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{TURISMO / TURISMO}

Como las vacas al tren

Así miraban algunos a lo que estaba sucediendo delante de sus narices. Esta idea del estado de la no-acción que podría aplicarse a muchos de los aspectos socio-económicos de nuestra vida cotidiana, está también presente, y en no pocas ocasiones, en el sector de la oferta turística de nuestro país. Afortunadamente cada vez en menor proporción, a pesar de que queda todavía  mucho camino por recorrer.

 

Siempre existirán en la sociedad individuos y colectivos que lideren y sean las locomotoras del cambio, desarrollando proyectos innovadores, de calidad y con el foco puesto sobre el cliente. Sin embargo asistimos a una situación mayoritaria en la que el único esfuerzo que parece observarse por parte de los diferentes agentes es la mera escucha a los organismos públicos o privados que tienen algo que aportar en relación a las decisiones estratégicas.

 

Se debaten los sistemas a implantar, las mejoras a realizar o se critican las decisiones tomadas, muchas veces sin tener la información completa. O, frecuentemente, se trasladan las responsabilidades de manera sistemática sobre los órganos institucionales, sin tener en cuenta que los pasos verdaderamente importantes están en manos de todos y cada uno de los agentes implicados. Públicos, desde luego, pero sobre todo privados. 

 

Sin autoexamen, sin conciencia, sin dedicación, sin colaboración e inversión de recursos nunca existirá un desarrollo y un avance importante en el turismo. Ni en la calidad del producto ni en su comercialización  ni en su promoción. Y, consecuentemente, nunca se  incrementará el retorno económico. Sin actitud no hay mejora posible.

 

¿Qué queda de todos esos foros en los que discutimos?. ¿Se concibe verdaderamente el turismo como una industria o como algo sobrevenido? ¿Qué ocurre con esos recursos puestos en valor para su uso turístico y que acaban siendo abandonados por no haber planificado su mantenimiento? ¿Qué queda de esas miles de formaciones, recomendaciones, orientaciones y sugerencias de mejora ofrecidas por diferentes personas especialistas? ¿Nos hemos molestado en profundizar sobre esas materias? ¿Hemos aplicado alguna idea a nuestra empresa turística?. ¿Colaboramos con otros agentes turísticos para reforzar nuestro destino y así hacernos todos más  competitivos? ¿Sirve de algo?.

 

Tantas preguntas a las que no sé si sabemos responder con pensamiento crítico. En muchas ocasiones sólo manejamos un binomio de acción-reacción, ante una necesidad inmediata. Muy pocas veces somos verdaderamente proactivos para mejorar la cadena de valor del sector turístico. Y a la larga, todos perdemos con esa actitud. 

 

Se necesita pensar para planificar y organizar. Es imprescindible gestionar los recursos y los productos turísticos adecuadamente. Y, por supuesto, no se puede olvidar  el seguimiento a los clientes. Ellos son los prescriptores de nuestras marcas individuales, pero también lo son de nuestro destino. Y no nos engañemos, es necesario  trabajar  colaborativamente en esa línea. Nunca existiremos en la mente de ningún turista si nuestro destino no lo está.  Si lo conseguimos, todos ganamos.

 

Así que ciertamente, ¿estamos preparados para trabajar dando un paso más allá o estamos acomodados y preferimos vivir una vida plácida como las vacas mirando al tren?./Carmen Bengoechea 'Soluciones Turísticas'

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