidad que tiene la firma. Luego se adaptan esas colecciones a la clienta final. De hecho, eventos de alta costura quedan muy pocos en el mundo, antes había más. Muchas de las marcas famosas, por ejemplo de Dior conocemos sus desfiles por John Galliano, pero luego de esos vestido que aparecen en la pasarela casi ninguno se vende o ninguno. Esas marcas lo que más venden después son los complementos, las gafas de sol, los pañuelos, los bolsos, los zapatos, algo de ropa también, pero se queda más en la otra parte, en los accesorios o, incluso, cosméticos. Pero con esa llamada de atención de los desfiles espectáculo consiguen que el público esté muy deseoso de tener algo de la marca.

 


 

 

S.- ¿Cómo se puede adquirir una prenda de Ananda Pascual?

Tenemos tienda on line y varias tiendas que venden nuestros productos. El criterio de la tienda on line es el tradicional. Eliges, pagas con tarjeta o contra reembolso y la prenda te llega a casa en dos días o incluso en uno. La devolución es gratuita por otra talla.


S.-Has hablado de la importancia de la calidad y del atractivo de los diseños, pero también es un valor añadido el hecho de que se trate de producciones reducidas, ¿no?

Si, exactamente. El cliente no va a encontrar muchas prendas iguales. Nuestras producciones son pequeñas. Son comunidades de trabajo pequeñas que dan salida laboral a mujeres en situación marginal. Ahora trabajamos con grupos sociales en Bombay, Perú y Camboya. En el comercio justo una de las premisas esenciales es el respeto de los tiempos; es decir, no se puede presionar al trabajador más allá del horario normal –bueno, apunta, debiera ser una premisa en todos los sitios-, así que por tiempos y cantidades estamos muy limitados. Si queremos producir más tenemos que dar un tiempo mucho mayor de producción. El hecho de que sean producciones limitadas les concede un rasgo de cierta exclusividad, no elitista pero si de originalidad. Son prendas con ese valor añadido.


S.- ¿El diseño es el impulso que faltaba para que la producción tuviera futuro?

Si es la clave. No nos podemos olvidar que la moda es la expresión de uno mismo al vestir. La moda va a ser siempre un poco de deseo y hay que contemplar esa parte.

 

S.- Cómo es el proceso creativo? Cómo se hacen las creaciones los diseños?

La moda es un reflejo social, el creativo al final, está filtrando los imputs de su mundo. Todo lo que acontece en nuestra sociedad nos influye y lo que hacemos es nuestra representación de ese acontecer diario. A mi me influye todo y tengo una manera concreta de expresarlo, en mis diseños destaca la comodidad, prendas limpias, algunas desestructuradas, inspiradas en los diseñadores japoneses; o en los diseñadores belgas, que se expresan, algo que me gusta, con colores neutros, negros, marrones, visones… Para mi, como comentaba antes, el color es muy importante. El color es una faceta fundamental que la luz nos ofrece a todos. También, a la hora de desarrollar un producto hay que tener muy en cuenta el material con el que se va a trabajar, cuando conoces a la proveedores ya sabes que ellos manejan mejor unos tejidos que otros y tienen unas habilidades concretas; eso marca mucho el diseño. La respuesta de la alpaca baby de Perú nada tiene que ver con el nylon reciclado de Camboya.


S.-Un proyecto como el tuyo implicará una gran dedicación, meter muchas horas...

Es un disfrute estar dándole vueltas, por ejemplo, al uso de un pantalón, cómo va a ser, cómo se lo van a poner. Una cosa que me inspira mucho es toda la aportación del mundo deportivo… tejidos, patronajes, para hacer ropa de uso diario, pero desde la aportación del mundo deportivo. Hay un gran desarrollo en tejidos que está evolucionando el mundo de la moda y dedicas tiempo a investigar, a dibujar, te faltan horas. Cuando uno fluye el tiempo se para.


S.- ¿Cómo definirías el momento que está viviendo la moda en España?

La moda está sufriendo grandes transformaciones. En muchos casos lo que se hacía hasta ahora ya no vale. Estamos viviendo un momento de cambio general en el mundo y las sociedades. Hay empresas que lamentablemente están cerrando, pero también hay proyectos nuevos más pequeños que empiezan. Los modistos importantes españoles también están en una situación complicada y hay algunas empresas, como Inditex, que van a más, a más, a más. Creo que hay empresas que lo están haciendo muy mal abusando de su capacidad de negociación con proveedores, exprimiendo mucho y es lamentable. Hay otras, por el contrario, que lo están haciendo muy bien, que se están abriendo y viendo nuevas vías. Un buen ejemplo es la feria que dentro de poco se celebrará en Barcelona. La situación es bastante diversa. Hay artesanos que están cerrando porque no hay quien pague esa artesanía. Es un poco lo que está pasando en todos los campos.

S.- ¿Para cuando tienda en Logroño?

En Logroño hay prendas nuestras ya en dos tiendas, en ‘Habemus’ y ‘Have fun’.

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